jueves, 13 de diciembre de 2007

Attac España reitera su rechazo a la actuación de los bancos centrales en la crisis financiera

Nuevo comunicado de ATTAC España denunciando la decisión de los bancos centrales de poner 60.000 millones de dólares a disposición de la banca estadounidense y europea, para ayudarla a superar la crisis financiera y posibilitar que siga especulando con sus fondos.

En septiembre pasado ATTAC España emitió un comunicado en el que se denunciaba la falta de información y de transparencia de los poderes públicos, y especialmente de las instituciones financieras, para analizar con rigor la naturaleza y las causas de la crisis financiera, y se prevenía a la ciudadanía que el desinflamiento paulatino de la burbuja especulativa inmobiliaria, estaba ya produciendo crisis en las empresas, disminución de la actividad económica y un aumento del desempleo que iba a ir a más en los próximos meses.

En ese comunicado ATTAC señalaba la irresponsabilidad de los bancos centrales al continuar aplicando una política monetaria que sólo favorece a las rentas más altas y a los propietarios de recursos (...) y ofreciendo cientos de miles de millones de dólares con extraordinaria generosidad a los bancos que han provocado la crisis para que continúen con sus operaciones especulativas, y, sin embargo, estén manteniendo siempre la doctrina de la austeridad y la disciplina a los asalariados y trabajadores de todo el mundo. Una doble vara de medir que expresa la injusticia, la sinrazón y el despilfarro que caracteriza a las políticas económicas de nuestra época.

La decisión tomada el 12 de diciembre de 2007 por la Reserva Federal de EE.UU (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE) de poner 60.000 millones de dólares a disposición tanto de los bancos que estén en dificultades como de los que tengan una situación financiera sana, es considerada por ATTAC una nueva y gravísima agresión a la ciudadanía mundial por cuanto se trata de dinero público y muy cuantioso, superior por ejemplo al incremento anual que Naciones Unidas estima que sería necesario para cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

ATTAC vuelve a manifestar la necesidad de presionar socialmente para someter a control público a los bancos centrales, y regular los flujos financieros para desincentivar y dificultar la utilización especulativa de los recursos financieros. Para ello es imprescindible la creación de instituciones financieras internacionales democráticas, el establecimiento de instrumentos fiscales de alcance planetario, y de mecanismos globales de redistribución de las rentas.

ATTAC España. 13 de diciembre de 2007

lunes, 10 de diciembre de 2007

¿Qué significan para la ciudadanía las rebajas de impuestos?

Comunicado de ATTAC España
ATTAC informa a los ciudadanos y ciudadanas que, contrariamente a lo que actualmente nos están trasmitiendo los líderes políticos del Gobierno de nuestro país y de la Oposición de derechas y centro-derecha, las rebajas sistemáticas de impuestos sobre las rentas, los beneficios de las empresas y las transmisiones patrimoniales, así como la pretendida abolición del impuesto sobre el patrimonio, no constituyen un beneficio para la ciudadanía, sino que en realidad implican un claro retroceso en la garantía de prestación de servicios públicos esenciales y de las infraestructuras públicas de las que nos beneficiamos todas y todos.

Si el Estado no dispone de ingresos suficientes no puede proveer y garantizar a los ciudadanos/as unos servicios públicos de calidad (educativos, sanitarios, pensiones, servicios sociales, redes viarias, transportes colectivos, de promoción cultural, o suministros). El deterioro de los servicios públicos, que lleva a su descrédito ante la ciudadanía, es el principal argumento que emplean en la actualidad muchos gobiernos para privatizar servicios esenciales, basándose en la falsa creencia, como a largo plazo se viene demostrando, de que la gestión privada es más eficaz.

Los ingresos fiscales son la base fundamental de los presupuestos públicos y constituyen una fuente de riqueza necesaria para el desarrollo de lo común, de lo colectivo y de los derechos sociales, para la cohesión social, el Estado de Derecho y el progreso económico y social. Así lo han entendido durante muchos años en Europa gobiernos de países con una mayor presión fiscal que España: la media de la presión fiscal en la Europa de los 15 es 5 puntos superior a la de España. Además estos mismos países conceden en sus presupuestos gran importancia al gasto social: la media del gasto social en estos países es 6 puntos superior a la española, y así han podido desarrollar políticas de bienestar más satisfactorias.

Pero el Gobierno español quiere hacer creer a la ciudadanía que su política presupuestaria está generando tal superávit que es posible abordar la supresión de los impuestos sobre el Patrimonio y Sucesiones, rebajas en los topes de IRPF y la reducción gradual del impuesto de sociedades, sin que ello implique la reducción del gasto público y el deterioro en los servicios públicos.

Sin embargo, la realidad es bien distinta. Bajo la presión de los centros del poder económico, que quieren que todo lo colectivo se mercantilice y pase a ser negocio, España sigue la pauta que el neoliberalismo está imponiendo en todo el planeta: una reducción progresiva de los impuestos directos y una tendencia, cada vez mayor, a ir descargando de responsabilidades y de gasto público al Estado en favor de la iniciativa privada para la prestación de Servicios Públicos.

ATTAC ha expresado en anteriores comunicados su rechazo a leyes tributarias concretas de carácter regresivo del actual Gobierno y de gobiernos anteriores que suponían una disminución de los impuestos directos a las plusvalías de las empresas y a los beneficios del capital, al mismo tiempo que tendían a cargar el peso contributivo sobre los impuestos indirectos al consumo y sobre las rentas del trabajo y esto en una situación en donde año tras año las rentas del trabajo disminuyen, en relación al PIB, y las del capital aumentan.

Añadimos a esto que la mera existencia de los llamados Paraísos Fiscales crea una competencia fiscal a la baja entre los diversos países. Al tener estos Paraísos Fiscales una fiscalidad nula hacia los capitales foráneos y un régimen de opacidad, atraen todo tipo de capitales legales ilegales y delictivos. Esto ayuda a crear una competencia impositiva y a que todos los países rebajen sus impuestos.

ATTAC viene denunciando reiteradamente las múltiples formas de que se sirven las multinacionales, grandes empresas y grandes fortunas para efectuar evasión y fraude fiscal a través de sociedades pantalla y cuentas opacas abiertas en filiales bancarias de Bancos Españoles y extranjeros en Paraísos Fiscales. Y por ello insiste a los diversos Gobiernos para que no se reconozcan jurídicamente a estas sociedades y filiales establecidas en dichos centros offshore, sin que hasta el momento ningún gobierno democráticamente constituido haya actuado lo más mínimo contra esta realidad delictiva que socava nuestro sistema tributario y nuestra democracia.

Ante esta preocupante situación denunciamos la actitud del Gobierno del Estado Español y consideramos necesario que de una vez se informe verazmente a la ciudadanía y que se promuevan acciones políticas para que se desarrolle una cultura sobre la necesidad de los impuestos en lo que respecta al bienestar y la garantía de los derechos básicos de ciudadanía y que persiga la evasión, fraude fiscal y lavado de dinero negro a través de los Paraísos Fiscales. ¡Bajar los impuestos es socialmente reaccionario!

martes, 20 de noviembre de 2007

Fraude, corrupción y blanqueo de capitales en España

Documento de la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda del Estado aprobado en Noviembre 2007.

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Índice.

1. INTRODUCCIÓN. TIPOLOGÍA DE DELITOS Y FRAUDES.

2. INFLUENCIAS POLÍTICAS EN LA ADOPCIÓN DE LAS MEDIDAS NECESARIAS

3. LA CORRUPCIÓN

4. EL BLANQUEO DE CAPITALES

5. EL FRAUDE FISCAL

6. UTILIZACIÓN DE PARAÍSOS FISCALES

7. TRAMAS DEL IVA

8. FACTURAS FALSAS EN EL RÉGIMEN DE MÓDULOS

9. FRAUDES DE CARÁCTER ORGANIZADO Y DELICTIVO, UTILIZANDO

TESTAFERROS Y SOCIEDADES PANTALLA

10. DESLOCALIZACIÓN DENTRO DEL TERRITORIO NACIONAL

11. UTILIZACIÓN ABUSIVA DE LOS REGIMENES FISCALES ESPECIALES

12. OPERACIONES DE INGENIERÍA FINANCIERA

13. FRAUDE EN EL IVA EN GENERAL

14. FRAUDE DE CARÁCTER SECTORIAL

15. MEDIDAS LEGALES, INSTRUMENTALES Y ORGANIZATIVAS

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Extracto del apartado 6. UTILIZACIÓN DE PARAÍSOS FISCALES. Situación y medidas propuestas.


6.1. SITUACIÓN

Las características de opacidad y anonimato de los paraísos fiscales los convierten en territorios que se utilizan para ocultar todo tipo de rentas, incluidas las provenientes de actividades delictivas, como el terrorismo, tráfico de armas y drogas. Puede resultar extraño que un puñado de pequeños países tengan en jaque al resto del mundo y más cuando se ha demostrado que los paraísos fiscales se han utilizado también en la financiación del terrorismo.

El artículo 56 del Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea prohíbe las restricciones a los movimientos de capitales y a los pagos entre Estados miembros, y también entre estos y terceros países. Este principio rige sobre cualquier otro. Hubiera sido muy fácil aislar financieramente y, por tanto, eliminar los paraísos fiscales, si en dicho Tratado se hubiera incluido como excepción a la libertad de los movimientos de capitales los movimientos efectuados entre los Estados miembros y los territorios calificados como paraísos fiscales.

No obstante, a pesar de dicho principio, cuando a la Unión Europea le ha interesado, ha conseguido que dichos territorios proporcionen información, como ha ocurrido con la aplicación de la Directiva sobre Fiscalidad del Ahorro, para evitar la competencia de los paraísos en este tema. Así, se establece la obligatoriedad de intercambio de información, pero, y esto es quizás lo más importante, solamente relacionada con la fiscalidad del ahorro. En el Consejo de Economía y Finanzas de la Unión Europea de diciembre de 1997 se estableció que el intercambio de información que se pretendía lograr en el ámbito de fiscalidad del ahorro entre los Estados miembros de la Unión Europea debía ir acompañado de acuerdos en los que se adoptaran medidas equivalentes por una serie de países terceros, cuyos mercados financieros compiten directamente con los Estados miembros. En aplicación de dicha directiva, el Consejo de Ministros español

aprobó el día 20 de mayo de 2005 diez acuerdos de canjes de notas entre España y

diversos territorios dependientes y asociados de Reino Unido y Países Bajos, calificados como paraísos fiscales, en materia de intercambio automático de información sobre los rendimientos del ahorro en forma de pago de intereses.

