La pregunta ¿qué es el dinero? es probablemente la más
enigmática de toda la ciencia económica, e incluso de la sociedad misma.
Todas las escuelas de pensamiento económico han intentado dar una
respuesta, y nunca se ha llegado a un consenso. Por otra parte, todos
los ciudadanos perciben como algo fundamental dar respuesta a ese enigma
para poder entender cómo funciona el mundo. Y es que desde nuestra
observación cotidiana sabemos que el dinero es poder, pues cuanto más
tienes más controlas, y que el dinero es sobre todo lo que nos permite
vivir con menos preocupaciones respecto al presente y futuro material.
Tanto es así que por internet corren como la pólvora documentales que
tratan de abrirse camino entre los interrogantes más fundamentales de la
economía y, con mayor o menor éxito y rigor, van moldeando el
pensamiento económico de los ciudadanos. Con esta entrada mi intención
es contribuir, humildemente, a aclarar algunos elementos que pueden
ayudarnos a encontrar esa respuesta y, sobre todo, a comprender cómo
funciona el mundo hoy. Porque ese es el paso previo, como dijo un
maestro del pensamiento, para transformarlo. La explicación es rigurosa
pero no a efectos académicos sino de divulgación. Es decir, el mundo de
los pequeños matices queda abandonado.
El dinero visto por los economistas convencionales
Para los economistas convencionales (educados en la teoría económica
neoclásica) el dinero no es más que un elemento de intermediación. Para
ellos la economía moderna tiene las mismas características que la
economía de hace doscientos años o que una economía imaginaria. El
dinero, desde este punto de vista, sería un elemento que ayuda a
abaratar el costoso proceso del trueque. Se parte de un modelo de
sociedad precapitalista, por ejemplo de cazadores-recolectores, en el
que los propietarios de ovejas intercambian algunas de ellas por otros
productos, por ejemplo caballos, que se necesiten. Para evitar el
costoso proceso de llevar las ovejas a un punto determinado, y desde
allí traerse los caballos, se establece un bien nuevo llamado dinero. El
dinero funcionaría como simple intermediario en un intercambio. Hasta
aquí es fácil de imaginar qué es el dinero, dado que corresponde con la
visión convencional o de “sentido común”.
Para que los economistas convencionales pudieran usar al dinero en
sus análisis económicos se refirieron al concepto dinero como variable
exógena, es decir, como una variable que se introduce después de sentar
las bases del modelo. Lo que los economistas convencionales dicen es que
el dinero es neutral y no importa si se introduce antes o después en el
análisis. Para ellos la cantidad de dinero que haya en circulación en
una economía está determinada de forma exógena, esto es, por algún
agente externo como puede ser el banco central.
De esta concepción del dinero se sacan dos conclusiones importantes.
La primera, que el banco central puede imprimir o no dinero, y así hay
más o menos. Si se complementa con la llamada teoría cuantitativa del
dinero se puede decir que cuanto más se imprima más inflación puede
generarse. La segunda y más importante, que para generar actividad
económica (inversión) es necesario ahorrar previamente. Esta es la
concepción vulgar del ahorro y la inversión, y que se repite una y otra
vez. Hay que ahorrar para poder crecer. Sin embargo, esta cuestión no es
tan sencilla como parece y como veremos a continuación.
El sistema evoluciona y los bancos también
Los bancos son el elemento pivote del sistema capitalista. Los bancos
recogen dinero de los agentes económicos (familias, empresas y Estados)
y lo prestan de nuevo a los mismos agentes. En la etapa inicial del
capitalismo el sistema estaba repleto de pequeños bancos que hacían
perfectamente esta función de mera intermediación. Bajo este sistema si
un banco quería prestar dinero para financiar la inversión, antes tenía
que encontrar dinero de otro agente. Pero más adelante el sistema
financiero va evolucionando, los bancos van concentrándose y adquiriendo
funciones nuevas. Y es que el sistema es dinámico y cambia
históricamente.
En el origen del dinero toda moneda está construida, o respaldada,
por algún metal (oro o plata, por ejemplo). Así, el valor del dinero
depende de la cantidad de moneda que contiene o respalda. Más adelante, y
como respuesta a que los Estados trucaban la cantidad de metal en cada
moneda, el dinero se hace fiduciario porque ya no depende en modo alguno
de la cantidad de metal que hay en una economía. Este dinero vale,
sencillamente, lo que el Estado dice que vale y lo que los ciudadanos
aceptan que vale. No hay ninguna lógica económica detrás del valor del
dinero fiduciario, sino única y exclusivamente confianza. Por eso el dinero es en sí mismo una institución social.
