1. El origen y la esencia de la crisis actual
La reciente crisis en los Estados Unidos, así como algunos nuevos hallazgos sobre los actuales problemas económicos en países europeos, han revelado cómo la deuda pública ha sido utilizada en beneficio del sistema financiero bancario.
Ante todo, es necesario clarificar que la deuda pública no es mala en sí. En verdad, debería ser un importante medio de financiación de las políticas del Estado. Con base en eso, los gobiernos son autorizados a contraer deudas, obviamente bajo ciertos límites y condiciones. Los préstamos, por lo tanto, deberían proporcionar el acceso a fondos, los cuales, en asociación con aquellos obtenidos por los impuestos, sirven para que el gobierno cumpla su rol de satisfacción de necesidades básicas de los ciudadanos.
En estudios, auditorías e investigaciones, todavía, se ha determinado que, al revés, además de que la deuda pública no contribuye para avanzar en la implementación de políticas públicas, significativas cuantías registradas como deudas del Estado no corresponden a recursos recibidos por los países. Además de eso, la más relevante parte de las deudas soberanas está siendo utilizada para pagar intereses y amortizaciones de deudas anteriores cuya contrapartida original no es públicamente conocida.
El problema esencial, como podría ser fácilmente detectado, es que el endeudamiento público se ha convertido en una manera de desfalco de recursos públicos en grandes cantidades. Debido a la ausencia de transparencia en esos procesos y de un excesivo número de privilegios – tanto legales cuanto financieros y con diversas ramificaciones – ese esquema puede ser caracterizado como un ”Sistema de la Deuda”, que funciona en beneficio de un sub-sector de la sociedad, localizado en los mercados financieros.
El “Sistema de la Deuda” es un negocio altamente rentable que beneficia al sector financiero privado - grandes corporaciones lideradas por bancos y poderosas agencias de riesgo - una red compleja de agentes que detiene una serie de privilegios de orden legal, política, financiera y económica.
En los Estados Unidos ese sistema ha operado recientemente para rescatar la banca del inminente riesgo de quiebra. La dimensión del rescate fue presentada por el senador Bernie Sander |1|, el cual presentó los resultados de una auditoría realizada por la Agencia de Contabilidad Gubernamental |2|. Ese informe evidenció que el Federal Reserve Bank (FED - el Banco Central de los Estados Unidos) destinó alrededor de 16 trillones de dólares para el salvataje bancario, suma que fue directamente transferida a los bancos y grandes corporaciones bajo interés cerca de cero, entre diciembre 2007 y junio 2010.
La revelación de ese informe de auditoría gubernamental debe ser ciertamente uno de los más relevantes ejemplos del privilegio del sector financiero: la crisis de ese sector fue el primer paso hacia la actual crisis de la deuda “soberana”, no sólo en los Estados Unidos, sino en muchos países de Europa. La suma de recursos desembolsada por el FED para el salvataje bancario fue más grande que el saldo total de deuda pública en los Estados Unidos (actualmente estimados en US$ 14.5 billones) y de su Producto Interno Bruto (US$ 14.3 billones en 2010).
Es necesario persistir en la auditoría de esa operación, que podrá mostrar que lo que ha ocurrido es la conversión de grandes deudas privadas en deudas públicas. Los principales beneficiarios del dinero entregado por el FED, como consta en el informe, pueden ser vistos abajo:
Citigroup: $2.5 billones ($2,500,000,000,000)
Morgan Stanley: $2.04 billones ($2,040,000,000,000)
Merrill Lynch: $1.949 billón ($1,949,000,000,000)
Bank of America: $1.344 billón ($1,344,000,000,000)
Barclays PLC (United Kingdom): $868 mil millones ($868,000,000,000)
Bear Sterns: $853 mil millones ($853,000,000,000)
Goldman Sachs: $814 mil millones ($814,000,000,000)
Royal Bank of Scotland (UK): $541 mil millones ($541,000,000,000)
JP Morgan Chase: $391 mil millones ($391,000,000,000)
Deutsche Bank (Germany): $354 mil millones ($354,000,000,000)
UBS (Switzerland): $287 mil millones ($287,000,000,000)
Credit Suisse (Switzerland): $262 mil millones ($262,000,000,000)
Lehman Brothers: $183 mil millones ($183,000,000,000)
Bank of Scotland (United Kingdom): $181 mil millones ($181,000,000,000)
BNP Paribas (France): $175 mil millones ($175,000,000,000)
Esas cantidades demuestran el privilegio del sector financiero que, además de estos sustanciales préstamos del FED, también recibió otros montos considerables del Tesoro Nacional, sea directamente o por otros planes de salvataje que han consumido una gran parte de los impuestos recaudados de los contribuyentes. Mientras tanto, los mismos contribuyentes sufren con el crecimiento del desempleo, restricciones en programas de salud pública y recortes en otros sectores de beneficios sociales que en su conjunto redibujan la estructura social y empeoran las condiciones de vida de la sociedad, con desigualdades ahora más grandes de lo que ocurría hace algunas décadas. Esa paradoja explica la razón por la cual manifestaciones como “Occupy Wall Street” ganan fuerza.