Las medidas a adoptar en España están condicionadas por la normativa comunitaria. En este sentido, se han incorporado medidas normativas y operativas, en relación con los paraísos fiscales, que se pueden calificar como lógicas y necesarias, aunque sean ineficaces e insuficientes.

(...)

Pues bien, a pesar de las menciones específicas a las actuaciones sobre paraísos fiscales como línea prioritaria de investigación, dichas actuaciones se diluyen entre los más de 100 planes de inspección en los que se desglosa cada año el Plan de Control Tributario, conscientes de las dificultades de erradicar el fraude mediante la utilización de los paraísos.

Las medidas que la Organización de Inspectores de Hacienda del Estado propone, ante la falta de voluntad política de la Unión Europea de aislar económica y financieramente a los paraísos fiscales, son las siguientes:


6.2. MEDIDAS

Medida 1. Plan de comprobación de artistas y deportistas con residencia en

paraísos fiscales.

(...)

Medida 2. Gravamen especial sobre movimientos de fondos con paraísos

fiscales. En la normativa del IRPF y del Impuesto sobre Sociedades se debe regular como un hecho imponible nuevo que todo movimiento de fondos, que tenga como origen o destino un territorio calificado como paraíso fiscal, debe tributar en España al tipo del 24%.

Medida 3. No reconocimiento de personalidad jurídica a las sociedades

constituidas en paraísos fiscales para intervenir en el tráfico

mercantil español. Una de las características de los paraísos fiscales es la nula información, circunstancia que los hace apetecibles para erradicar allí el dinero negro, o servir de pantalla para realizar todo tipo de operaciones, aunque sean de carácter delictivo.

Dado que en nuestra normativa mercantil resulta de especial importancia el conocimiento de los socios de las entidades mercantiles, se debe reformar la legislación mercantil con el objetivo de no reconocer personalidad jurídica en España a las entidades constituidas en paraísos fiscales, ante la falta de información de la identidad de sus socios.

Medida 4. Prohibición de que las entidades bancarias españolas tengan

filiales o sucursales en dichos territorios.

Las entidades bancarias residentes en España no pueden tener sucursales, ni

establecimientos abiertos en paraísos fiscales, salvo que suministren a la Administración Tributaria española la misma información que sobre las operaciones realizadas en territorio nacional, y , en concreto, la obligatoriedad de identificación de los clientes de sucursales de entidades españolas radicadas en dichos territorios.

Medida 5. Establecimiento de penas agravadas cuando el fraude fiscal se

comete a través de la utilización de paraísos fiscales.


El documento completo en pdf está disponible en

http://www.inspectoresdehacienda.org/jsp/prensa/archivolistar.jsp?idpag=29_58_2

 RED por la JUSTICIA FISCAL
TAX JUSTICE NETWORK





domingo, 11 de noviembre de 2007

Coyuntura económica internacional dominada por la explosión en el Norte de las burbujas de la deuda privada y del sector inmobiliario

La crisis que estalló en agosto de 2007 en Estados Unidos todavía no se ha superado. Las repercusiones internacionales serán importantes y duraderas. La burbuja inmobiliaria estalló en el mes de agosto en Estados Unidos y sacudió los mercados financieros en el ámbito mundial. La crisis inmobiliaria se suma a una crisis de la deuda privada en los países más industrializados. Y lo peor puede ser que todavía no haya llegado. Los síntomas estaban a la vista: el crecimiento enorme de la construcción inmobiliaria durante varios años [3] (estimulado por la bajada de los tipos de interés decretada por la Reserva Federal para solucionar la crisis de 2000-2001) llevó a una sobreproducción y a un aumento de los precios en el mercado inmobiliario que tomó formas especulativas. Sin embargo, la cantidad de compras de nuevas viviendas ha sufrido un fuerte descenso desde comienzos del año 2007, mientras que aumenta el número de familias que no pueden pagar sus hipotecas. Se rompió, por lo tanto, el eslabón más débil de la cadena del endeudamiento: los organismos financieros, que se habían especializado en la concesión de créditos con tipos de interés alto a familias muy endeudadas y con ingresos medios o escasos (lo que se llama mercado de la subprime mortgage, hipotecas basura), se encontraron en dificultades por el crecimiento de los impagos (ver recuadro). No es suficiente reemplazar este eslabón débil para que el engranaje pueda de nuevo arrastrar el motor económico, ya que puede haber otros eslabones débiles que también corren el riesgo de ceder.
Resumen de un estudio realizado por The Wall Street Journal publicado del 12 al 14 de octubre de 2007.
En el año 2006, el 29 % de los préstamos hipotecarios eran de alto rendimiento (es decir con un tipo de interés alto). Entre 2004 y 2006, de los 40,3 millones de préstamos concedidos, 10,3 millones lo habían sido con tipos de interés alto. Se llama tipo de interés alto cuando es superior al menos en un 3 % al de los bonos del Tesoro de EEUU de igual duración. Muchos de los préstamos con tipos de interés alto concedidos en 2006 «sólo» tendrían un fuerte incremento de sus tipos de interés en 2008 (éstos corresponden a un monto de unos 600.000 millones de dólares). En efecto, para convencer a los clientes de que acepten un préstamo hipotecario con tipo de interés alto y variable, el tipo de los dos primeros años es fijo y sólo aumenta a partir del tercer año. Se puede predecir que lo peor de la crisis está por llegar. The Wall Street Journal da el ejemplo de la gerente de una tienda de fotocopiadoras que compró una casa en Las Vegas por 460.000 dólares en 2006. En los años 2006-2007 debía pagar mensualidades de 3.700 dólares, con un tipo de interés del 8,2 %, pero en 2008 las mensualidades subirán a 8.000 dólares, con un tipo del 14 %. Mientras tanto, a causa de la crisis, su casa no vale más de 310.000 dólares (¡El valor inmobiliario ha bajado más de un 30 % en 2007!). Esta mujer dejó de pagar la hipoteca y perderá inexorablemente la casa de sus sueños. El estudio de The Wall Street Journal demuestra que el subprime market mortgage (hipoteca basura) con tipos de interés alto no está restringida a las familias estadounidenses con bajos ingresos, también afecta a la clase media, como muestra el ejemplo precedente. Las sociedades financieras que concedieron los créditos vendieron sus acreencias a grandes bancos en forma de títulos. Estos bancos los compraron masivamente y se encuentran ahora con paquetes de papeles que no valen gran cosa. En 2004, el 63 % de los créditos hipotecarios fueron comprados por los banqueros de Wall Street, que, para financiar esta operación, emitieron y vendieron commercial papers (papeles comerciales) [4] a «inversores» en la bolsa. En el año 2006, el 73 % de los nuevos créditos hipotecarios con intereses elevados fueron comprados por Wall Street.

Las entidades que otorgan créditos hipotecarios (como los bancos) prestaron a largo plazo, pero se endeudaron a corto plazo (sea con inversores, sea en el mercado interbancario en un contexto de tipos de interés históricamente bajos, sea vendiendo sus acreencias hipotecarias a grandes bancos o a hedge funds). El «problema» consiste en que prestaron a largo plazo a un sector de la población que tiene grandes dificultades para pagar, en un momento de superávit de viviendas que ha conducido a una fuerte depreciación de su bien inmobiliario (que es la garantía del préstamo). Cuando el número de impagos aumentó, estas entidades financieras comenzaron a encontrar dificultades para reembolsar sus deudas a corto plazo, que habían contraído con otros bancos. Estos últimos, para protegerse, se negaron a conceder nuevos préstamos o bien exigieron tipos de interés mucho más altos. En Estados Unidos, 84 sociedades de crédito hipotecario quebraron o al menos abandonaron parcialmente su actividad desde comienzos de este año hasta el 17 de agosto, frente a las 17 que lo hicieron durante el año 2006. En Alemania, el banco IKB y la entidad pública SachenLB, que habían invertido en el mercado hipotecario de Estados Unidos, fueron afectados de inmediato y lograron salvarlos in extremis. [5] Pero la cadena no se acaba aquí: los bancos que habían comprado las acreencias hipotecarias lo hicieron fuera de balance mediante la creación de “sociedades” específicas denominadas «vehículos de inversión estructurada» (SIV, structured inversion vehicles) [6] . Estas SIV financiaban la compra de las acreencias hipotecarias vendiendo commercial papers (ver definición en nota 4) a otros inversores. Sus beneficios provenían de la diferencia entre lo que pagaban a los compradores de sus commercial papers y lo que obtenían de los créditos hipotecarios de alto rendimiento transformados en títulos (CDO, Collaterized Debt Obligations) [7] .Hay que señalar que todo este montaje tan complejo de deudas y de acreencias no crea riqueza real, se trata sólo de operaciones financieras en gran parte especulativas. La crisis de este montaje bancario provoca, por el contrario, la destrucción de riquezas y vidas humanas (quiebra de empresas de construcción, suicidios de personas arruinadas, pérdidas de empleo y desahucios).Cuando estalló la crisis en agosto de 2007, los inversores que compraban habitualmente los commercial papers emitidos por las SIV dejaron de comprar puesto que tuvieron la impresión de que la salud y la credibilidad de las SIV se habían deteriorado mucho. Por consiguiente, las SIV tuvieron falta de liquidez para poder comprar los créditos hipotecarios titularizados y la crisis se amplificó. Los grandes bancos que habían creado estas SIV debieron asumir los compromisos de estas sociedades para evitar su quiebra. Mientras que hasta entonces las operaciones de las SIV no formaban parte de su contabilidad (lo que les permitía disimular los riesgos asumidos), a partir de ese momento los grandes bancos de Estados Unidos y de Europa tuvieron que introducir en sus balances las deudas de las SIV. Entre los principales bancos afectados se encuentran el Bank of America, el Citigroup (que es el principal grupo bancario mundial), el Wachovia y el Merrill Lynch, así como el Deutsche Bank y el UBS (Union des Banques Suisses). Entre agosto y octubre de 2007, sólo los bancos estadounidenses asumieron al menos 280.000 millones de dólares de deudas de las SIV [8] lo que afectó negativamente sus resultados. Varios grandes bancos, como el Citigroup y el Merrill Lynch, intentaron, en un principio, reducir su grado de exposición al riesgo, pero no pudieron mentir durante mucho tiempo, dado sus muy considerables pérdidas. A raíz de esto, sus PDG fueron defenestrados por los respectivos consejos de administración, no sin haber conseguido un paracaídas de oro. El presidente-director general del Merrill Lynch, Stan O’Neal, consiguió 160 millones de dólares como indemnización por su salida anticipada (!).El endeudamiento de las familias y los impagos en el sector inmobiliario y en otros...Los procedimientos de desahucio de los deudores por falta de pago alcanzaron la cifra de 180.000 en Estados Unidos durante el mes de julio, o sea, el doble que en julio de 2006. Y ya pasan del millón entre enero y agosto 2007, o sea, el 60 % más que hace un año. En total se espera que habrá unos 2 millones de procedimientos de desahucio durante 2007. La media de endeudamiento de las familias estadounidenses alcanza la tasa extraordinariamente alta del 140 % (es decir, que las deudas de las familias representan cerca de una vez y media sus ingresos anuales).Pocos comentaristas de economía relacionan el creciente número de impagos con el hecho de que los trabajadores estadounidenses trabajan, término medio, más horas para ganar menos dinero. Éste es el resultado de la flexibilización/precarización del mercado de trabajo en el marco de una ofensiva patronal. [9] Una parte importante de los asalariados estadounidenses ha visto cómo sus ingresos reales disminuían en estos últimos años. El aumento de los tipos de interés iniciado en junio de 2004 por la Reserva Federal ha conducido finalmente a que los reembolsos de los créditos hipotecarios sean demasiado altos con relación a los ingresos. Por otra parte, el crecimiento de los impagos no se limita sólo al sector inmobiliario, sino que también afecta a los créditos para la compra de automóviles y a las tarjetas de crédito. [10]

