Madrid, 29 de octubre. Silvia sabía que las cosas serían difíciles, pero nunca tanto.
Con una maestría en publicidad, esta joven madrileña de 24 años
trabaja desde hace más de dos años, a tiempo completo, en una pasantía
que está empezando a percibir que nunca acabará.
Cobrando 300 euros (5 mil 520 pesos, aproximadamente) al mes por el mismo trabajo que los profesionales asalariados en relaciones públicas a su lado, no gana lo suficiente como para dejar la casa de sus padres y gasta la mayor parte de su sueldo en el pase de autobús y los gastos de almuerzo.
Pero pese a sentir que su empleador incumple las reglas que limitan el uso de contratos laborales sin beneficios, no se quejará ante el Ministerio de Trabajo porque se considera bendecida por tener siquiera empleo.
Dado que el desempleo juvenil en España supera 40 por ciento y el índice de desocupación general es el más alto de la Unión Europea, con uno de cada cinco, los jóvenes profesionales aceptan cualquier condición para comenzar sus carreras. Según la oficina de estadística de la Unión Europea Eurostat a junio de 2011 las personas sin trabajo eran 15.64 millones en las 17 naciones de la zona euro, en tanto en la Unión Europa, con 27 naciones, la tasa de desocupación alcanza un porcentaje similar al de Estados Unidos, de más de 9.5 por ciento. En un año, el promedio de pérdida de puestos de trabajo puede ser superior a los 400 mil, en cada uno de esos bloques económicos.
La historia es bastante similar en los vecinos Portugal e Italia, donde más y más personas tienen lo que se denomina trabajos basura: contratos temporales que solían ser comunes en los sectores del turismo, la agricultura y la construcción, pero que ahora son usados por todo tipo de compañías.
Puesto que la economía está en recesión y la crisis de deuda de la zona del euro limita el crédito, las empresas están más interesadas que nunca en evitar los contratos abiertos con elevadas indemnizaciones por despidos.
Un cuarto de la mano de obra de España tiene contratos temporales, al igual que 23 por ciento de la de Portugal, comparado con el promedio de 14 por ciento de la UE.
En España, Portugal e Italia ha surgido un rígido sistema dual. Personas de edad mediana tienen empleos estables con beneficios. Es caro despedirlos y están protegidos por enormes cantidades de leyes. Mientras tanto, trabajadores más jóvenes están atrapados en una puerta giratoria de contratos temporales de los que resulta fácil abusar.
Cobrando 300 euros (5 mil 520 pesos, aproximadamente) al mes por el mismo trabajo que los profesionales asalariados en relaciones públicas a su lado, no gana lo suficiente como para dejar la casa de sus padres y gasta la mayor parte de su sueldo en el pase de autobús y los gastos de almuerzo.
Pero pese a sentir que su empleador incumple las reglas que limitan el uso de contratos laborales sin beneficios, no se quejará ante el Ministerio de Trabajo porque se considera bendecida por tener siquiera empleo.
Desde pequeña mis padres me alentaron a conseguir un título para encontrar un buen empleo. Pero tengo suerte de siquiera tener trabajo. Éramos 30 en mi clase y yo soy una de las que mejor les está yendo con su carrera, dijo Silvia. No quiso que se usara su apellido en caso de sufrir repercusiones en su trabajo.
Dado que el desempleo juvenil en España supera 40 por ciento y el índice de desocupación general es el más alto de la Unión Europea, con uno de cada cinco, los jóvenes profesionales aceptan cualquier condición para comenzar sus carreras. Según la oficina de estadística de la Unión Europea Eurostat a junio de 2011 las personas sin trabajo eran 15.64 millones en las 17 naciones de la zona euro, en tanto en la Unión Europa, con 27 naciones, la tasa de desocupación alcanza un porcentaje similar al de Estados Unidos, de más de 9.5 por ciento. En un año, el promedio de pérdida de puestos de trabajo puede ser superior a los 400 mil, en cada uno de esos bloques económicos.
La historia es bastante similar en los vecinos Portugal e Italia, donde más y más personas tienen lo que se denomina trabajos basura: contratos temporales que solían ser comunes en los sectores del turismo, la agricultura y la construcción, pero que ahora son usados por todo tipo de compañías.
