jueves, 15 de diciembre de 2011

La deuda que sí es el problema…

Dicen los analistas estos días que “Merkozy” se equivoca al pensar que la crisis viene provocada por el endeudamiento público y que, por consiguiente, sólo la austeridad puede sacarnos de ella [1] [2].
Pero, ¿se equivoca realmente “Merkozy”…?

Si “Merkozy” se refiere a la crisis del Euro, sí se equivocaría, de pleno, porque tras esa crisis no debemos buscar la causa del déficit ni de la deuda financiera pública.

Si el déficit financiero público fuera la causa, lo lógico sería que los países con mayores déficits fiscales entre 1999 y 2007 (es decir, en el período antes de la crisis), fueran los que en la actualidad atravesaran mayores penurias. Sin embargo, tal como se muestra en la Tabla 1, Bélgica, Portugal, Irlanda y España estuvieron siempre por debajo del 3% que ahora se quiere constitucionalizar y sobre el cual se quiere imponer un severo régimen de sanciones. Este criterio es falaz, no sólo porque es evidente que algunos de los países que lo cumplieron han sufrido lo peor de la crisis, sino porque Alemania, Austria y Francia también lo incumplieron y no han padecido la crisis financiera en la misma medida.


De forma similar ocurre con el criterio de deuda sobre el PIB que se muestra en la Tabla 1. Según este criterio, hubiéramos podido predecir los problemas de Grecia, Italia, Bélgica y Portugal, pero sorprendentemente, de nuevo, Alemania, Austria y Francia, los países más profundamente incumplidores no han padecido la vorágine de la crisis financiera experimentada por los estados periféricos; y España, ¡oh!, fue un gran cumplidor de este criterio en todos los años.

Pero, entonces, ¿por qué Alemania, Austria y Francia siguen creciendo, aunque débilmente, mientras los periféricos, los denominados PIIGS se encuentran en la frontera de la recesión o ya en ella?

La respuesta es sencilla, porque la crisis del Euro obedece en realidad a los desequilibrios estructurales entre los estados miembros, desequilibrios que pueden observarse en sus Balanzas de Pagos, tal como se muestra en el Gráfico 1. Los países que arrojan un resultado más negativo son: Estonia, Portugal, Grecia, España, Irlanda e Italia. Cuando observamos este indicador, todos los países encajan perfectamente en el patrón de la crisis del Euro, porque para que unos países tengan superávit, otros tienen que tener déficit; es la implacable ley económica del Debe y el Haber.

Como explica muy lúcidamente Alberto Garzón [3]…
Mirando la balanza comercial de cada país podemos comprobar cómo los países con menor competitividad (como España) han tenido un déficit comercial peligrosísimo, mientras que países con mayor competitividad han tenido superávit. Que Alemania siga creciendo, aunque débilmente, y España esté en la frontera de la recesión se explica por el modelo de crecimiento que cada país mantiene. Mientras Alemania ha crecido en las últimas décadas gracias a un modelo de exportación, ayudado por su mayor competitividad, España ha crecido propulsando su demanda interna vía crédito.
España [y el resto de periféricos] ha tenido más importaciones que exportaciones, y ha financiado esa diferencia a través de la cuenta financiera. Dicho de otra forma, España ha crecido gracias a su burbuja inmobiliaria, pero ésta no podría haber sido posible si los bancos no hubieran obtenido dinero desde el exterior para financiar todos los créditos inmobiliarios. Y ese dinero lo han obtenido los bancos de los mercados financieros internacionales, muy especialmente a través de la emisión de productos titulizados.
Es decir, el consumo interno español (componente del crecimiento económico) se ha sustentado no en altos salarios (que han sido en realidad cada vez menores) sino en el crédito financiero. Pero ese crédito ha sido posible porque los propios bancos han pedido prestado ese dinero en el exterior. Ese esquema es el que refleja el gráfico anterior, con una cuenta corriente deficitaria.
Por contraposición, Alemania ha crecido porque ha exportado más de lo que ha importado. Estamos ante una relación centro-periferia en Europa que se parece mucho a la establecida entre Estados Unidos y China. Alemania exporta más, pero porque hay países que pueden comprar lo que vende. Y esos son países como España, Italia o Grecia. Y para ayudarles, Alemania y los países centrales de Europa han financiado esas mismas compras. Son polos opuestos que se necesitan mutuamente.

¿Qué significa todo esto? Que la austeridad no es el problema, ni tampoco la solución, sino muy probablemente, algo que agravará la crisis. Un diseño defectuoso de la Unión Monetaria nos ha llevado hasta aquí: ahora, en lugar de corregir el error que causó esta crisis vamos a intentar enmascarar los síntomas que nos alertaban de la verdadera enfermedad [2].