El doble raseroLa crisis que estalló en agosto de 2007 está alcanzando una amplitud espectacular tanto en Estados Unidos como en Europa. «El viernes 10 de agosto, en Estados Unidos y en Europa sucedió un fenómeno inaudito: en 24 horas, los bancos se volvieron tan desconfiados unos de otros que llegaron a negarse a conceder cualquier tipo de préstamo, obligando de este modo a los Bancos Centrales a hacer intervenciones masivas. En cuatro días, hasta el 14 de agosto de 2007, el Banco Central Europeo debió inyectar en el mercado cerca de 230.000 millones de euros de liquidez.» [11] La Reserva Federal de Estados Unidos tuvo que actuar de la misma forma. La enérgica intervención de las autoridades monetarias estadounidenses y europeas permitió evitar la multiplicación de las quiebras.Es necesario señalar la diferencia abismal que hay entre la reacción de las autoridades políticas y financieras de Estados Unidos y de los países europeos frente a la crisis de liquidez comenzada en agosto de 2007 y las medidas que el FMI impuso a las autoridades indonesias, con el apoyo de estos mismos países, durante la crisis asiática de 1997-1998. En el primer caso, las autoridades estadounidenses y europeas consiguieron salvar a los bancos inyectando dinero a su plena disposición, mientras que en Indonesia el FMI obligó a que docenas de bancos quebraran al rechazar la posibilidad de cualquier inyección de dinero del Banco Central de Indonesia como de sus propios fondos. Esto llevó a un desastre social y a un fuerte aumento de la deuda pública interna ya que el Estado indonesio se hizo cargo de las deudas de los bancos privados que fueron obligados a quebrar. Hay otra diferencia con relación a la crisis indonesa: desde agosto de 2007, las autoridades monetarias de Estados Unidos bajaron los tipos de interés (como ya lo habían hecho entre 2001 y mayo de 2004), mientras que el FMI, por el contrario, había exigido al gobierno indonesio que los aumentara, lo que agravó considerablemente la crisis. [12] Como siempre, el doble rasero.
Efecto de contagio internacionalEn septiembre de 2007, el efecto de contagio internacional de la crisis de Estados Unidos fue más evidente cuando un importante banco británico, el Northern Rock Bank, especializado en préstamos hipotecarios, se encontró de pronto en la incapacidad de hacer frente a sus obligaciones.Este banco contraía préstamos a corto plazo en el mercado interbancario y prestaba a largo plazo en el mercado inmobiliario. Ahora bien, la crisis de desconfianza entre los bancos conllevó un aumento súbito de los tipos de interés interbancario (el Libor, London interbank offered rate). Esta situación afectó directamente al Northern Rock Bank que vio como los costes de su endeudamiento aumentaban de manera imprevista. El Banco de Inglaterra lo salvó de la quiebra al prestarle el dinero que le hacía falta. Pero sólo atrasó el proceso, actualmente el Northern Rock Bank está en venta.
La crisis inmobiliaria se suma a una crisis de la deuda privadaLa crisis no se limita solamente al sector inmobiliario, también afecta al mercado de la deuda. En el curso de estos últimos años, la deuda privada de las empresas aumentó de manera considerable. Nuevos productos financieros derivados cobraron importancia, en especial los Credit Default Swaps (CDS). El comprador de un CDS quiere, con esta adquisición, protegerse contra el riesgo de impago de una deuda. El mercado de los CDS tuvo un gran desarrollo desde el año 2002, y el volumen de los importes negociados se multiplicó por 11 durante los últimos cinco años. [13] El problema consiste en que estos contratos de seguro se venden sin un control de las autoridades públicas. La existencia de los mismos induce a las empresas a arriesgarse cada vez más. Al creer que están protegidos contra los impagos, los prestamistas otorgan préstamos sin haber comprobado la capacidad del prestatario para poder pagar. Ahora bien, si la situación económica internacional se deteriora, decenas o cientos de prestatarios se pueden volver de repente insolventes y los CDS en papeles sin valor, ya que las aseguradoras serán incapaces de cumplir con sus compromisos.Las SIV, de las que hemos hablado anteriormente, se especializaron en la venta de CDO (Collateralized debt obligations) que muchos inversores tratan de sacárselos de encima desde agosto de 2007.Finalmente, entre 2006 y 2007, numerosas empresas se lanzaron a operaciones de compra de otras empresas con una financiación por endeudamiento. Es lo que se llama LBO (leveraged buy-out), que podemos traducir por compra de una empresa financiada por el endeudamiento.En resumen, durante estos últimos años se fue construyendo un enorme castillo de naipes por acumulación de deudas. Y ahora este castillo se está por derrumbar, por lo que los Bancos Centrales de los países más industrializados tratan de rellenar las grietas y de apuntalarlo para evitar lo peor. Es posible que consigan limitar los daños, pero éstos serán, de todas maneras, cuantiosos.
Ya está en marcha el mecanismo de varias bombas de tiempo En la conclusión del capítulo 5 del libro “La Finance contre les Peuples. La Bourse ou la Vie” edición francesa de 2004, planteaba la cuestión de si la crisis de los años 2001-2002 en Estados Unidos iba a tener una repercusión duradera:«Veinte años de desreglamentaciones y de apertura de los mercados a escala mundial han suprimido todos los cortafuegos que habrían podido limitar los efectos en cadena de las crisis como las de Enron y Cía. El conjunto de las empresas capitalistas de la Triada y de los mercados emergentes ha evolucionado, aunque con algunas características propias, en el mismo sentido que en Estados Unidos. Las instituciones privadas bancarias y financieras (así como las aseguradoras) del planeta están en una mala posición ya que adoptaron prácticas cada vez más riesgosas. Todos los grandes grupos industriales sufrieron una financiarización pronunciada y se han vuelto muy vulnerables. La sucesión de escándalos demostró la vacuidad de las afirmaciones de los dirigentes estadounidenses y sus aduladores en todos los rincones del planeta.El mecanismo de varias bombas de tiempo se ha puesto en marcha en todas las economías del mundo. Entre estas bombas están: la del sobreendeudamiento de las empresas y de las familias, el mercado de derivados (que, según la expresión del multimillonario Warren Buffet, son «armas financieras de destrucción masiva»), la burbuja de la especulación inmobiliaria (que es la más potente en Estados Unidos y en Gran Bretaña), la crisis de las sociedades de seguros y de fondos de pensiones... Ha llegado el momento de desactivar estas bombas y de pensar en otro sistema, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo. Por supuesto no hay que contentarse con desactivar las bombas y soñar con que otro mundo es posible, es necesario atacar la raíz de los problemas y por lo tanto conseguir una redistribución de la riqueza sobre la base de la justicia social.» [14]
De la crisis de los años 2001-2002 a la de 2007-...Antes de que estallara la burbuja especulativa informática de los años 2001-2002 en Estados Unidos y en otras partes del mundo, los economistas y los políticos panegiristas de los beneficios del capitalismo en su fase neoliberal (apoyados por un ejército de periodistas especializados en finanzas) afirmaban perentoriamente que no había ninguna crisis a la vista. Por el contrario, según ellos, el capitalismo en Estados Unidos había encontrado la fórmula del crecimiento permanente sin crisis. Se desilusionaron con la recesión que afectó a Estados Unidos en 2001 y con el descenso muy importante de los valores bursátilesCuando volvió el crecimiento, esa misma gente pretendió que el capitalismo había encontrado la fórmula para dispersar los riesgos causados por una fuerte emisión de deuda: en especial, la creación de los CDS (Credit default swaps). Son incontables los artículos y las declaraciones tranquilizadoras sobre la dispersión de riesgos que se encuentran actualmente.Sin embargo, organismos oficiales como el Banco de Pagos Internacionales (BPI), el FMI, el BM sabían muy bien que se estaba jugando con fuego. Los informes de estas instituciones publicados antes de la crisis del mes de agosto contienen argumentos que no excluyen la posibilidad de una crisis, [15] pero el mensaje dominante que se quería dar era que efectivamente, gracias a la nueva ingeniería de los títulos de la deuda, se había logrado dispersar los riesgos y excluir los accidentes más graves. Es así como dos meses antes del estallido de la crisis, en junio de 2007, el BPI escribía en su informe anual: «Los episodios de turbulencias han podido reflejar la nerviosidad latente de los participantes que desconfían de una subestimación de los riesgos debida a una coyuntura favorable. Sin embargo, para un futuro próximo, son pocos los que se preocupan demasiado por una degradación repentina y generalizada de la calidad de las firmas». [16] La crisis que comenzó en agosto debería hacerlos reflexionar seriamente.Las críticas llueven sobre los chivos expiatorios. Según The Financial Times, el secretario de Estado del Tesoro de Estados Unidos, Hank Paulson, declaró que «la conducta de algunos corredores de créditos hipotecarios era vergonzosa» y que él «había reclamado una reglamentación del sector». [17] Por parte de los periódicos financieros, son pocos los economistas, como Wolfang Münchau, que expresan una crítica de la política del gobierno de Washington y de la Reserva Federal. Este economista escribió: «Creo que el explosivo crecimiento de los productos derivados de crédito y las CDO entre 2004 y 2006 fue debido a la política monetaria global entre 2002 y 2004». [18] Y agrega: «El canal a través del cual los tipos de interés real negativos se pueden transformar en una burbuja de la deuda permanece abierto.»Por el lado de los grandes bancos y otros organismos financieros privados, era la efervescencia, incluso el zafarrancho de combate en el seno de algunas direcciones (como el Citigroup y el Merrill Lynch); era la guerra abierta. El Instituto Internacional de Finanzas (IIF), una asociación internacional que agrupa a 800 bancos y otras instituciones financieras (entre las cuales los bancos más grandes), el 11 de octubre de 2007 se soltó con una larga carta [19] destinada al FMI y a los principales Bancos Centrales, en donde diagnostica una crisis profunda y pide a las autoridades bancarias públicas una mejor supervisión del sector financiero privado internacional.El muy neoliberal comisario europeo de Mercado interior, Charlie McCreevy, no se mordió la lengua y denunció: «Los préstamos irresponsables, la inversión a ciegas, una mala gestión de la liquidez, los excesos de las agencias de calificación crediticia... Nadie puede sentirse orgulloso de las miserias que esta crisis de la deuda ha revelado.»21 [20] Sin embargo, según The Financial Times, «el comisario europeo, que es uno de los más prominentes exponentes en la Unión Europea del pensamiento del libre mercado, quiere prevenir contra un impulso regulatorio, al afirmar que las normas que refuerzan la transparencia en los mercados financieros pueden tener un efecto perverso al extender el pánico y el riesgo moral a todo el sistema». [21] Es evidente que no hay que esperar que la Comisión Europea o el gobierno de Washington anuncien medidas firmes con respecto a las grandes sociedades financieras responsables de la crisis.