La misma situación puede ser vista en Europa, cuyos países enfrentan serias crisis “de la deuda” y manifestaciones sociales de millones de ciudadanos en las calles. Es importante recordar que en 2008 no existía la denominada crisis de “endeudamiento”, pero sí la crisis de los grandes bancos. En aquel momento las autoridades decidieron salvar aquellas instituciones, a pesar de conocer los grandes riesgos que aquella alternativa representaba para sus presupuestos, y aún siendo conocido el “súper-endeudamiento” de todos los países, como muestra la noticia de Febrero 2009:
A pesar de saber del gran riesgo de ruina económica, bajo documentos secretos, una atmósfera de miedo y reuniones de emergencia, la Unión Europea llevó sus países a una serie de operaciones de salvataje bancario, para rescatar instituciones financieras. Como los países no tenían fundos para cumplir esa operación, grandes parcelas de títulos soberanos fueron emitidas.
Es importante resaltar que el fundamento para la decisión fue un “documento secreto de diecisiete páginas” que necesita ser revelado por una completa auditoría de ese proceso.
El origen de la crisis financiera está relacionado con la ausencia de regulación en este sector. Algunos controles existentes bajo la Securities and Exchange Commission - SEC |3| – que desde el 1929 era responsable por el control de “calidad y autenticidad” del comercio de bonos en los mercados – fueron revocados o simplemente incumplidos por las instituciones financieras.
La ausencia de regulación abrió espacio para la creación de una incontable cantidad de activos – como derivativos y otros tipos de productos financieros que pueden ser considerados como simples apuestas – con ningún valor o respaldo real. Los así llamados activos tóxicos cargaron con “basura” el marcado financiero.
La cantidad de esos activos tóxicos fue tan expresiva que algunas instituciones fueron especialmente designadas para recibirlos – los bad Banks - creados para aliviar la banca de parte de la “basura”, como ha divulgado Financial Times.
Crucialmente, las instituciones que emitieron eses activos tóxicos fueron las más destacadas del sector financiero, o sea, las que tenían la “credibilidad” suficiente para que sus activos fueran aceptados y comercializados en el mercado financiero. Sin embargo, pese el riesgo de quiebra, solamente algunas pocas de esas importantes instituciones llegaron a la bancarrota – LehmanBrothers, por ejemplo. Como se ha dicho anteriormente, muchas medidas fueron rápidamente tomadas para salvarlas y sacarlas de la bancarrota.
En cuanto a las naciones, tuvieron un destino diferente. Como ya era previsto, los planes de salvataje llevaron la zona del euro a una profunda crisis: una depresión económica en una escala que no era vista desde la Segunda Guerra Mundial.
A pesar de toda la información sobre la crisis europea en los medios de comunicación sobre el problema del endeudamiento público, muy poco se ha publicado sobre su origen, localizado sobre todo en la crisis bancaria, y no en los masivos gastos públicos, como se dice comúnmente.
Para una análisis más profundo, es también necesario comprender los mecanismos usados por el sistema financiero, la “creatividad” de los mercados financieros y productos, como los derivativos y otros activos sin rastro, que permiten a los inversores “lucrarse con los cambios en los precios de las reservas, índices, materias primas y otros activos existentes” |4|.
