Ayer trataba
de explicar que cuando se habla de que las entidades financieras deben
reconocer pérdidas, o sacar los esqueletos del armario, (como hoy
lo ha llamado el ministro de finanzas sueco), se hablaba de una
falsedad en el balance, derivada de la invención de unos beneficios en
el pasado. Me gustaría repasar algunos de los métodos más cercanos
para conseguir generar estos beneficios. Lo curioso del caso es como se
logran generar estos beneficios falsos a costa del sufrimiento de
todos.
Por un lado, tenemos el caso de la deuda pública. Los bancos han
estado especulando con deuda pública de forma continuada y reiterada.
Es bastante conocido el proceso de conseguir financiación barata del
Banco Central Europeo, (u otros Bancos Centrales), usando los títulos
de deuda pública como garantía. De esta forma, se consigue invertir a
tipos elevados, (ahora superiores al 6%), el dinero que obtienen del
BCE al 1,25%. Pero en lo que nadie parece reparar es que el
significado de que la deuda pública, son títulos, y por tanto al final
lo que se está consiguiendo es un proceso donde el dinero sale de los
bancos centrales hacía los bancos comerciales, para llegar a los países
con una gran sangría por el camino, mediante un proceso que va
exactamente al revés de este proceso.
Es decir, el país emite deuda, que las entidades financieras tienen
que comprar con descuentos y luego hay que hacer lo necesario para que o
bien el país o bien el banco central de turno logre comprar estos
títulos a un precio mayor.
La conclusión es clara; un gran negocio planificado en base a los
presupuestos públicos, y montado a partir de informes falsos, de
recomendaciones suicidas y desde luego usando los famosos CDS que nadie
parece tratar de frenar.
Otro camino curioso es el que nos ocupa ahora mismo con los pisos,
(la deuda pública ya la está comprando el Banco Central Europea, las
cédulas hipotecarias ya hace tiempo que las han colocado entre
inversores institucionales y Bancos Centrales); en este sentido, muchas
viviendas se han adjudicado a la entidad por debajo de la tasación
(bien por el 50% de la tasación en subastas desiertas, bien por la
deuda pudiendo ser incluso la cifra hasta una modificación reciente o
bien en daciones de pago acordadas con descuento).
Esto significa que cuando se adjudican un inmueble por debajo de la
tasación, (repito prácticamente todos los casos), se contabiliza a la
tasación y el resto es beneficios. Por supuesto este beneficio que se ha
obtenido en este momento desaparece cuando tienes que vender el piso
por debajo del valor de tasación. Pero curiosamente si el banco ejecutó
una hipoteca al 50% de tasación hace un año y lo vende hoy con un
descuento del 30%, lo que está haciendo es conseguir un beneficio en el
piso, (a cuenta del deudor), pero HOY tendrá que reconocer una pérdida,
¡Por el beneficio irreal pasado!.
Pero es que en el drama de los impagos, existe también un gran
beneficio. Cuando una operación entra en mora, se aplican toda una
serie de comisiones y sobre todo unos tipos de interés que son una
autentica salvajada. Además existen toda una serie de gastos y costas
que se repercuten al deudor. La conclusión está clara. A veces, es
difícil entender como es posible que todo el mundo comprenda que la bola
de nieve en un préstamo impagado es una locura para el deudor, pero
sin embargo difícilmente se ven los beneficios en la cuenta de
resultados para la entidad financiera.
Cuando un deudor pasa de pagar un tipo determinado a otro tipo tres,
cuatro o cinco veces superior, el resultado de la entidad se incrementa
de forma exponencial. En una situación en la que un gran porcentaje de
personas, (jurídicas o físicas), entran en esta situación, la realidad
es que la cuenta de resultados muestra una situación que puede parecer
envidiable; sobre todo teniendo en cuenta que en no pocos casos, se
partía de una situación previa en la que se acordaron refinanciaciones a
tipos ya mucho más elevados, (por las famosas primas de riesgo que
también se aplican al resto de agentes económicos que no sean países).
Estas deudas seguirán toda la vida al deudor, lo que significa que el
banco tendrá siempre un derecho; pero en no pocos casos, la entidad no
podrá cobrar estos importes en la vida. Como en los demás casos, podrá
mantener la situación indefinidamente, a menos que se vea obligado a
obtener liquidez, vendiendo los créditos y por tanto lo que deben estos
deudores. En este caso, los descuentos aplicables suponen una
valoración del precio de mercado que nos pueden dar una pista, y en el
caso de que las operaciones se realizarían tendremos ahora las pérdidas
de la entidad que antes eran beneficios irreales.
Supongo que todo el mundo podrá decir que no se sabe si los derechos
que no se van a cobrar o que los pisos no se van a vender a precio de
tasación; por tanto cuando se generaron estos ingresos no se podía
saber que iban a ser pérdidas. También nos podrán decir que las
provisiones se ocupaban de reflejar esta pérdida de valor. Normalmente
las provisiones, se han definido siempre como una “hucha” o dinero que
apartan los bancos para los tiempos malos, pero esta definición es un
absurdo total. Ni se aparta dinero, ni existe hucha ni nada por el
estilo. Las provisiones no son más que un sistema que se ha instaurado
para detraer de los beneficios presentados una parte. La idea
fundamental es rebajar los beneficios en las épocas de “vacas gordas”,
para las “vacas flacas”.
Nadie parece haberse cuestionado este método que en definitiva sirve
para eliminar todos los criterios de valoración del balance. Es decir,
no se valoran los activos de la entidad, sino que se provisiona en
función de unas determinadas circunstancias. Esta es la gran ventaja de
este sistema y es algo que ha permitido a las entidades financieras
españolas mostrar una fortaleza que en otros países no se ha dado,
(hasta que se ha empezado a manipular balances como el caso reciente de
Bank of America; o relajar la obligación de contabilizar a precio de
mercado como en casi todo el mundo en 2009).
Pero más allá de un sistema perfecto para esconder los balances, ya
que se contabilizan los activos por un lado a precios que son a todas
luces irreales, (la discusión ha de ser sobre el importe de las
desviaciones y no sobre su existencia), y por otro lado se juega
reduciéndolos o incrementándolos en función del ciclo; lo que debemos
recordar para entender beneficios recientes de las entidades
financieras, es que el Banco de España ha permitido reducir las
dotaciones de provisiones. Dicho de otra forma, el sistema nos decía
claramente que se incrementaban las provisiones en épocas de bonanza,
para las épocas de depresión. Por tanto este esquema ayuda a mantener
los beneficios en esta época. Lo grave es que resulta que las
provisiones no son una hucha.
Por supuesto, nos quedan otras muchas fuentes por las que se han
incrementado los beneficios o minorado las pérdidas artificialmente en
el pasado, y por supuesto las no artificiales, (como pueden ser todas
las normas aprobadas, la reducción de la competencia, el incremento de
las comisiones normales que la gente si paga, la reducción de los costes
financieros a través de todos los medios posibles…). Pero sin embargo,
lo que no hay forma de saber es cuanto de esto corresponde a irreal o
cuanto corresponde a beneficios obtenidos y realizables
(independientemente del cómo y de la moralidad), esto significa que no
hay forma de saber cuál es el agujero real del sistema; aunque pocas
discusiones admite la conclusión de que existe y que no es pequeño
(precisamente esta es la razón por la que no se discute demasiado la
existencia).
Tomás Iglesias
Rankia
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