Pero entonces, ¿realmente se equivoca “Merkozy”?, permitidme que insista en la cuestión… Si la solución “técnica” que desde el poder político se impone es a todas luces equivocada, como parece, ¿por qué entonces esta obstinación, medida tras medida y acuerdo tras acuerdo, en seguir por un camino equivocado…?

De nuevo, la respuesta es sencilla: porque no nos gobierna el poder político, nos gobierna el poder del dinero, el poder financiero.

En su actual deriva neoliberal, el sistema capitalista ha alterado el equilibrio de poder conseguido durante los dos últimos siglos para herir de muerte a la democracia en el último bastión donde se había hecho fuerte: Europa.

Lo que estamos contemplando es la Pirámide Invertida del Poder, tal como se muestra en la Figura 1 [4]. En palabras de Ignacio Ramonet… [5]
Está claro que no existe, en el seno de la Unión Europea, ninguna voluntad política de plantarle cara a los mercados y resolver la crisis. Hasta ahora se había atribuido la lamentable actuación de los dirigentes europeos a su desmesurada incompetencia. Pero esta explicación (justa) no basta, sobre todo después de los recientes “golpes de Estado financieros” que han puesto fin, en Grecia y en Italia, a cierta concepción de la democracia. Es obvio que no se trata sólo de mediocridad y de incompetencia, sino de complicidad activa con los mercados.
¿A qué llamamos “mercados”? A ese conjunto de bancos de inversión, compañías de seguros, fondos de pensión y fondos especulativos (hedge funds) que compran y venden esencialmente cuatro tipos de activos: divisas, acciones, bonos de los Estados y productos derivados.
Para tener una idea de su colosal fuerza basta comparar dos cifras: cada año, la economía real (empresas de bienes y de servicios) crea, en todo el mundo, una riqueza (PIB) estimada en unos 45 billones de euros. Mientras que, en el mismo tiempo, a escala planetaria, en la esfera financiera, los “mercados” mueven capitales por un valor de 3.450 billones de euros. O sea, setenta y cinco veces lo que produce la economía real…
Consecuencia: ninguna economía nacional, por poderosa que sea (Italia es la octava economía mundial), puede resistir los asaltos de los mercados cuando éstos deciden atacarla de forma coordinada, como lo están haciendo desde hace más de un año contra los países europeos despectivamente calificados de PIIGS (cerdos, en inglés): Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España.
Lo peor es que, contrariamente a lo que podría pensarse, esos “mercados” no son únicamente fuerzas exóticas venidas de algún horizonte lejano a agredir nuestras gentiles economías locales. No. En su mayoría, los “atacantes” son nuestros propios bancos europeos (esos mismos que, con nuestro dinero, los Estados de la UE salvaron en 2008). Para decirlo de otra manera, no son sólo fondos estadounidenses, chinos, japoneses o árabes los que están atacando masivamente a algunos países de la zona euro.
Se trata, esencialmente, de una agresión desde dentro, venida del interior. Dirigida por los propios bancos europeos, las compañías europeas de seguros, los fondos especulativos europeos, los fondos europeos de pensiones, los establecimientos financieros europeos que administran los ahorros de los europeos. Ellos son quienes poseen la parte principal de la deuda soberana europea. Y quienes, para defender –en teoría– los intereses de sus clientes, especulan y hacen aumentar los tipos de interés que pagan los Estados por endeudarse, hasta llevar a varios de éstos (Irlanda, Portugal, Grecia) al borde de la quiebra. Con el consiguiente castigo para los ciudadanos que deben soportar las medidas de austeridad y los brutales ajustes decididos por los gobiernos europeos para calmar a los “mercados” buitres, o sea a sus propios bancos…


En esta mano, falta por dilucidar si esta podrida urdimbre se impondrá causando la deflación y la pobreza de los pueblos de la Unión, como opinan algunos analistas [6]; o si el póker de alto riesgo desembocará en una trampa insalvable que lleve a la fractura de la unión monetaria, al corralito y a una espiral inflacionista y devaluatoria [7] [8], también a la pobreza de los pueblos, como postulan otros observadores [9].

En cualquier caso, es poco probable que los tecnócratas de esta “era post-política” consigan resolver la crisis financiera (si su solución fuese técnica, ya se habría resuelto). ¿Qué pasará cuando los ciudadanos europeos constaten que sus sacrificios son vanos y que la recesión se prolonga? ¿Qué niveles de violencia alcanzará la protesta? ¿Cómo se mantendrá el orden en la economía, en las mentes y en las calles? ¿Se establecerá una triple alianza entre el poder económico, el poder mediático y el poder militar? ¿Se convertirán las democracias europeas en “democracias autoritarias”? [5]

Pero la partida continuará, porque hemos pasado de vivir de las rentas de la Tierra a vivir de su capital. Lógicamente esta situación no puede durar indefinidamente, y de alguna manera el efecto Séneca [10] refleja la necesidad de saldar la inconmensurable deuda que hemos acumulado, la deuda que sí es el verdadero problema. Porque de nuevo se trata de un problema de deuda: hemos tomando prestado del futuro para vivir mejor el presente, sin importarnos cargar las consecuencias sobre las generaciones futuras. La misma lógica de la burbuja financiera pero sobre una escala temporal mayor. Por tanto, el déficit ecológico es la versión en el mundo de los recursos del problema de la deuda, y el efecto Séneca viene a ser el defaulting sobre la deuda ecológica [11].