Los derivativos se han esparcido en los mercados financieros y fueron transferidos para fondos de pensión, fondos soberanos u otros tipos de inversiones alrededor del mundo. Como los precios no siguieron las expectativas, un gran volumen de seguros fueron activados, llevando a los bancos a una serie de crisis financieras. Es importante destacar que, en aquel tiempo, “la media de los seguros estaba nivelada en 27 por 1, i.e. habían prestado 27 veces su capital” |5|.
Muchas soluciones están siendo construidas para arreglar la situación, como los dichos bad banks. En Irlanda, la Agencia Nacional para Administración de Activos (NAMA) fue creada en 2009 como una tentativa de salvación del sistema financiero, nacionalizando deudas privadas a cambio de bonos públicos (sobre los cuales los bancos ejercen todo tipo de especulación). Estos procedimientos causan la “socialización” de las pérdidas bancarias, con graves efectos en las vidas de los ciudadanos pagadores de impuestos |6|.
A pesar de todas las consecuencias para las economías nacionales y los inmensos costes sociales de las medidas adoptadas por los gobiernos para rescatar al sector financiero, las mismas instituciones financieras no aceptan cualquier especie de restricción legal, de modo que su actividad continúa desregulada. A diferencia de otros activos, que están sujetos a muchas limitaciones jurídicas, los derivativos no tienen casi ningún control y ningún coste de transacción. Bancos y otras corporaciones aún pueden emitir imprudentemente nuevos activos y especular sobre ellos.
2. La usurpación de la deuda pública
Para ayudar a los bancos a sustituir parte de la grande burbuja de “activos tóxicos”, las naciones emitieron moneda (como los Estados Unidos, conforme revelado por la auditoria realizada por el Departamento de Contabilidad Gubernamental que probó que US$ 16 trillones fueron repasados a los bancos por el FED), o crearon deuda pública mediante la emisión de bonos soberanos, entre otros instrumentos.
Una parte significativa de los bonos soberanos de eses países no corresponden efectivamente a una deuda “pública” real, i.e. bonos emitidos para obtener recursos para el país, sino simplemente una usurpación, un uso equivocado del mecanismo de endeudamiento, para garantizar fondos para instituciones financieras.
Además, la desregulación del mercado financiero permite que bonos soberanos sean usados como si fueran tarjetas o fichas de apuestas jugadas en un casino. Uno de los principales privilegios del sector financiero es la libertad para moverse a donde quiera, especialmente a paraísos fiscales, bajo secreto bancario, y negociar bonos soberanos en mercados secundarios. Generalmente siquiera sin el conocimiento del país que ha emitido aquellos bonos en primer lugar. Eso, sin embargo, no es nuevo; ya ha representado una grande dificultad para Latinoamérica desde los años 1970, cuando los bancos internacionales solían vender partes de los contratos de endeudamiento en los mercados secundarios.
¿Por cuánto tiempo la sociedad llevará el fardo de las pérdidas derivadas de operaciones tan irresponsables e inmorales, que están sacando dinero de servicios esenciales como Salud, Educación, Asistencia Social etc., resultando en miles de pérdidas de empleo, mientras, al mismo tiempo, aseguran grandes lucros y ganancias para el sector financiero?
Además de eso, ¿puede el resultado de esas operaciones ser considerado como “deuda pública”? Los libros de economía explican que deuda pública es un instrumento que puede ser usado para financiar las necesidades de los Estados y complementar los fondos requeridos por los servicios públicos en beneficio de la sociedad. Los bonos emitidos para salvar las instituciones bancarias sin cualquier criterio no deberían ser considerados deuda “pública”, sino que deberían ser tratados como un préstamo separado a ser pagado por la misma banca, y no por toda la sociedad.
Las instituciones financieras que fueron salvadas después de la crisis de 2008 han comprado bonos del Tesoro con el dinero prestado por los gobiernos, transfirieron liquidez – por cuenta de las bajas tasas de interés cobradas por los estados – para sucursales especulativas (por hedgefunds, formas desreguladas de inversión) cuyo objetivo era ganar más dinero “invirtiendo” en la deuda pública mediante la emisión de más y más derivativos, los cuales cargan en sí todos los problemas ya mencionados.
A pesar de todo eso, los gobiernos continúan ayudando a las instituciones bancarias, ejecutando las reformas sociales demandadas por las políticas neoliberales. La percepción obvia es que los países están cambiando la democracia por lucros bancarios, como resultado de un sistema político en el cual la toma de decisiones no está basada en la deliberación pública, sino que toma parte en mesas de negociación entre “tecnócratas” que insisten en que no están haciendo política.
