La oficina
Internacional del Trabajo (OIT) acaba de publicar un soberbio informe
sobre la galopante
crisis en curso en el mundo de los
mercados de trabajo. Comenzamos el año 2011 con 1100 millones de personas –una
de cada tres en la fuerza de trabajo global— o desempleadas o entre los
trabajadores pobres que ganan menos de 2 dólares al día. A la masa de los 200
millones de desempleados existentes, los mercados de trabajo globales verán
añadirse cada año, de promedio, 40 millones de nuevos solicitantes de empleo.
Eso significa que se necesitará crear 400 millones de puestos de trabajo a lo
largo de la próxima década, a fin de evitar un ulterior crecimiento del
desempleo. Para dar empleo a todos los que quieren trabajar, el mundo necesita
600 millones de puestos de trabajo nuevos.
Preocupa,
empero, la desaceleración del crecimiento global, lo que significa que a los
mercados de trabajo les resultará difícil seguir el paso del crecimiento de la
fuerza de trabajo, por no hablar de recuperar terreno perdido. En 2011, el
crecimiento global se desaceleró desde el 5,1% hasta el 4%, y el FMI avisa ya
de una ulterior desaceleración en 2012. El informe de la OIT alerta de que,
incluso una modesta ralentización en 2012, digamos de 0,2 puntos porcentuales,
significaría 1,7 millón de parados más en 2’13. El informe arroja también luz
sobre el impacto que las políticas de implacable austeridad fiscal han tenido
en el crecimiento y el empleo, comenzando por los programas de austeridad
destructora de puestos de trabajo que se han vuelto tan comunes en la Eurozona.
En otras partes, en naciones con amplio margen para sus políticas, los
gobiernos han perdido su apetito por el estímulo fiscal aún a pesar de que la
acrecida inseguridad y a deprimida confianza de los consumidores mantienen en
situación de debilidad a la demanda del sector privado.
Analíticamente,
el informe comienza de forma excelente: con un análisis que utiliza el enfoque
de balance sectorial, tan esencial para la Teoría Monetaria Moderna (TMM). El
informe pone de relieve las (negativas) implicaciones que tienen para el ahorro
neto privado las restricciones puestas al déficit público. Desgraciadamente,
los autores del informe no dominan lo suficiente la perspectiva analítica de la
TMM como para desarrollar un análisis coherente y completo, singularmente
cuando se trata de distinguir entre los emisores de moneda y los usuarios de
moneda. Resultado de eso: el informe termina con un vagaroso llamado político a
enfrentarse “al urgente desafío de crear 600 millones de puestos de trabajo
productivos en la próxima década”.
Reproduzco a
continuación unos cuantos extractos (las cursivas son mías) que ejemplifican
las principales conclusiones del estudio:
“Aun cuando
sólo unos cuantos países se enfrentan a desafíos económicos y fiscales serios a
largo plazo, lo cierto es que la economía global se ha debilitado
rápidamente a medida que la incertidumbre se difundía más allá de las
economías avanzadas. A consecuencia de lo cual, la economía mundial ha seguido
las tendencias apuntadas en la época anterior a la crisis, y en el momento
actual, la perspectiva de una doble zambullida en la crisis es una posibilidad
real.”
“Hay cada vez
más pruebas de un vínculo de retroalimentación negativa entre el mercado de
trabajo y la macroeconomía, señaladamente en las economías desarrolladas: los
altos niveles de desempleo y el aumento del trabajo pagado con bajos salarios
están reduciendo la demanda de bienes y servicios, lo que deteriora la
confianza empresarial y aumenta las dudas de las empresas en lo que hace a
invertir y contratar trabajadores. Romper ese vínculo negativo es esencial para
que eche raíces una recuperación sostenible. En buena parte del mundo en vías
de desarrollo, esos aumentos sostenibles de productividad precisarán de una
transformación estructural acelerada: desplazándose hacia actividades de mayor
valor añadido, al tiempo que se abandona la agricultura de subsistencia como
fuente principal de empleo y se reduce la dependencia respecto de los volátiles
mercados de materias primas para los ingresos de exportación.”
“Más
beneficios procedentes del desarrollo de la educación y la pericia profesional,
esquemas adecuados de protección social que aseguren unos niveles básicos de
vida para los más vulnerables, así como un robustecimiento de los procesos de
diálogo entre los trabajadores, los empresarios y los gobiernos: todo eso se
necesita para garantizar un desarrollo de amplio espectro construido sobre una
distribución equitativa y justa de los beneficios económicos.”
“Las burbujas inmobiliarias y de otros
activos antes de la crisis crearon desalineamientos sectoriales substanciales que precisan reestructuración y que
requieren largos y costosos desplazamientos de puestos de trabajo tanto dentro
de las economías nacionales como entre países.”
“Para lidiar
con la prolongada recesión del mercado de trabajo y situar a la economía mundial
en una senda más sostenible de recuperación, son necesarios muchos cambios
de políticas.”
