jueves, 1 de diciembre de 2011

Explicaciones cercanas para los beneficios y agujeros recientes de la banca

Ayer trataba de explicar que cuando se habla de que las entidades financieras deben reconocer pérdidas, o sacar los esqueletos del armario, (como hoy lo ha llamado el ministro de finanzas sueco), se hablaba de una falsedad en el balance, derivada de la invención de unos beneficios en el pasado.  Me gustaría repasar algunos de los métodos más cercanos para conseguir generar estos beneficios. Lo curioso del caso es como se logran generar estos beneficios falsos a costa del sufrimiento de todos.

Por un lado, tenemos el caso de la deuda pública. Los bancos han estado especulando con deuda pública de forma continuada y reiterada. Es bastante conocido el proceso de conseguir financiación barata del Banco Central Europeo, (u otros Bancos Centrales), usando los títulos de deuda pública como garantía. De esta forma, se consigue invertir a tipos elevados, (ahora superiores al 6%), el dinero que obtienen del BCE al 1,25%.  Pero en lo que nadie parece reparar es que el significado de que la deuda pública, son títulos, y por tanto al final lo que se está consiguiendo es un proceso donde el dinero sale de los bancos centrales hacía los bancos comerciales, para llegar a los países con una gran sangría por el camino, mediante un proceso que va exactamente al revés de este proceso.

Es decir, el país emite deuda, que las entidades financieras tienen que comprar con descuentos y luego hay que hacer lo necesario para que o bien el país o bien el banco central de turno logre comprar estos títulos a un precio mayor.

La conclusión es clara; un gran negocio planificado en base a los presupuestos públicos, y montado a partir de informes falsos, de recomendaciones suicidas y desde luego usando los famosos CDS que nadie parece tratar de frenar.

Otro camino curioso es el que nos ocupa ahora mismo con los pisos, (la deuda pública ya la está comprando el Banco Central Europea, las cédulas hipotecarias ya hace tiempo que las han colocado entre inversores institucionales y Bancos Centrales); en este sentido, muchas viviendas se han adjudicado a la entidad por debajo de la tasación (bien por el 50% de la tasación en subastas desiertas, bien por la deuda pudiendo ser incluso la cifra hasta una modificación reciente o bien en daciones de pago acordadas con descuento).

Esto significa que cuando se adjudican un inmueble por debajo de la tasación, (repito prácticamente todos los casos), se contabiliza a la tasación y el resto es beneficios. Por supuesto este beneficio que se ha obtenido en este momento desaparece cuando tienes que vender el piso por debajo del valor de tasación. Pero curiosamente si el banco ejecutó una hipoteca al 50% de tasación hace un año y lo vende hoy con un descuento del 30%, lo que está haciendo es conseguir un beneficio en el piso, (a cuenta del deudor), pero HOY tendrá que reconocer una pérdida, ¡Por el beneficio irreal pasado!.

Pero es que en el drama de los impagos, existe también un gran beneficio.  Cuando una operación entra en mora, se aplican toda una serie de comisiones y sobre todo unos tipos de interés que son una autentica salvajada. Además existen toda una serie de gastos y costas que se repercuten al deudor. La conclusión está clara. A veces, es difícil entender como es posible que todo el mundo comprenda que la bola de nieve en un préstamo impagado es una locura para el deudor, pero sin embargo difícilmente se ven los beneficios en la cuenta de resultados para la entidad financiera.

Cuando un deudor pasa de pagar un tipo determinado a otro tipo tres, cuatro o cinco veces superior, el resultado de la entidad se incrementa de forma exponencial. En una situación en la que un gran porcentaje de personas, (jurídicas o físicas), entran en esta situación, la realidad es que la cuenta de resultados muestra una situación que puede parecer envidiable; sobre todo teniendo en cuenta que en no pocos casos, se partía de una situación previa en la que se acordaron refinanciaciones a tipos ya mucho más elevados, (por las famosas primas de riesgo que también se aplican al resto de agentes económicos que no sean países).

Estas deudas seguirán toda la vida al deudor, lo que significa que el banco tendrá siempre un derecho; pero en no pocos casos, la entidad no podrá cobrar estos importes en la vida. Como en los demás casos, podrá mantener la situación indefinidamente, a menos que se vea obligado a obtener liquidez, vendiendo los créditos y por tanto lo que deben estos deudores. En este caso, los descuentos aplicables suponen una valoración del precio de mercado que nos pueden dar una pista, y en el caso de que las operaciones se realizarían tendremos ahora las pérdidas de la entidad que antes eran beneficios irreales.

Supongo que todo el mundo podrá decir que no se sabe si los derechos que no se van a cobrar o que  los pisos no se van a vender a precio de tasación; por tanto cuando se generaron estos ingresos no se podía saber que iban a ser pérdidas. También nos podrán decir que las provisiones se ocupaban de reflejar esta pérdida de valor. Normalmente las provisiones, se han definido siempre como una “hucha” o dinero que apartan los bancos para los tiempos malos, pero esta definición es un absurdo total. Ni se aparta dinero, ni existe hucha ni nada por el estilo. Las provisiones no son más que un sistema que se ha instaurado para detraer de los beneficios presentados una parte. La idea fundamental es rebajar los beneficios en las épocas de “vacas gordas”, para las “vacas flacas”.

Nadie parece haberse cuestionado este método que en definitiva sirve para eliminar todos los criterios de valoración del balance. Es decir, no se valoran los activos de la entidad, sino que se provisiona en función de unas determinadas circunstancias. Esta es la gran ventaja de este sistema y es algo que ha permitido a las entidades financieras españolas mostrar una fortaleza que en otros países no se ha dado, (hasta que se ha empezado a manipular balances como el caso reciente de Bank of America; o relajar la obligación de contabilizar a precio de mercado como en casi todo el mundo en 2009).

Pero más allá de un sistema perfecto para esconder los balances, ya que se contabilizan los activos por un lado a precios que son a todas luces irreales, (la discusión ha de ser sobre el importe de las desviaciones y no sobre su existencia), y por otro lado se juega reduciéndolos o incrementándolos en función del ciclo; lo que debemos recordar para entender beneficios recientes de las entidades financieras, es que el Banco de España ha permitido reducir las dotaciones de provisiones. Dicho de otra forma, el sistema nos decía claramente que se incrementaban las provisiones en épocas de bonanza, para las épocas de depresión. Por tanto este esquema ayuda a mantener los beneficios en esta época. Lo grave es que resulta que las provisiones no son una hucha.

Por supuesto, nos quedan otras muchas fuentes por las que se han incrementado los beneficios o minorado las pérdidas artificialmente en el pasado, y por supuesto las no artificiales, (como pueden ser todas las normas aprobadas, la reducción de la competencia, el incremento de las comisiones normales que la gente si paga, la reducción de los costes financieros a través de todos los medios posibles…). Pero sin embargo, lo que no hay forma de saber es cuanto de esto corresponde a irreal o cuanto corresponde a beneficios obtenidos y realizables (independientemente del cómo y de la moralidad), esto significa que no hay forma de saber cuál es el agujero real del sistema; aunque pocas discusiones admite la conclusión de que existe y que no es pequeño (precisamente esta es la razón por la que no se discute demasiado la existencia).

Tomás Iglesias
Rankia

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