Las medidas tomadas por Washington: ¿Son la solución?Las medidas tomadas por las autoridades estadounidenses (especialmente una bajada de los tipos de interés en septiembre y octubre de 2007), aun si atenúan provisoriamente los graves efectos de la crisis, no constituyen una solución. En cierta forma, la bajada de los tipos de interés alivia la crisis pero la prolonga, ya que retrasa los plazos. En efecto, la crisis del sector inmobiliario ha comenzado con toda claridad y sus repercusiones se harán sentir durante mucho tiempo. ¿Por qué? Aquí van varias razones presentadas en forma esquemática:1.- Existe un verdadero exceso de viviendas en Estados Unidos con relación a la demanda.2.- Muchas obras están en curso de realización. En los meses y años venideros centenares de miles de nuevas viviendas entrarán en el mercado, puesto que su construcción ya ha comenzado. Para una empresa constructora es muy difícil abandonar una obra ya iniciada. En resumen, estas nuevas construcciones aumentarán la oferta en un mercado ya deprimido. Una caída en la construcción tendrá unas consecuencias duraderas en el resto de la economía: despidos, reducción de los pedidos a los diferentes proveedores de materiales de construcción.3.- Durante años, la propensión de las familias a consumir estaba sostenida en parte por el «efecto riqueza». Efectivamente, el valor del patrimonio de las familias propietarias de su vivienda y de acciones en la bolsa aumentó gracias al aumento muy importante de los precios en el sector inmobiliario y a la subida de los valores bursátiles (después del desastre de 2001). Pero el efecto inverso está en marcha: el valor del patrimonio inmobiliario está en fuerte descenso y los mercados bursátiles van mal. Existe el riego de que las familias reaccionen disminuyendo su consumo, lo que amplificaría la crisis.4.- Los grandes bancos, los fondos de pensión privados, los seguros, los hedge funds tienen en su contabilidad una gran cantidad de acreencias dudosas. Desde el mes de agosto de 2007, instituciones como el Citigroup, el Merrill Lynch, el UBS han tratado constantemente de minimizar las pérdidas que declaran, pero varias veces tuvieron que anunciar nuevas pérdidas, lo que provocó una caída de sus acciones en la bolsa y el despido de muchos de sus directivos. Seguramente, otras instituciones se verán afectadas. No se puede descartar (seamos prudentes) que las instituciones financieras entren en una situación próxima a la que conocieron los bancos japoneses cuando la burbuja inmobiliaria explotó en su país, a mediados de los años ochenta. Necesitaron unos veinte años para conseguir sanear su contabilidad. 5.- Ciertamente, el continuado descenso en la cotización del dólar favorece las exportaciones de Estados Unidos y permite al gobierno reembolsar la enorme deuda externa con dólares devaluados. Pero esta caía no tiene sólo ventajas, el dólar devaluado hace que la compra de bonos del Tesoro y las grandes inversiones en bolsa sean mucho menos atractivas para los extranjeros, que colocan una gran cantidad de sus capitales en Estados Unidos. Se corre el riesgo de que entren menos capitales —necesarios para eliminar el déficit— y, por el contrario, las salidas de capitales pueden aumentar.El gobierno de Washington y la dirección de la Reserva Federal están enfrentados a un verdadero dilema. Si continúan bajando los tipos de interés, el resultado es contradictorio: reducen el riesgo inmediato de quiebras y moderan la amplitud de una caída del consumo, pero hacen muchos menos atractivas las inversiones en Estados Unidos y disminuyen la presión a favor de un saneamiento de la contabilidad de las empresas y de las familias. Si, por el contrario, aumentan los tipos de interés, el resultado es inverso: las inversiones en Estados Unidos aumentarán su atracción pero el consumo de las familias caerá y las dificultades de tesorería de las empresas aumentará. Próximo artículo: ¿El mundo al revés?La burbuja del crédito que ha comenzado a deshincharse se desplaza hacia los países en desarrollo bajo la forma de capitales especulativos que van a guarecerse (¿Por cuánto tiempo?) en las bolsas de valores (Mumbai/Bombay, Shangai, Sao Paulo,...)Traducido por Griselda Piñero y Raúl Quiroz.
[1] El autor publicó recientemente varios artículos sobre la situación económica internacional y las alternativas, «Coyuntura internacional y endeudamiento: Los nuevos desafíos que debe encarar el CADTM», agosto de 2007, www.cadtm.org/spip.php?article2804; «Sobre las circunstancias que afectan la creación del Banco del Sur», mayo de 2007, www.cadtm.org/spip.php?article2657; «Banco del Sur, marco internacional y alternativas», agosto de 2006, www.cadtm.org/spip.php?article2001. Ver también: Damien Millet, Eric Toussaint, «Banque du Sud contre Banque mondiale», Le Monde Diplomatique, junio de 2007. Articulo reproducido en varias ediciones en español de Le Monde Diplomatique, junio de 2007.
[2] Eric Toussaint es presidente del Comité para la Abolición de la Deuda del Tercer Mundo (Red internacional con sede en Lieja, Bélgica), www.cadtm.org , autor de Banco Mundial: el golpe de Estado permanente, Editorial El Viejo Topo, Mataró, 2007; La Bolsa o la Vida, Editorial CLACSO, Buenos Aires, 2004. (De este libro existen 19 ediciones diferentes en 8 idiomas desde la primera edición en 1998, en Venezuela, por la Editorial Nueva Sociedad). Coautor con Damien Millet de 50 preguntas / 50 respuestas sobre la deuda, el FMI y el Banco Mundial, Icaria-Intermón, Barcelona, 2004. (Existen ediciones en 9 idiomas); también con Damien Millet, Los tsunamis de la deuda, Icaria-Intermón, Barcelona, 2005 y Ciencias Sociales, La Habana, 2006.
[3] «El número de viviendas nuevas pasó de 1,5 millones en el año 2000 a 2,3 millones en enero de 2006. En el año 2005 la construcción de viviendas era responsable del 6,2 % del PIB, el mayor porcentaje desde 1950.» The Economist, 20 de octubre de 2007
[4] Los commercial papers estadounidenses son títulos de acreencias negociables emitidos por bancos u otras empresas en el mercado financiero a corto plazo (de 2 a 270 días). Estos títulos de acreencias no están garantizados por una contrapartida (una propiedad inmobiliaria, por ejemplo). Se basan en la confianza que el comprador de los commercial paper tiene en el banco o en la empresa que se los vende, ya que en general provienen de compañías con una alta calificación de crédito y por lo tanto tienen en general un riesgo bajo. Fuente: www.investorwords/961/commercial_paper.htlm
[5] Ver Isaac Joshua, Note sur l’éclatement de la bulle immobilière américaine, septiembre de 2007.[6] «Structured Investment Vehicles (SIV). Son compañías que operan fuera de balance, establecidas por bancos y gestores de activos para consolidar inversiones principalmente en bonos, obligaciones, con garantía múltiple de diversos tipos. Su única finalidad es explotar la diferencia entre deudas de bajo-coste y corto términos e inversiones de mayor rendimiento y largo término. FinancialTimes, 16 de octubre de 2007 [7] CDO, Collateralized Debt Obligations: Una inversión con un grado de seguridad respaldada por un pool de bonos, préstamos y otros activos. Los CDO no se especializan en un tipo de deuda pero a menudo son créditos u obligaciones no hipotecarios.[8] The Financial Times, 17 de octubre de 2007.[9] Que es la política oficial que Nicolas Sarkozy quiere seguir en Francia, o el gobierno naranja-azul en Bélgica: «Permitir a los trabajadores trabajar más horas, más años para ganar más dinero.» Como lo demuestra la situación en Estados Unidos, en la realidad, se convence a los trabajadores para que trabajen más tiempo, pero su salario real por horas disminuye, cuando no es la totalidad del salario.[10] The Financial Times, 22 de octubre de 2007
[11] Ver Isaac Joshua, op. cit.
[12] Para una presentación de la crisis asiática ver Eric Toussaint, La Bolsa o la Vida, CLACSO, Buenos Aires, 2004, capítulo 15. Para el análisis del caso indonesio ver también El Banco Mundial. El golpe de Estado permanente, El Viejo Topo, Mataró, 2007, capítulo 9 sobre Indonesia. Las recetas propuestas por el FMI para los PED con el fin de resolver las crisis financieras (de las que él es responsable), en especial provocando la quiebra de los bancos y el alza de los tipos de interés, se aplicaron en muchos casos, entre los cuales podemos coger los emblemáticos de México, en 1994-1995, Indonesia y Tailandia, en 1997-1998, Ecuador, en 1998-1999.
[13] Banco Mundial, Global Development Finance 2007, Washington D.C., pp. 83-84.
[14] Conclusiones del capitulo 5 de Eric Toussaint, La Finance contre les Peuples. La Bourse ou la Vie, CADTM- Syllepse – Cetim, Liège-Paris-Genève, 2004, p. 157.
[15] Ver en especial el Informe anual 2007 del BPI, publicado en junio de 2007, capítulo VIII: Conclusiones-
[16] BPI, 77º Informe Anual, junio de 2007, Basilea, p. 121. El subrayado es del autor.
[17] The Financial Times, 19 de octubre de 2007
[18] The Financial Times, 15 de octubre de 2007
[19] Disponible en la web del IIF: www.iif.com
[20] Citado por The Financial Times, 26 de octubre de 2007.
[21] Idem.

