1. No nos queda mucho para descubrir que el punto
clave del rescate “por goteo” a España no está en las condiciones
técnicas de la inyección de dinero a los bancos, sino en las
contrapartidas (privatizaciones/recortes). Recordemos que este modelo de
rescate, sin ser una operación de control de la economía nacional en un
solo movimiento como sí lo fue Grecia, va a ir imponiendo las mismas
líneas de acumulación por desposesión que en Grecia o Portugal. Seguro
de desempleo, pensiones e IVA son el siguiente paso. La deslegitimación
del gobierno de Rajoy volverá a acelerarse a medida que se vayan
presentando, siempre de manera oblicua, estas medidas. Por suerte,
parece que el hundimiento será del bipartidismo y no solo del gobierno
de Rajoy. Aquí lo queda por pensar es como podemos empujar en la
dirección que provoque la caída del gobierno y una aceleración de las
etapas que están por venir.
2. Resulta interesante comprobar que con este
rescate “por goteo” también se está intentando rescatar simbólicamente
la soberanía nacional. Por ejemplo, produciendo una cierta imagen de los
gobiernos de España e Italia como “ganadores” en la última cumbre
europea. La eficacia de las políticas neoliberales de la Unión ha
dependido históricamente de mantenerlas en una esfera alejada del
escrutinio democrático bajo pretexto de ser medidas estrictamente
técnicas. Para que esto sea posible en un régimen de democracia formal
es necesario que este diktat sea contrapesado por unos
gobiernos nacionales sometidos al sufragio universal y delimitados en
sus competencias por las fronteras nacionales. En Grecia cayó esta doble
articulación, la UE tuvo que intervenir directamente en los asuntos de
un país miembro y, como consecuencia, las opciones de política económica
de la UE dejaron de poder ser vistas como prescripciones neutras para
pasar a ser objetos de contestación política. La Unión Europea va a
intentar no dejar atrás estas cuestiones “ideológicas” y que en España e
Italia no pase esto. Esto significa que tenemos que irnos acostumbrando
a una retórica del enfrentamiento “suave” entre España y la UE, de
“ganadores y perdedores” en encuentros en los que no se discute nada
sustantivo.
3. Resulta también interesante comprobar cómo se va a
discutir la viabilidad del rescate en los parlamentos alemán, finlandés
y holandés mientras en los países rescatados no hay la más mínima
posibilidad de cuestionar el rescate, ni sus condiciones. Aunque esto
tenga mucho de escenografía para satisfacer las fuertes pulsiones
nacional-populistas de los países del norte, siempre se pueden buscar
formulas financieras menos transparentes para intervenir sobre el coste
de la deuda de España e Italia, este arreglo político no puede dejar de
recordar episodios coloniales muy clásicos. Como, por ejemplo, los
encendidos debates en el parlamento de Londres a principios del XIX
entre esclavistas y abolicionistas. Debates en los que, por supuesto, ni
a unos ni a otros se les pasaba por la cabeza que los esclavos de las
plantaciones de Jamaica tuvieran algo que decir.
4. La prima de riesgo vuelve a subir con fuerza. Es
importante entender que un buen porcentaje de los movimientos
financieros se dirigen mediante modelos informáticos que manejan
cantidades brutales de dinero siguiendo patrones de maximización de
beneficios. Por ejemplo, fijando contravalores: si cae tal o cual valor
en bolsa, si baja tal o cual bono, se da orden de compra automática de
deuda española, y de redoblar compras según vaya superando umbrales de
rentabilidad. El límite superior lo fijan los límites, determinados por
modelo y cambiantes, que marcan el estrangulamiento de las cuentas del
Estado y la posibilidad de impago. Por supuesto, cuando este movimiento
alcanza picos, muchos capitales dirigidos “manualmente” pueden exacerbar
el mini-ciclo de beneficios llevándolo por encima de lo previsto por
los modelos generando olas de caos sistémico. Una movilización popular
de la suficiente envergadura, como la de Grecia, en la medida en la que
hace más probable el impago puede afectar significativamente a los
modelos. En cualquier otro caso, estamos ante una muestra del poder de
las finanzas para fijar por sí mismas las condiciones en las que extrae
el beneficio. Las interpretaciones vulgares de estos movimientos (”la
prima sube porque Mariano no habla”, “la prima baja porque hay medidas
económicas”) son la puerta por la que se cuela la ideología dominante.
En rigor, es exactamente la misma posición cultural que cuando una
determinada sociedad no tiene más herramientas que las religiosas para
interpretar los fenómenos naturales y sociales (”Dios nos ha mandado el
trueno porque…”).
5. Que se encause a los dirigentes de Bankia es una
muy buena noticia. El caso de Bankia, como sucedió en Islandia, es un
caso de libro de Delito de Cuello Blanco. Si sacar a bolsa, a sabiendas,
un banco quebrado y vender las acciones a los clientes no es un delito
corporativo nada lo es. Pero esto no debe cegarnos, para ver que donde
se está fabricando esta crisis es en los mercados de CDS, los mercados
secundarios de deuda, que, además de transnacionales, son perfectamente
legales y a los que no nos podemos enfrentar con herramientas
exclusivamente jurídicas. Y este y no otro es el centro de este
mecanismo de acumulación al que llamamos “crisis del euro”, estos son
los agentes capitalistas que están centralizando y captando grandes
masas de capital. De hecho, desde estos ámbitos y sus medios de
comunicación se mantiene un discurso que defiende que deberíamos estar
agradecidos a los operadores globales de mercado por aplicar la
disciplina de mercado y desvelar los agujeros que tenía nuestro sistema
bancario. No hay que olvidar que esta crisis también es una
reorganización y una nueva jerarquización de las élites europeas. De
alguna manera, siempre según su razonamiento, son ellos los que nos
ponen en bandeja a los malos gestores. Deberíamos de estarles
agradecidos. Por eso, cada vez que manejamos atribuciones de
responsabilidades estrictamente en términos nacionales, corremos el
riesgo político de perder de vista a los verdaderos enemigos.
Madrilonia.org
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