La operación especulativa del grupo de banca de inversión
pasa por vender miles de toneladas en el mercado de futuros para obtener
un beneficio astronómico
El grupo Goldman Sachs (uno de los principales nombres del mundo en la banca de inversión y valores, eso que se llama los mercados) almacena en el puerto asturiano de El Musel,
situado en Gijón, centenares de miles de toneladas de carbón colombiano
pagado al contado y que pretende vender en el mercado de futuros, una operación especulativa con la que espera obtener un beneficio astronómico.
A día de ayer, el carbón se pagaba en Europa a 89,40 dólares por
tonelada; mientras que los futuros sobre el mineral eran estos: 90, a un
mes; 90,25, a dos meses; 91,85, para el último trimestre; y 97 dólares
por tonelada a un año. Es evidente que los mercados prevén una tendencia
alcista (también en EEUU), por lo que la empresa neoyorquina se asegura
un buen negocio con sus reservas en Gijón. Especialmente porque el
precio en América es mucho más barato: 61,35 dólares por tonelada ahora y
72,6 a un año.
El diario asturiano La Nueva España desveló hace días una
operación cerrada por la dirección del puerto, que consiste en hacer
acopio de mineral en los diques gijoneses. Según el periódico, ya se han
descargado 156.300 toneladas llegadas a Gijón desde Puerto Bolívar en
el buque Rugia y se espera la llegada de otro flete similar.
Incluso, están sobre la mesa otros dos envíos de carbón que elevarían a
600.000 toneladas el material total almacenado al final en tierras
gijonesas.
Pero esta segunda remesa debe ser autorizada por el equipo directivo
del puerto y ahí ha surgido una complicación, ya que tanto la
Presidencia como el Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria
han sido renovados tras la victoria del PSOE en las elecciones
autonómicas del pasado mes de marzo. “No puedo apoyar una operación especulativa como ésta cuando mis paisanos están haciendo a pie 400 kilómetros para luchar por un sector del que depende mi tierra”, dice a Público.es un consejero del puerto nacido en Langreo, en la cuenca del Nalón.
El equipo nombrado por el conservador Francisco Álvarez-Cascos
negoció el almacenamiento del carbón colombiano y dejó en el aire la
segunda mitad de la operación, que ahora debe ser confirmada por el
equipo del socialista Javier Fernández. Autorizar una operación como
ésta crea serios problemas a los consejeros representantes del
Principado, más cercanos ideológicamente a los sindicalistas de UGT y
CCOO que han organizado la marcha minera a Madrid.
Un secreto a voces
La convivencia de carbón importado con mineral autóctono es habitual
en Asturias (y en todas las zonas mineras de España, de hecho) y está
detrás de un fraude que es la bestia negra de muchos de sus habitantes.
Se trata de que las extractoras hacen pasar por carbón nacional (que
las térmicas deben pagar a un precio fijado por ley con criterios
políticos, para ayudar a sostener las comarcas que dependen de la
actividad minera) material adquirido a bajo coste en el mercado
internacional.
En los años noventa, una tonelada de carbón español se pagaba hasta
tres veces más caro de lo que costaba comprarlo fuera y ponerlo en
Asturias (incluidos, el flete, la descarga, el almacenamiento y todos
los demás gastos), lo que convertía la operación en un negocio redondo…
Negocio redondo e ilegal, por lo que es imposible calcular cuántas
toneladas se introdujeron ilícitamente en ese mercado. Baste con saber
que el carbón se negocia en centenares de miles de toneladas y que estas
operaciones fueron durante mucho tiempo un secreto a voces en el
sector.“El carbón sigue siendo un buen negocio”, afirma un exdirector general de Minas del Gobierno Autonómico.
Pero de ese fraude hay que hablar en pasado porque la reducción de
las plantillas en la minería del carbón y otras medidas de rebaja de
gastos han situado el precio del carbón español a un nivel en que el
fraude ya no es tan rentable; máxime desde que aumentó la vigilancia
para evitar el delito, un éxito que está en el haber de los poderosos
sindicatos mineros SOMA (una federación de UGT) y CCOO. En el debe, las
centrales tienen su férreo control de la política asturiana, su gestión
caprichosa de las subvenciones estatales y europeas y algunos episodios
oscuros de sus dirigentes (enriquecidos escandalosamente a la sombra de
la lucha obrera).
El magnate español de las minas
La otra cara de esa moneda del ingente caudal de dinero que se mueve
en la minería del carbón está en el empresariado. Y en este sentido hay
que citar dos nombres: la sociedad anónima Hulleras del Norte (Hunosa,
de capital público) y el ingeniero Victorino Alonso, presidente de la patronal Carbounión y propietario de la mayoría de las minas de España.
¿Cómo puede un solo señor de 59 años acumular tanto dinero como para
ser, de lejos, el primer empresario de carbón del país cuando era
insolvente hace tres décadas? Es una pregunta que nadie sabe responder.
Ni siquiera la Justicia, que le ha investigado varias veces en las
instancias más altas del país y de su tierra (incluidos, el Tribunal
Superior de Castilla y León -Alonso es leonés- y el Tribunal Supremo).
El caso es que Victorino Alonso es propietario de una telaraña de empresas -los
jueces han conseguido acreditar catorce, pero seguro que son más- entre
las que figuran Unión Minera del Norte (UMINSA) y Coto Minero
Cantábrico, las dos primeras compañías españolas del sector. Alonso
tiene dos líneas argumentales que esgrime continuamente: por una parte,
responde que no sabe cuando se le pregunta de dónde procede su dinero (y
lo hace incluso en los tribunales) y retiene la nómina de sus
trabajadores cuando el Estado le retrasa las ayudas que percibe.
Así las cosas, en la protesta minera que hoy llega a Madrid se juega con el futuro de mucha gente:
miles de mineros; centenares de miles de habitantes de las comarcas
carboneras de Asturias, León, Palencia, Teruel, etcétera; decenas de
miles de comerciantes cuyas ventas caerían a cero si se elimina el
sector… y un ingeniero leonés llamado Victorino Alonso, al que jamás se
le ha visto con una pancarta.
Un conocido analista político asturiano resume así la situación: “A
día de hoy, los mineros ya han perdido su salario y puede que, en unos
meses, no tengan empleo; pero habrá quien siga ganando dinero con el
carbón que extrajeron ellos”.
Joaquín del Río
Público.es
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