sábado, 10 de noviembre de 2007

El mercado contra el Estado

¿Qué es la globalización? Es el principal enfrentamiento de nuestros días: el del mercado contra el Estado, el del sector privado contra los servicios públicos, el del individuo contra la colectividad, el del egoísmo contra la solidaridad.

Por todos los medios, el mercado intenta aumentar su campo de intervención en detrimento del Estado. A esto se debe que las privatizaciones se multipliquen en muchos lugares del mundo. De hecho, éstas no son sino transferencias al sector privado de fragmentos (empresas, servicios) del patrimonio público. Lo que antes era gratuito (o barato) y estaba a disposición de todos los ciudadanos de manera igualitaria, ha pasado así a ser de pago ó más caro. Esta gran regresión social ha afectado principalmente a las clases más modestas. Porque los servicios públicos son el patrimonio de aquellos que carecen de él.

La globalización también es, mediante el mecanismo de los intercambios comerciales, la interdependencia cada vez más estrecha entre las economías de numerosos países. Los flujos de las exportaciones e importaciones aumenta con regularidad. Pero la globalización de los intercambios afecta fundamentalmente al sector financiero, dado que la libertad de flujos de capital es absoluta. Lo que hace que este sector domine, de lejos, la esfera económica.

Las personas que poseen fortunas se encuentran, con objeto de rentabilizar su capital, ante la alternativa siguiente: colocar el dinero en bolsa ( en cualquier plaza financiera del mundo, ya que no existen barreras para la circulación de capitales) o invertir en un proyecto industrial (creación de una fábrica de productos de consumo). En el segundo caso, la rentabilidad media es alrededor del 6% al 8% en Europa. En cambio, en el caso de una inversión en bolsa, la rentabilidad puede alcanzar niveles mucho más elevados ( en Francia, en 2006, los mercados bursátiles obtuvieron ganancias del 17.5%, en Alemania del 22% y en España del 33.6%).

Ante diferencias tan marcadas, los titulares del capital ya no aceptan invertir en industria (lugar donde se crea empleo), salvo que les reporte aproximadamente un 15% anual de beneficio. Se ha visto que actualmente la rentabilidad media de este tipo de inversión en Europa es del 6% al 8%. ¿Qué se ha de hacer? Pues bien, invertir en China o en Tailandia, por ejemplo, países en los que, debido a costes muy bajos de mano de obra, la rentabilidad de la inversión puede alcanzar, incluso superar, el 15%. Esta es la razón por la que hoy en día se realizan tantas inversiones, especialmente, en China.

Y como la finalidad de estas prácticas consiste en fabricar a bajo coste en los países pobres para vender a precios muy elevados en los Estados ricos, se genera una avalancha de productos importados de los países-fábrica, que luego se venden, por ejemplo, en Europa. Aquí, compiten deslealmente con los mismos productos que se fabrican en el viejo continente con costes de mano de obra más elevados debido a que la importancia que se da a los derechos sociales de los trabajadores es, afortunadamente, mayor. Consecuencia: las empresas europeas quiebran, y muchas fábricas se ven obligadas a cerrar discretamente y despedir a los trabajadores.

Para sobrevivir, algunos patronos optan por la “deslocalización”, es decir, transfieren su centro de producción a un país con mano de obra barata. Lo que se traduce en el cierre de fábricas y desempleo en países ricos..

La globalización actúa de esta forma como una mecánica de selección permanente bajo el efecto de una competencia generalizada. El capital y el trabajo compiten. Y, como los capitales circulan libremente, mientras que las personas pueden desplazarse en mucha menor medida, es el capital el que gana.

Al igual que los bancos impusieran, en el siglo XIX, sus reglas en numerosos países, o como lo hicieran las grandes multinacionales entre los años sesenta y ochenta del siglo XX, los fondos privados que invierten en los mercados financieros tienen en sus manos, de ahora en adelante, el destino de muchos países. Y, en cierta medida, el devenir económico del mundo.

Los mercados financieros están incondiciones de dictar sus leyes a los Estados. En este nuevo paisaje político-económico, lo global predomina sobre lo nacional, y la empresa privada sobre el Estado. Apenas hay redistribución, y el actor exclusivo del desarrollo es la empresa privada, la única reconocida como competitiva a escala internacional. Y de esta forma la única alrededor de la cual ha de girar todo, tal y como se nos recuerda.

En una economía globalizada, ni el capital ni el trabajo ni las materias primas constituyen, en sí mismas, el factor económico determinante. La importancia recae en la relación óptima entre estos tres factores. Para establecer esta relación, una empresa no tiene en cuenta ni las fronteras ni las normativas, sino solamente la explotación más rentable que pueda obtener de la información, de la organización del trabajo y de la revolución de la gestión. Lo cual entraña a menudo una fractura de las solidaridades en el seno de un mismo país. Se llega así a un divorcio entre el interés de la empresa y el del conjunto del país, entre la lógica del mercado y la de la democracia.

Las firmas globales no se sienten en absoluto concernidas al respecto; subcontratan y venden en todo el mundo; y reivindican un carácter supranacional que les permita actuar con una gran libertad, puesto que no existen, por así decirlo, instituciones internacionales políticas, jurídicas o económicas en condiciones de regular eficazmente su comportamiento.

La globalización constituye así una inmensa ruptura económica, política y cultural. Somete a los ciudadanos a una imposición exclusiva: “adaptarse”. Se ha de renunciar a toda voluntad, para obedecer mejor a las conminaciones anónimas de los mercados. Constituye el fin último del economicismo: construir un hombre “mundial”, vacío de cultura, sentido y consciencia del otro. E imponer la ideología neoliberal en todo el planeta.

Ignacio Ramonet
Informe sobre la Globalización.
Le Monde Diplomatique- Agosto 2007 nº4

jueves, 8 de noviembre de 2007

Nuevo capitalismo

Ignacio Ramonet
Le Monde Diplomatique

Al tiempo que el discurso crítico -llamado en otro tiempo altermundialista- contra el horror económico se enreda y se vuelve repentinamente inaudible, se instala un nuevo capitalismo, todavía más brutal y conquistador. Es el de una nueva categoría de fondos buitre, los private equities , fondos de inversión rapaces con apetito de ogro que disponen de capitales colosales (1).

El gran público no conoce bien los nombres de estos titanes: The Carlyle Group, KKR, The Blackstone Group, Colony Capital, Apollo Management, Partners Cerberus, Starwood Capital, Texas Pacific Group, Wendel, Eurazeo. Y al abrigo de esta discreción se aprestan a apoderarse de la economía mundial. En cuatro años, de 2002 a 2006, el monto de los capitales reunidos por estos fondos de inversión, que recogen dinero de los bancos, de las empresas de seguros, de los fondos de pensiones y de los bienes de particulares muy ricos, pasó de 94.000 millones de euros a 358.000 millones. Su capacidad financiera es fenomenal, supera los 1.100 millardos de euros. No hay quien se les resista. El año pasado en Estados Unidos los principales private equities invirtieron alrededor de 290.000 millones de euros en compra de empresas, y más de 220.000 millones sólo en el curso del primer semestre de 2007, haciéndose así con el control de 8.000 empresas... Ya un asalariado estadounidense de cada cuatro, y un asalariado francés de cada doce, trabaja para estos mastodontes (2).

Después del Reino Unido y Estados Unidos, Francia es el principal blanco. El año pasado se apoderaron de 400 empresas (por una suma de 10.000 millones de euros) y administran ya más de 1.600. Marcas muy conocidas, como Picard Surgelés, Dim, los restaurantes Quick, Buffalo Grill, Páginas Amarillas, Allociné o Afflelou, se encuentran bajo el control de los private equities , casi siempre anglosajones, que ahora planean sobre gigantes del CAC 40 (3).

El fenómeno de estos fondos rapaces surgió hace quince años, pero estimulado por créditos baratos y a favor de la creación de instrumentos financieros cada vez más sofisticados, cobró en los últimos tiempos una dimensión preocupante. El principio es simple: un club de inversores afortunados decide comprar empresas a las que inmediatamente después administra de manera privada, lejos de la Bolsa y sus normas coactivas, y sin tener que rendir cuentas a accionistas puntillosos (3). La idea es eludir los principios mismos de la ética del capitalismo apostando exclusivamente a las leyes de la jungla.

Concretamente, las cosas suceden así, según la explicación de dos especialistas: "Para adquirir una empresa que vale 100, el fondo pone 30 de su bolsillo (se trata de un porcentaje promedio) y pide prestados 70 a los bancos, aprovechando tasas de interés muy bajas. Durante tres o cuatro años reorganiza la empresa con los administradores que tenía, racionaliza la producción, desarrolla actividades y capta toda o parte de las ganancias para pagar los intereses... de su propia deuda. Después de lo cual, revende la empresa a 200, por lo general a otro fondo que hará lo mismo. Una vez devueltos los 70 pedidos en préstamo, le quedan 130 en el bolsillo, por una puesta inicial de 30, es decir, más del 300% de tasa de retorno sobre inversiones en cuatro años. ¿Quién da más? (4).

Mientras personalmente ganan fortunas demenciales, los dirigentes de estos fondos practican sin escrúpulo los cuatro grandes principios de la racionalización de las empresas: reducir el empleo, comprimir los salarios, aumentar los ritmos y deslocalizar. Alentados en esto por las autoridades públicas, que como hoy en Francia sueñan con "modernizar" el aparato de producción. Y en perjuicio de los sindicatos que ponen el grito en el cielo y denuncian el fin del contrato social.