Por supuesto las cosas no tienen por qué tomar el peor curso posible, pero lo que sí está claro, tal como evidencia el efecto Séneca, es que cuando más tardemos en ponernos manos a la obra, menos recursos tendremos y más nos costará. El cortoplacismo explica por qué estos temas no son tomados en consideración, ya que el objetivo es crecer a toda costa aún cuando despilfarremos, tal como se ha puesto en evidencia en la reciente Cumbre del Cambio climático de Durban [12]. Pero si contabilizásemos correctamente los costes futuros se vería que preservar el medio ambiente y combatir las externalidades es, en realidad, un buen negocio, incluso desde el punto de vista financiero, ya que ahorra costes futuros, que no sólo serán crecientes en absoluto, sino que lo serán mucho más relativos a unos PIBs que no pueden crecer sino caer, ya que esta crisis no acabará nunca…

El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de las judías, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de las medicinas, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales”.
Bertolt Brecht -

Referencias:
[1] Wolf, M. (2011): “Merkozy fail to save the eurozone”, Financial Times.
[2] Torreblanca, J. I. (2011): “Merkozy se equivoca”, Café Steiner, ElPais.com (http://blogs.elpais.com/cafe-steiner/2011/12/merkozy-se-equivoca.html, Acceso, 12/12/11)
[3] Garzón, A. (2011): “La verdadera crisis de Europa y la única solución posible”, Pijus Economicus (http://www.agarzon.net/?p=1224, Acceso 12/12/11).
[4] Assemblea Social de Catalunya (2011): Guía Abreviada de la Crisis Mundial y sus Efectos en la Deuda Española. Desenmascarar el neoliberalismo: desde las voces críticas a la acción (http://www.redconvergenciasocial.org/docs/neoliberalismo.pdf, Acceso 12/12/11).
[5] Ramonet, I. (2011): “La gran regresión”, Le Monde diplomatique en español (http://www.monde-diplomatique.es/?url=editorial%2F0000856412872168186811102294251000%2Feditorial%2F%3Farticulo%3D1f197f01-9a45-4451-81b0-4ffe3a916e07, Acceso 12/12/11).
[6] Auerback, M. (2011): “¿Tendrá que correr sangre en las calles? Una guía para orientarse en el laberinto económico de la actual crisis del euro”, SinPermiso (http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=4613, Acceso 12/ 12/11).
[7] Rebossio, A. (2011): “En el espejo del ‘corralito’ argentino. Buenos Aires recuerda el décimo aniversario de una historia de ajustes y depresión”, ElPais.com (http://www.elpais.com/articulo/economia/global/espejo/corralito/argentino/elpepueconeg/20111127elpnegeco_1/Tes, Acceso 12/12/11).
[8] Medina, A. R. (2011): “Diez años del ‘corralito’: ¿Es posible en España?”, lainformacion.com (http://noticias.lainformacion.com/economia-negocios-y-finanzas/instituciones-economicas-internacionales/diez-anos-del-corralito-es-posible-en-espana_sspLgBawPGaEQDyf4NsRF7/, Acceso 12/12/11).
[9] Durden, T. (2011): “Swiss, Germans Set To Unleash Capital Controls As European Companies Prepare For Euro End”, Zero Hedge (http://www.zerohedge.com/news/swiss-germans-set-unleash-capital-controls-european-companies-prepare-euro-end, Acceso 12/12/11).
[10] Bardi, U. (2011): “The Seneca effect: why decline is faster than growth”, Cassandra’s legacy (http://cassandralegacy.blogspot.com/2011/08/seneca-effect-origins-of-collapse.html, (Acceso 12/12/11).
[11] AMT (2011): “Saldando cuentas con la Naturaleza”, The Oil Crash (http://crashoil.blogspot.com/2011/11/saldando-cuentas-con-la-naturaleza.html, Acceso 12/12/11).
[12] Chomsky, N. (2011): “Marchando hacia el precipicio”, La Jornada (http://www.jornada.unam.mx/2011/12/10/opinion/022a1mun, Acceso 12/12/11).

Jokin Zabal – ATTAC País Valencià

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