“Primero,
las políticas globales han de ser coordinadas de manera más firme. El
gasto financiado con deuda pública y la flexibilización monetaria cuantitativa
simultáneamente puestas por obra en muchos países avanzados y en economías
emergentes al comienzo de la crisis ya no son opciones abiertas. En efecto, el
gran aumento de la deuda pública y la consiguiente preocupación por la
sostenibilidad de las finanzas públicas en algunos países forzaron a los más
expuestos al aumento de las primas de riesgo de la deuda soberana a apretarse
drásticamente el cinturón. Sin embargo, las externalidades positivas entre
países del gasto fiscal y de la creación de liquidez pueden ser substanciales y
–si se hacen de manera coordinada— podrían permitir a los países que aún tienen
margen de maniobra venir en apoyo tanto de sus propias economías como de la
economía global. Lo que se precisa ahora es precisamente ese tipo de medidas de
finanzas públicas coordinadas para venir en apoyo de la demanda agregada global
y estimular la creación de empleo.
“En segundo
lugar, la reparación y una regulación más substancial del sistema
financiero restauraría la credibilidad y la confianza…”
“En tercer
lugar, lo que ahora más se necesita es apuntar a la economía real para
venir en apoyo del crecimiento de los puestos de trabajo. A la OIT le preocupa
de manera muy particular el que, a pesar de los grandes paquetes de estímulos,
esas medidas no han conseguido eliminar el incremento de 27 millones de
desempleados registrados desde el impacto inicial de la crisis. Evidentemente,
las medidas políticas no han apuntado bien a su objetivo y precisan de
reformulación y corrección conforme a su eficacia…. Políticas que han probado
plenamente su eficacia en la estimulación de la creación de puestos de trabajo
son, entre otras: los programas de extensión de las coberturas de desempleo y
de trabajo compartido, la reevaluación de los salarios mínimos y de salarios subsidiados,
así como el robustecimiento de los servicios de empleo público, los
programas de obra pública y los incentivos a las empresas (que tienen
impacto observable en el empleo y en los ingresos).”
“En cuarto
lugar, las solas medidas de apoyo público no bastarán para lanzar una
recuperación sostenible del empleo. Quienes toman las decisiones políticas
tienen que actuar con determinación y de manera coordinada para reducir el
miedo y la incertidumbre que se atraviesan en el camino de la inversión privada,
a fin de que el sector privado pueda volver a poner en marcha la máquina
principal de la creación global de empleo. Los incentivos a las empresas
para invertir en planta y equipo y expandir sus nóminas será esencial para
estimular una recuperación robusta y sostenible en el empleo.”
“En quinto
lugar, para ser efectivos, los paquetes adicionales de estímulos no
pueden poner en riesgo la sostenibilidad de las finanzas públicas incrementando
más la deuda pública. A este respecto, un gasto público plenamente respaldado
por aumentos en la recaudación puede todavía proporcionar un estímulo a la
economía real merced al multiplicador del presupuesto equilibrado. En
tiempos de demanda caída, expandir el papel del estado en la demanda agregada
ayuda a estabilizar la economía y adelanta un estímulo nuevo, aun si el
incremento del gasto está plenamente respaldado por aumentos simultáneos en los
ingresos fiscales. Como se sostiene en el presente informe, los multiplicadores
del presupuesto equilibrado pueden ser amplios, especialmente en el actual
ambiente de capacidades masivamente subutilizadas y altas tasas de desempleo.
Al propio tiempo, el gasto equilibrado con ingresos fiscales más altos asegura
que el riesgo presupuestario se mantiene lo suficientemente bajo como para
satisfacer a los mercados de capitales.”
El informe
concluye con esta afirmación:
“Al propio
tiempo, el gasto equilibrado con ingresos fiscales más altos asegura que el
riesgo presupuestario se mantiene lo suficientemente bajo como para satisfacer
a los mercados de capitales. Por eso las tasas de interés no se verán afectadas
por esta elección de políticas y permitirán que el estímulo desarrolle
plenamente sus efectos en la economía.”
Y ese es mi
mayor problema con el informe: no hace el menor intento por distinguir entre
países obligados a satisfacer a los mercados de capitales y países que no lo
necesitan. Como la TMM deja claro, los Estados emisores de “moneda moderna”
(dinero fiduciario no convertible) pueden contribuir a restaurar el crecimiento
permitiendo que sus déficits se expandan hasta que el sector privado esté
satisfecho con su posición de ahorro neto. Sólo los estados que operan con
tasas de cambio fijas u otras encarnaciones del patrón oro están obligados a
arrodillarse ante los mercados de capitales. Si las gentes entendieran
cabalmente la importancia de la soberanía monetaria., podría llevarse a cabo un programa harto
más audaz de creación de empleo.
Stephanie Kelton es una economista norteamericana que escribe regukarmente en New Economic
Perspectuves, la revista postkeynesiana que reúne a muchos partidarios de la
Nueva Teoría Monetaria.
Sin Permiso
Traducción para www.sinpermiso.info:
Miguel de Puñoenrostro.
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