Había quienes creían que con la globalización el capitalismo se daría finalmente por satisfecho. Ahora vemos que su voracidad parece sin límites. ¿Hasta cuándo?

Notas:

(1) Véase Frederic Lordon, "El mundo, rehén de las finanzas", en Le Monde diplomatique , edición española, septiembre de 2007.

(2) Véase Sandrine Trouvelot y Philippe Eliakim, "Les fonds d'investissement, nouveaux maîtres du capitalisme mondial", Capital , París, julio de 2007.

(3) Cotation Assistée en Continu. Índice bursátil francés. Es una medida ponderada según la capitalización de los cuarenta valores más significativos de entre las 100 mayores empresas negociadas en la Bolsa de París.

(4) Véase Philippe Boulet-Gercourt, "Le retour des rapaces", Le Nouvel Observateur , París, 19 de julio de 2007.

(5) Véase Capital, op. cit.

martes, 30 de octubre de 2007

Diez ideas para entender la crisis financiera

Aunque todo el mundo habla de la crisis, hay muy pocas ideas claras que permitan a los ciudadanos corrientes y molientes saber a ciencia cierta lo que está pasando. Juan Torres, integrante de la Comisión de Justicia Fiscal Global de Attac España, da algunas pistas para entenderlo.

Tengo la impresión de que la mayoría de los ciudadanos se sienten confusos ante la crisis que se ha desatado en las últimas semanas. A la vista del esfuerzo financiero desplegado por los bancos centrales deben intuir que se trata de una crisis muy seria. Y a tenor del efecto que tiene sobre sus bolsillos la subida de los tipos de interés, pueden percibir que va a hacerles más daño de lo que las autoridades quieren reconocer.

Habitualmente, los economistas ortodoxos y la mayoría de los dirigentes políticos nos quieren hacer creer que las medidas económicas que toman son siempre las más acertadas y que responden a criterios “científicos” y “técnicos” indiscutibles que no hay que poner en cuestión. Pero cuando las cosas no salen bien, como ahora, cuando todos los datos se descuadran, cuando las economías casi saltan por los aires , callan como si nada ocurriera.

Su silencio está dirigido a que nos creamos que lo que sucede es algo normal, que no pasa nada de relieve y que todo deber seguir, por tanto, exactamente igual que estaba. Evitan plantearlo como un problema “político” (que es lo que en realidad es) para los ciudadanos no nos pronunciemos sobre sus causas, responsabiolidades y soluciones.

En mi opinión, la crisis de este verano es grave, mucho más profunda de lo que están reconociendo las autoridades económicas y, sobre todo, nada más que un anticipo de situaciones peores que están por llegar. Tiendo a creer que lo que está ocurriendo ahora es solo un aviso.

Conviene, pues, entender bien lo que ha ocurrido y lo que puede ir sucediendo en los próximos meses. Y para tratar de ayudar a entenderlo voy a apuntar algunas ideas explicativas básicas de la forma más sencilla e intuitiva posible, sin perjuicio de abundar más en ellas en otros trabajos posteriores más detallados.

Para facilitar su lectura omitiré datos y números así como referencias bibliográficas que, en todo caso, aún no son muy definitivos para saber con todo rigor lo que está sucediendo.

Las cuestiones que principalmente me parece que hay que conocer pare entender la actual crisis son las siguientes.

1. Es una crisis hipotecaria.

El origen inmediato de la crisis radica en el mercado hipotecario estadounidense.

Como es sabido, al calor de la enorme expansión del sector inmobiliario se generó una masiva oferta de hipotecas, de las cuales casi una quinta parte se concedieron a familias que apenas si tenían las rentas justas para pagarlas cuando los tipos de interés estaban muy bajos.

Cuanto se fueron produciendo subidas en los tipos y las hipotecas se fueron encareciendo comenzaron a darse impagados.

Esto afecta inmediatamente a los bancos que había concedido estas hipotecas pero dado lo que normalmente hacen con los títulos, la crisis se extendió.

Lo que sucede es que los bancos que conceden estas hipotecas venden, a su vez, los títulos hipotecarios en los mercados financieros. Esta es la forma en que los bancos convierten el endeudamiento familiar en un impresionante negocio porque no sólo van a recibir el dinero que prestaron más los intereses sino que, además, obtienen beneficios negociando los títulos de crédito.

El inconveniente es que, como ha pasado este verano, cuando comienzan a producirse impagos porque suban los intereses o porque disminuya la renta familiar, se genera un efecto en cadena que es el que provoca que la crisis se extienda.

2. Pero la crisis no es solamente hipotecaria: es una crisis financiera.

Cuando se firma una hipoteca se crea un título financiero. Un “pasivo” u obligación para el que debe el dinero y un “activo” o derecho para el que lo presta. que es el banco. Y lo que puede y suele hacer el banco, como acabo de señalar, es comerciar con ese activo. Por ejemplo, asegurarlo o venderlo.

La paradoja que lógicamente se produce entonces es que cuanto más riesgo lleve consigo un título será menos seguro y en principio menos atractivo, pero por eso se pagará más por él y resultará más rentable.

Esa es la razón de que los títulos “basura” (técnicamente llamados “sub prime”), es decir, los que tienen bastante riesgo porque se han dado a familias con poca renta, sean precisamente los más rentables y, en consecuencia, los más apetitosos para los inversores que, en principio, busquen preferentemente rentabilidad, que son aquellos más poderosos y que, por tanto, pueden asumir más riesgo.

Los bancos norteamericanos colocaron en el mercado millones de estos títulos que adquirieron bancos e inversores de todos los países.

Es por esa causa que cuando se desata la crisis hipotecaria se desencadena al mismo tiempo una crisis financiera, puesto que el impago creciente inicial afecta enseguida a la seguridad y rentabilidad de los grandes bancos y fondos de inversión internacionales. Cuando se ven afectados, no sólo pierden dinero sino que retiran sus fondos de los mercados hasta el punto de frenar o incluso paralizar los flujos financieros internacionales, en mayor o menor medida en función de la magnitud del “latigazo” original o de su participación en el montante de los fondos afectados.

Se produce así una crisis de liquidez, no porque “falten” medios de pago, sino porque se retiran y esto ocurre porque hoy día la inmensa mayoría de los medios de pago son “ficticios”, es decir, papeles financieros más o menos como los títulos hiptecarios que comenté arriba que están vinculados principalmente a operaciones financieras de carácter especulativo.

3. Y además es una crisis que afecta a la economía real.

Aunque la crisis se desencadene inicialmente en el ámbito hipotecario, bancario o financiero, enseguida tiene efectos sobre la economía real (es decir, la que tiene que ver con la producción efectiva de bienes y servicios y no con “papeles” financieros).

El impacto sobre la economía real de esta última crisis se produce por tres razones principales.

En primer lugar, porque la crisis hipotecaria afecta lógicamente de modo muy directo al sector de la construcción que, como es bien sabido, ha sido una de las bases principales, cuando no la que más, de la expansión económica de los últimos años.

La inicial crisis hipotecaria producirá sin lugar a dudas desempleo no sólo en la construcción sino en las actividades que están relacionadas con el sector inmobiliario. Y eso permite aventurar que, sin lugar a dudas, nos encontramos desde que la crisis se empezara a manifestar incluso de manera latente, ante una nueva fase de recesión económica.

En segundo lugar, porque cuando se desata la crisis los bancos y los inversores reaccionan, como he dicho, retirando fondos del mercado y generando falta de liquidez. Los bancos ya no se prestan tan fácilmente entre ellos y, lógicamente, también reducen su oferta de créditos a los consumidores y empresas que necesitan recursos para gastar o invertir en actividades productivas.

Por lo tanto, la disminución de la liquidez en los circuitos financieros afecta a la financiación de la economía. El gasto total se resiente y, a su socaire, el conjunto de la actividad económica “real”.

En tercer lugar, y como corolario de lo anterior, los bancos centrales se enfrentan a una dilema perverso: por un lado lo que hacen (como han hecho) es poner a disposición de los bancos cientos de miles de millones de dólares (con una generosidad de la que carecen cuando los afectados por las crisis son los más desfavorecidos del planeta). Pero, por otro, para favorecer la movilización del capital, suben los tipos de interés.

Esto último lo hacen porque el tipo de interés es, al fin y al cabo, la retribución que recibirán los propietarios del dinero cuando lo ponen en disposición de otros. Y al subirlos, lo que hacen los bancos centrales es a incentivar a los poseedores de recursos financieros para que vuelvan a colocar en los mercados los recursos que han retirado.

Pero la subida de los tipos de interés tiene un doble efecto. Por un lado, favorecen la movilización del capital gracias a su mayor rentabilidad. Pero, por otro, encarecen el casi siempre imprescindible endeudamiento de las empresas y de las familias. Lo primero enriquece a los propietarios del capital que actúan preferentemente en la economía financiera y lo segundo coadyuva de nuevo a que baje su inversión y su consumo, deteriorando como he dicho el conjunto de la actividad económica.

4. Es una crisis global.

Los flujos financieros son prácticamente los únicos que se puede decir que estén completamente globalizados hoy día. Todas las operaciones financieras se realizan a escala internacional y la inmensa mayoría de ellas pasando por los paraísos fiscales que se encuentran estratégicamente situados en todos los husos horarios del planeta con el fin de que no quede ni un segundo del día sin posibilidad de ser utilizado para realizar las transacciones.

Por eso, aunque la crisis se inicie en el mercado hipotecario de un país, en este caso de Estados Unidos, es completamente seguro que se extenderá por todo el globo terráqueo, puesto que los mercados financieros son globales y los bancos e inversores que adquirieron los títulos a partir de los cuales se desencadena el latigazo inicial de la crisis están y operan en todas las esquinas de la Tierra.

De hecho, lo más probable que esté ocurriendo es que mucho de esos bancos ni siquiera sepan todavía a ciencia cierta en qué grado están siendo afectados por la crisis. Las inversiones que realizan en los mercados financieros son cruzadas, muy opacas, de papel sobre papel y de estructura piramidal, de modo que el tenedor final de un título no sabe bien a qué operación financiera original responde lo que está comprando o tratando de vender en operaciones que las nuevas tecnologías permiten realizar e modo vertiginoso y anónimo.

Pero poco a poco se va a ir descubriendo que en la crisis están implicadas muchas más entidades bancarias (por ejemplo en España) de las que en un principio han reconocido estarlo.