Puesto que la economía está en recesión y la crisis de deuda de la zona del euro limita el crédito, las empresas están más interesadas que nunca en evitar los contratos abiertos con elevadas indemnizaciones por despidos.
Un cuarto de la mano de obra de España tiene contratos temporales, al igual que 23 por ciento de la de Portugal, comparado con el promedio de 14 por ciento de la UE.
En España, Portugal e Italia ha surgido un rígido sistema dual. Personas de edad mediana tienen empleos estables con beneficios. Es caro despedirlos y están protegidos por enormes cantidades de leyes. Mientras tanto, trabajadores más jóvenes están atrapados en una puerta giratoria de contratos temporales de los que resulta fácil abusar.
No se puede dejar a un segmento del mercado laboral totalmente intacto y no motivar a las personas para hacer el trabajo en el que mejor se desempeñan (...) puede que generes empleo a corto plazo, pero al final es un callejón sin salida, dijo Ton Wilthagen, un experto de la Universidad Tilburg en Holanda.
La maldición del mileurista –término español para el
trabajador temporal que gana mil euros al mes sin beneficios– no es
nuevo. A jóvenes profesionales en el sur de Europa les ha costado hallar
un puesto permanente durante algún tiempo.
Pero la generación perdida se ha adentrado en las profundidades de un
laberinto a medida que se intensifica la crisis de deuda de la zona del
euro. La economía se está ralentizando nuevamente y los empleos en el
sector público están desapareciendo, mientras los gobiernos buscan
controlar sus enormes déficit públicos.
Solíamos hablar sobre mileuristas como si fuera algo malo. Ahora es algo bueno. Un contrato temporal de mil euros al mes es algo decente, precisó José María Marín, profesor de historia de la Universidad Nacional de Educación a Distancia de España.
En Roma, Federico, de 27 años, pasa de un trabajo temporal a otro
desde que se recibió de historiador en 2009. Mil euros al mes están
empezando a lucir como un sueño inalcanzable.
Fui entrevistado hoy para un trabajo de un año pero no me gustó porque me ofrecían 500 euros al mes para trabajar 10 horas al día, se quejó Federico.
El fenómeno de los jóvenes que viven con sus padres es otra cosa que
obstruye el crecimiento económico, y crea un círculo vicioso para la
generación de empleo. Si estuvieran montando nuevas viviendas
estimularían el mercado inmobiliario y el consumo doméstico.
Otro riesgo para las economías con altos porcentajes de trabajadores
temporales, observa Wilthagen, es que los bancos se resisten a prestar
dinero a personas sin empleo permanente, lo que retiene aún más el
consumo.
En teoría, un contrato temporal es un pie en la puerta para demostrar que vale la pena contratarte.
Pero en el sur de Europa muchos renuevan sus contratos año tras año y
hacen el mismo trabajo que los empleados permanentes, pero sin la
seguridad laboral ni beneficios.
En España sólo 20 por ciento de los contratos temporales condujeron a
puestos permanentes en 2008, una de las tasas más bajas de la Unión
Europea, según un estudio de Ruud Muffels, experto en mercado laboral de
la Universidad Tilburg.
Resulta difícil la transición a un empleo permanente cuando no se
crean este tipo de puestos de trabajo. En España, 80 por ciento de los
nuevos contratos firmados en la última década fueron temporales. Las
empresas simplemente no crean puestos permanentes.
Preferiríamos que la gente esté con empleo temporal que sin empleo, indicó el ministro de Trabajo Valeriano Gómez cuando el gobierno dio marcha atrás con las reformas, implementando nuevas normas que permitan a las compañías extender los contratos temporales por hasta tres años.
España se convierte en un país de personas que son
aprendices hasta los 33 y que no pueden jubilarse hasta los 75 años, dijo el líder sindical Ignacio Fernández Toxo, al criticar las nuevas normas que incluyen un nuevo tipo de contrato para dar a las compañías más libertad para contratar pasantes por periodos extensivos sin beneficios.
Reuters
La Jornada
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