La cuestión fundamental es que en el capitalismo más avanzado los
bancos también pueden crear dinero. Ese dinero, a diferencia del dinero
respaldado por un bien como el oro (llamado dinero metálico) o por la
confianza de la ciudadanía (llamado dinero fiduciario), es creado por la
demanda de dinero (se llama dinero crediticio). En estas circunstancias
la relación ahorro-inversión cambia y ahora es la inversión la que
genera el ahorro.
Cómo funciona un banco moderno
En la actualidad los bancos recogen fondos de los agentes económicos,
pero también prestan a otros agentes. Por el sistema de reserva
fraccionaria, que implica que los bancos sólo tienen la obligación de
mantener algo así como un 2% del dinero que se les presta a ellos, los
bancos pueden crear dinero. Un ejemplo sencillo. Cuando yo meto dinero
en el banco, el banco presta el 98% de ese dinero a otro agente (una
empresa, familia o al Estado). Si quiero sacar mi dinero del banco…
obviamente no estará disponible, porque está prestado. Pero el banco lo
que hará será devolverme el dinero de otra persona o empresa que haya
dejado su dinero en el banco también y que no lo quiera sacar por el
momento. El sistema funciona, por lo tanto, porque no todo el mundo saca
el dinero a la vez. O, dicho de otra forma, el sistema es insolvente
por naturaleza.
Esta descripción previa nos puede servir para aclarar cómo funciona
un agente económico en términos contables. Como para todo agente, hay un
activo y un pasivo en el balance contable. El activo es lo que tenemos,
y el pasivo lo que debemos. Cuando somos un banco, los depósitos (el
dinero que los clientes tienen en el banco) son parte del pasivo (porque
los tenemos que devolver tarde o temprano), y los préstamos que hace el
banco van al activo (porque al banco le pertenece el flujo de dinero
que genera el préstamo). De forma inversa, los préstamos que reciben los
bancos van al pasivo (porque lo debemos como banco, y hay que
devolverlo) y los depósitos que tenemos en otros bancos van al activo
(porque son nuestros).
Como el sistema se ha hecho más grande y global, ya prácticamente
todas las transacciones son simples anotaciones contables y no hay
necesidad de transportar monedas y billetes de un lado a otro. Dado que
hay pocos bancos y todos están interrelacionados, cuando un banco presta
dinero está generado un activo y un pasivo a la vez. Es decir, cuando
un banco presta dinero a una empresa apunta en su balance un activo
financiero (el préstamo que vamos a cobrar) pero también apunta un
pasivo del mismo valor (el dinero que la empresa tiene como depósito en
el banco).
Para entenderlo imaginemos la relación entre un banco A y una empresa
B. El banco A llama a la puerta de la empresa B y le ofrece un crédito
para su actividad económica. La empresa B decide aceptar y entonces
firma el crédito. En ese momento el banco A apunta en su activo un
crédito (que generará ingresos) y apuntará en su pasivo un depósito
(porque es dinero de la empresa). En realidad, el banco ha creado dinero
de la nada pero financiará la actividad productiva. Esto podría pasar
con un sólo banco o con el sistema bancario en su conjunto (pensemos que
los bancos tienen cuentas en otros bancos y también con los bancos
centrales directamente).
La deuda crea rentas y sin crédito no hay crecimiento
La conclusión es que los bancos crean dinero y además ese dinero
puede estimular la actividad productiva. Es decir, cuando un banco hace
un préstamo a una empresa también está generando rentas. Esas rentas
serán salarios para trabajadores, y ese salario será lo que compre los
productos de otras empresas. Al comprar productos de otras empresas,
éstas tendrán beneficios y podrán devolver los préstamos contraídos. Hay
que ver el sistema como un circuito. Schumpeter decía que el crédito
“crea poder de compra con el propósito de transferirlo al empresario”, y
entendía algo que ahora se dice tanto: sin crédito no hay crecimiento.
Este hecho tiene implicaciones claves para la teoría económica. La
primera, que el dinero no es neutral y que tiene que ser entendido como
variable endógena y no como variable exógena. El dinero lo crean los
bancos buscando nuevos espacios de negocio y porque las empresas buscan
financiarse. El sistema puede quebrar cuando esas rentas se desvían
hacia pura especulación financiera (esto lo han estudiado muy bien los
economistas neomarxistas) o porque los procesos de inversión fracasan y
se produce un efecto dominó (la hipótesis de la fragilidad financiera de
Minsky va en esta línea).
En definitiva, el dinero es un elemento que visto como deuda puede
catalizar la producción y la generación de rentas en el capitalismo
moderno. Pero en última instancia el dinero es una institución social
que depende de la confianza que se tenga en él, mientras que
simultáneamente otorga un poder social y económico descomunal a quien lo
crea: bancos centrales, bancos privados y recientemente grandes
empresas (que crean dinero financiero). Por cierto, ninguna de estas
instituciones es pública y democrática.
Alberto Garzón Espinosa
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