5. Y quizá sea algo más que una crisis hipotecaria, financiera y global.

Lo que no sabemos aún de la presente crisis es hasta qué punto todo lo anterior ha generado una crisis de solvencia bancaria, algo que no hay que descartar ni mucho menos, al menos en algunos países como España.

Los bancos (y en general los grandes poseedores de recursos financieros) se han convertido en el eje torno al cual gira la vida económica. Vienen obteniendo ingentes beneficios y han realizado inversiones gigantescas alimentando la concentración bancaria y empresarial y la especulación financiera. Bien directa o indirectamente (gracias a su financiación) son los verdaderos protagonistas de las burbujas especulativas inmobiliarias de los últimos años, de las adquisiciones especulativas de empresas y de los vaivenes de las bolsas.

Pero ahora, la cuestión estriba en saber si, después de haber colocado sus reservas en tantas inversiones especulativas, en estos momentos estarían en condiciones de soportar una crisis de liquidez financiera, una drástica disminución de la capacidad de endeudamiento de las familias y las empresas, impagos más o menos generalizados, o una explosión de la burbuja inmobiliaria que redujera el valor contable de sus activos. Es decir, si ahora dispondrían de recursos suficientes para hacer frente a las demandas de efectivo o para proporcionar los recursos financieros que requiere la vida económica.

No es aventurado sospechar que esto puede estar ocurriendo y que la ingente aportación de liquidez que han realizado los bancos centrales haya tenido como fin tratar de paliar la irresponsabilidad bancaria de los últimos años.

De hecho, es sorprendente la falta de información, la opacidad y falta de transparencia con la que las autoridades económicas manejan la crisis. Sólo están preocupadas por quitarle importancia y porque no se publiciten sus peligros, que es justamente lo que conviene hacer para pasar de puntillas cuando lo que hay sobre la mesa es una crisis de solvencia bancaria.

Puede ser, por tanto, que lo que esté ocurriendo sea algo más que una crisis producida por una mala gestión puntual de cartera de los grandes inversores derivada de los problemas hipotecarios de las familias que genera, a su vez, una crisis de liquidez. Es decir, que nos encontremos con que, además de ello, se estuviera dando una crisis que afectara a la propia estructura patrimonial de los bancos, en cuyo caso la situación actual tendría, lógicamente, consecuencias más graves y a largo plazo.

En ese caso, nos encontraríamos ante una crisis gravísima que obligaría (para salvaguardar la rentabilidad y el status quo bancarios) a establecer una especie de “corralito global” o localizado según se diera, es decir, una inmovilización del dinero depositado en los bancos para favorecer (como se hizo en Argentina) la recuperación de la solvencia bancaria.

En mi modesta opinión, ésta última circunstancia no es del todo imposible ni descartable hoy día. Hay indicios de ello: las ampliaciones de capital de algunos bancos, la intensidad con que tratan de atraer fondos (por cierto, con activos de alto riesgo que podrían agravar en el medio plazo los problemas) y las demandas de algunos dirigentes políticos más sensatos para realizar algunos cambios en las reglas del juego que imponen los reguladores (los bancos centrales, principalmente) y que actualmente consisten en dar “barra libre” a los fondos de inversión más arriesgados y volátiles detrás de los cuales están los propios bancos.

Como se sabe, el funcionamiento del negocio bancario se basa en un principio muy simple: se recogen fondos ahorrados, se “reserva” una parte de ellos para hacer frente a la demanda de pagos y con el resto se hacen inversiones rentables.

Tradicionalmente, esas inversiones consistían en prestar el dinero a los inversores reales, es decir, a las empresas que crean bienes y servicios o a los consumidores. Pero en los últimos decenios el negocio bancario ha cambiado y se dedica a colocar el ahorro, principalmente, en operaciones financieras especulativas.

Gracias al apoyo de los bancos centrales (que salen enseguida en su apoyo cuando lo necesitan) y al grado general de aceptación que tiene este estado de cosas, los bancos han podido aumentar sus negocios manteniendo una porción de reservas cada vez más pequeña, lo que lógicamente incrementa su rentabilidad, como viene sucediendo, pero aumenta agigantadamente el riesgo y disminuye su solvencia.

La consecuencia de todo ello es el extraordinario aumento de la inestabilidad del sistema y del riesgo que se asume y la pregunta que hoy día es inevitable hacerse es si en esa loca carrera hacia el beneficio no habrán llegado los bancos al paroxismo y al riesgo excesivo en los momentos actuales.

Este es un asunto que reconocen hasta los propios economistas liberales más sensatos y coherentes cuando critican el actual régimen del negocio bancario y proponen un sistema de reservas bancarias al 100% para evitar lo que podría llevar a un verdadero colapso económico.

Quizá sea demasiado atrevido afirmar que nos encontremos en esta situación, aunque yo no me atrevería tampoco a desestimarla.

En los próximos meses, o quien sabe si en pocas semanas, podremos ir descubriendo lo que efectivamente está pasando en el negocio bancario.

6. Es una crisis que tiene perjudicados.

Las autoridades económicas suelen hablar de estas crisis como si fueran algo parecido a la avería de un mecanismo de fontanería o de un automóvil, sin hacer referencia a los millones de individuos que en realidad pagan con sus rentas, con su trabajo y con su seguridad y bienestar la irracionalidad del sistema financiero en que se soportan nuestras economías.

Como cualquier otra, esta crisis tiene unos claros perjudicados.

En primer lugar, los millones de personas que en Estados Unidos y en otros países han perdido o van a perder sus viviendas y sus ahorros. O sus rentas, puesto que no se puede olvidar que cada vez que los bancos centrales suben los tipos de interés lo que directamente se produce es un trasvase de rentas desde los bolsillo de las familias o empresas endeudadas al de los banqueros. Así de fácil.

En segundo lugar, las economías más débiles (como las de las periferias en África, Latinoamérica o las de los países asiáticos más empobrecidos) puesto que cuando se desata la crisis los capitales escasean y su falta se nota especialmente en los territorios que están más necesitados de inversiones y recursos. Y que son, además, los que hacen frente con más dificultad a intereses más elevados.

En tercer lugar, la actividad económica real, las empresas y empresarios dedicados a la producción efectiva de bienes y servicios que conforman, a su vez, un anillo marginal respecto a la inversión financiera. Lo cual es lo mismo que decir, que la crisis se paga en términos de empleo, actividad económica y creación de riqueza.

7. Pero la crisis tiene también unos claros beneficiarios.

No todo el mundo pierde con la crisis. Al revés, de ella saldrán fortalecidos los bancos y los grandes poseedores de capital.

Por un lado, hay que tener en cuenta que los bancos solo tienen en títulos arriesgados una parte pequeña de su negocio, de modo que la subida en los tipos de interés repercutirá favorablemente en su rentabilidad global.

Otro efecto de la crisis será que se concentrará mucho más la propiedad de los recursos financieros y económicos.

De hecho, ya ha pasado así con los activos inmobiliarios.

Los grandes promotores y constructoras y los bancos han acumulado cientos de miles de viviendas y terrenos que en gran parte han financiado gratis gracias a la burbuja que ellos mismos han contribuido a crear. Se calcula, por ejemplo, que los bancos han adquirido alrededor de la mitad del suelo urbanizable puesto a la venta en España en los últimos quince años.

Ahora que la crisis hipotecaria se desata volverán a acumular activos inmobiliarios puesto que serán los que cuenten con información privilegiada para comprar barato a familias en apuros o a los pequeños constructores con el agua al cuello. O, simplemente, los que no tengan el más mínimo apuro a la hora de ejecutar sus créditos frente a familias que no puedan pagarlos, quedándose con sus viviendas. Y si el Estado (como incluso se ha apuntado en Estados Unidos) da ayudas a las familias para que paguen las hipotecas, lo único que se estará haciendo será garantizar que los bancos sigan cobrando sus anualidades aunque con intereses más elevados.

Además de todo ello, cuando se produce la crisis financiera los poseedores de títulos que tienen menos cobertura (los pequeños o medianos ahorradores, los fondos de inversión con menos liquidez o los que hayan calculado peor el riesgo que debían o podían asumir) tratarán de vender a toda prisa los títulos “infectados”, que serán adquiridos por los grandes bancos y fondos de inversión a precios de saldo, puesto que ellos pueden acumular títulos con rentabilidad más baja gracias a su cartera mucho más grande y a sus beneficios mucho más elevados.

Finalmente, el efecto de la crisis hipotecaria, de la crisis financiera y de la crisis real se traduce, como es lógico que así sea, en la rentabilidad empresarial y en las cotizaciones en bolsa de sus acciones. Y también en este mercado se producirán movimientos masivos de venta que serán aprovechados por los grandes inversores para acumular propiedades empresariales, concentrándose así el poder de los grandes bancos y grandes corporaciones sobre el conjunto de la economía.

La existencia de perjuidcados y beneficiados de estas crisis es lo que demuestra claramente que no son meras cuestiones “técnicas” sino auténticos asuntos políticos: son las autoridades políticas y económicas haciendo, no haciendo o dejando hacer son las que hacen que unos u otros sea perjudicados o beneficiados.

8. Es una es una crisis que quizá no sea fácilmente pasajera.

Como es fácil deducir de lo que vengo diciendo, una de las causas de la crisis actual (como de otras semejantes que se han producido en los últimos decenios) es que la economía mundial se ha volcado cada vez más hacia los intercambios financieros. En lugar de servir de instrumento para los intercambios de bienes y servicios, el dinero se ha convertido en un objeto del intercambio. Lo que se compra y se vende privilegiadamente son medios de pago, títulos financieros, papel por papel... Es lo que se ha llamado la economía financiarizada que es intrínsecamente inestable y propensa a las crisis (Un análisis más detallado en mi libro “Toma el dinero y corre. La globalización neoliberal del dinero y las finanzas”. Editorial Icaria, Barcelona 2006).

A este tipo de economía se la ha calificado como “de casino” precisamente porque se basa en la especulación, porque en ella predomina el riesgo desmedido y la incertidumbre (a cambio, eso sí, de una extraordinaria rentabilidad) y eso lleva lógicamente a que las crisis se produzcan con inusitada frecuencia.

La generalización de la especulación financiera obliga a que los sujetos económicos estén continuamente caminando sobre la cuerda floja, sin una base real efectiva, como de puntillas. Pero, como dice un viejo refrán chino, ninguna persona puede mantenerse de puntillas mucho tiempo.

Por eso se sabía que la crisis hipotecaria iba a desencadenarse antes o después. Llegaría un momento en que las familias con rentas más bajas pero con hipotecas abusivas iban a no poder pagarlas. El nivel de endeudamiento que hoy día existe en la economía estadounidense, en la española o en muchas otras es sencilla y materialmente insostenible. Ha terminado saltando allí y saltará en los demás países.

La razón de por qué se ha consentido una situación abocada a la crisis es doble.

Por un lado, ya ha quedado dicho que la crisis no sólo tiene paganos, sino grandes y privilegiados beneficiarios. Y estos tienen el poder suficiente como para hacer que las cosas transcurran a favor de sus intereses aunque sea a costa de crisis y problemas económicos para los demás.

Por otro, resulta que es imposible evitar este tipo de crisis en el contexto financiarizado y global del capitalismo neoliberal de nuestros días. Cuando salta la chispa se puede tratar de paliar, como han querido hacer los bancos centrales, se pueden poner remedios pasajeros, pero es inevitable que la llama se extienda por todas las economías y por todos los sectores de la actividad económica.

Todo eso quiere decir que el caldo de cultivo de la crisis actual no es una mera incidencia hipotecaria, que sería más o menos fácil de atajar, sino el modo de funcionar de la economía capitalista de nuestros días en su conjunto. Algo que es mucho más difícil de controlar, sobre todo, cuando no hay intención ninguna de hacerlo.

En consecuencia, si hubiera que apostar, yo más bien lo haría por unos meses largos de inestabilidad profunda, de sobresaltos y de pérdida de vigor económico. El sector inmobiliario, en primer lugar, saltará próximamente por los aires en los países, como España, en donde ha generado burbujas especulativas; y detrás de él, quizá algunos ámbitos del sector bancario y financiero. Tras de lo cual es inevitable que venga una nueva fase recesiva que puede ser duradera si no se adoptan medidas de choque rápidas y contundentes en forma, principalmente, de incremento del gasto.

Desgraciadamente, esto último no suele tener hoy día otra lectura que no sea la militar como factor antirecesivo, lo que me permite augurar que, si la crisis va a más, volverán a hacerse fuertes los tambores de guerra.

Ojalá me equivoque.

9. Es una crisis avivada y consentida por los bancos centrales.

Es de gran importancia y muy relevante destacar que los bancos centrales han sido uno de los principales factores responsables de la crisis hipotecaria y financiera que estamos viviendo.

Podemos decir que los bancos centrales son responsables de la crisis, al menos, por tres razones fundamentales.

En primer lugar porque a ellos corresponde la labor de vigilar la situación del negocio bancario, la de advertir del riesgo y prevenir sus consecuencias. Y tienen medios y poder suficiente para llevarla a cabo ... si quisieran hacerlo.

Su vista gorda ante el verdaderamente aberrante e irracional comportamiento del mercado hipotecario, su indiferencia ante el sufrimiento económico que los bancos imponen a millones de familias, su mano abierta para consentir que la banca actúe con plena libertad para imponer condiciones draconianas en créditos y préstamos, o su ceguera cómplice ante el deterioro de la solvencia han favorecido la génesis de la crisis hipotecaria como primer e inmediato detonante del problema económico y financiero que hoy día se está viviendo.

Incluso algunos gobiernos o líderes mundiales estaban advirtiendo desde hace meses del riesgo que se estaba acumulando en los fondos de inversión especulativos, del peligro global que eso llevaba consigo y de la necesidad de regularlos de otra forma para tratar de darle más seguridad a la economía mundial. Pero los bancos centrales, que son quienes disponen de la mejor información sobre esa realidad y quienes sabían bien el problema real que se estaba generando, han venido callando y consintiendo que durante todo este tiempo se acumule la volatilidad y un peligro cierto de recesión mundial provocado por la llamarada originada en los flujos financieros.

En segundo lugar, porque los bancos centrales son los garantes del régimen de hipertrofia financiera y de privilegio de los flujos financieros sobre la economía real hoy día existente. Estas instituciones y la política que llevan a cabo constituyen el sostén principal de la especulación financiera y del privilegio que éstas actuaciones tienen en comparación con la actividad económica real orientada a la creación de riqueza.

Es obvio que la política monetaria es un instrumento esencial de la política económica general para conducir la actividad económica. Pero, en manos de los bancos centrales, se limita a aplicarse para controlar los precios (algo que beneficia sobre todo a los ricos y al capital, porque gracias a ello se garantizan salarios reducidos y retribución más alta al capital financiero), olvidándose de cualquier otro objetivo, como el crecimiento de la actividad o el empleo. Y ya he señalado que esa financiarización es el verdadero caldo de cultivo de estas crisis.

Finalmente, porque los bancos centrales no sólo se limitan a actuar de esta forma sino que, para colmo, atan de pies y manos a los gobiernos, que no tienen capacidad de maniobra para adoptar medidas que pudieran llevar a las economías por otros senderos.

Los bancos centrales, esclavos de una ortodoxia sin base científica alguna (puesto que ni uno solo de los postulados en los que se basa la política monetaria y económica que defienden ha quedado demostrado como más conveniente o adecuado que cualquier otro) ni comen ni dejan comer en la economía de nuestros días: como la crisis de estas últimas semanas está demostrando, vienen a ser unos meros instrumentos al servicio del mantenimiento del status quo bancario y del poder monetario y financiero global.

Su papel perverso es ya tan estrepitosamente claro que incluso algunos gobernantes de derechas más lúcidos, como Sarkozy, empiezan a denunciarlo. Y es que es muy difícil que un pirómano pase desapercibido cuando quiere actuar como apagafuegos.

10. Y es una crisis de las que podrían evitarse con otras políticas y con otros objetivos sociales.

Para terminar, hay que preguntarse si crisis como las que estamos viviendo son inevitables o si, por el contrario, hay medios para evitarlas.

En mi opinión, será muy difícil que dejen de existir en el contexto del capitalismo financiarizado de nuestros días. Como he dicho antes, son consustanciales a la lógica compulsiva del beneficio y a la hipertrofia de unos flujos financieros y actividades especulativas que son intrínsecamente inestables y volátiles.

Pero eso no quiere decir que no tengan remedio. Hay fórmulas e instrumentos suficientes para que la sociedad no tenga que soportar sus tremendos costes y para que las economías no se vean sometidas a la quiebra constante, al despilfarro, a la ineficiencia y al bloqueo permanentes.

En el marco breve de estas líneas no puedo desarrollar extensamente un planteamiento alternativo, del que hoy día ya empezamos a disponer en la literatura económica no neoliberal. Me limitaré a presentar, casi a manera de ejemplo y sin pretensión alguna de ser exhaustivo, los que considero más importantes y significativos.

- Para evitar las crisis hipotecarias es preciso evitar que la vivienda se convierta en un activo creado para generar beneficio a través de la acumulación y la especulación. Y, por supuesto, que sus instrumentos de financiación se transformen en la fuente que nutre la actividad de los mercados financieros secundarios intrínsecamente inestables y generadores de crisis. Los gobiernos tienen medios para asegurar que las viviendas sean lo que deben ser, soluciones al problema social de la habitabilidad, y no activos para canalizar el ahorro de los ricos y para labrar ganancias especulativas.

Para ello pueden establecerse reservas de suelo, controles de precios y políticas impositivas que desincentiven la especulación con bienes sociales básicos. Puede y debe romperse la vinculación entre el mercado de la vivienda y los flujos financieros garantizando fuentes estables y asequibles de financiación no vinculadas a los mercados secundarios que, como hemos visto, son la fuente de las crisis financieras.

- Para evitar las crisis financieras ni siquiera sería necesaria, aunque fuese deseable, una auténtica regulación financiera internacional que hiciera saltar por los aires los mecanismos que transmiten la especulación y la volatilidad a todas las actividades económicas. Quizá baste con incorporar, como dijera hace años James Tobin, algo de arena en las ruedas de las finanzas internaciones para desincentivar ese tipo de lógica financiera. Una arena que deberían tener la forma de impuestos y tasas internacionales, erradicación de los paraísos fiscales, transparencia y control y, sobre todo, de la creación de fuentes de crédito públicas que garanticen el funcionamiento de la actividad económica con independencia de los desequilibrios y la volatilidad de los mercados.

- Para evitar las crisis de solvencia bancaria y para limitar el irracional y excesivo poder bancario que provoca crisis y desequilibrios constantes es preciso establecer un sistema basado en la plena cobertura de las reservas bancarias.

- Para evitar que crisis localizadas se conviertan peligrosamente en crisis globales es preciso, sobre todo, acabar con el régimen de plena libertad de movimientos de capital. un régimen que solo es necesario y está justificado para garantizar mayores beneficios a los propietarios de capital, puesto que no hay razón científica alguna que permita asegurar que de esa forma se logran mejores resultados en la producción de bienes y servicios y en la actividad económica en general.

- Para evitar los efectos de las crisis financieras sobre la economía real lo necesario es, lógicamente, evitarlas aplicando los mecanismos que vengo señalando y, sobre todo, controlar la hipertrofia de los flujos financieros, y garantizar fuentes de financiación en la vida económica que no estén al albur de la lógica del beneficio sino en función de las demandas sociales.

- Para evitar que estas crisis aumenten las desigualdades produciendo millones de afectados y muy pocos beneficiarios es preciso restablecer el valor social de los impuestos, crear un auténtico sistema fiscal internacional y mecanismos internacionales de redistribución de la renta.

- Para evitar que lo bancos centrales sigan estando al servicio exclusivo de los más poderosos y esclavos de una retórica económica equivocada que coadyuva a la aparición de recesión y crisis económicas, es preciso modificar su naturaleza, someterlos al control público y de las instituciones representativas y garantizar que la política monetaria se comprometa efectivamente con objetivos económicos como el pleno empleo, la equidad y el bienestar social efectivo.

Naturalmente, todo ello, que es plenamente posible, no puede llevarse a la práctica si los ciudadanos no son capaces de negar el estado de cosas actual, de imponer su voluntad sobre la de los mercados en donde gobiernan los poderosos y para ello es preciso no solo que sean conscientes de la naturaleza real de estos problemas económicos sino que tengan el poder suficientes para convertir sus intereses en voluntades sociales y éstas en decisiones políticas. Es decir, que las mayorías ciudadanas pueden hacer justo lo que desde tiempos inmemoriales vienen haciendo solamente los más ricos y poderosos.


Juan Torres López es catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga (España).


Juan Torres López, Comité de Apoyo de Attac, www.altereconomia.org