3. La necesidad de una auditoria – métodos, transparencia, monitorización ciudadana y el rol de las instituciones internacionales
El instrumento de endeudamiento “público” está siendo utilizado ahora en Europa como lo fue en Latinoamérica desde los años 1970. Las experiencias de auditoría de deudas – la auditoría oficial en Ecuador |7| y la iniciativa ciudadana en Brasil |8|– han demostrado que en los últimos 40 años los únicos beneficiarios de la deuda comercial externa fueron los grandes bancos internacionales. En lugar de funcionar como un instrumento de financiación del Estado, este tipo de deuda en bonos fue un mecanismo de transferencia de recursos hacia el sector financiero privado.
Las auditorías de la deuda también han demostrado que la crisis financiera en la que Latinoamérica entró en 1982 fue causada por los mismos bancos privados acreedores |9|, que unilateralmente levantaron las tasas de interés de 5 a 20.5% al año. Aquella crisis posibilitó que el FMI tuviera una oportunidad de interferir en nuestras economías con planes de ajuste fiscal – exactamente como ahora ocurre en Europa – que han costado por lo menos dos décadas de gran sacrificio social (las cuales llamamos décadas perdidas), de forma a garantizar lucros al sector financiero.
Es muy importante que los países europeos – los cuales no están bajo dictaduras militares como estábamos en los años 1980 en Latinoamérica – organicen comisiones de auditorías oficiales, como ha hecho Ecuador en 2007. También es esencial que la sociedad civil empiece auditorías ciudadanas - como nuestra organización en Brasil - para rescatar documentos, fomentar investigaciones populares, estudios, movilización social y elucidación sobre ese proceso de endeudamiento tan pronto como sea posible.
La auditoría de la deuda es una oportunidad de obtener documentos y evidencias de la real naturaleza de la llamada deuda “pública”. Los resultados de esa auditoría pueden estimular acciones concretas en todos los campos: popular, parlamentario, legal, entre otros en el campo político.
3.1 El caso de Grecia y las experiencias de las auditorías en Ecuador y Brasil
La usurpación de la deuda pública necesita ser desenmascarada. En Grecia, por ejemplo, la manipulación de la prima de riesgo por agencias de clasificación – las cuales bajan la clasificación de los papeles del país pocos días antes del vencimiento de algunas obligaciones – llevó al gobierno a aceptar acuerdos con el FMI y la Unión Europea. Eso posibilita analizar cómo funciona el mecanismo. Montada la estructura, instituciones financieras internacionales y grandes corporaciones pueden invadir el país, imponiendo sus intereses – los cuales incluyen el desmantelamiento de los derechos sociales, la protección de instituciones financieras y la venta del aparato estatal, sobre todo con la privatización de lucrativas empresas públicas.
Ese mecanismo de presión de la “Troika” (mercados, FMI y el Banco Central Europeo) contra los países – que a su vez tienen que negociar de manera aislada - demuestra una gran asimetría entre las partes, un claro indicio de ilegitimidad. El FMI es una agencia especializada de la ONU, como OIT o FAO, y de esa manera “debe actuar en colaboración con las agencias de la ONU y otras instituciones especializadas, para atingir los objetivos de la Carta de ONU y de la Declaración Universal de los Derechos Humanos” |10|. No obstante, con el paso de los años, el FMI se ha alejado de esas metas iniciales y ahora evidentemente defiende el mercado financiero. Aún así todavía se espera que la ONU, a través de la UNCTAD, repudie este comportamiento del FMI.
Pero lo más crucial es el modo en que ocurre el proceso de venta del Estado. Los bonos públicos son utilizados para capitalizar negocios privados, llevando las economías nacionales aún más abajo. Debido a la desregulación del sector financiero, los bonos pueden ser vendidos en mercados secundarios, donde sea que ellos operen.
Es importante recordar que cuanto más bajo es el precio del bono en el mercado secundario, más alto será el rendimiento efectivo (yield), lo que funciona como un interesante atractivo para los especuladores. En Grecia, por ejemplo, se calculó que en mayo los bonos soberanos fueron vendidos en los mercados secundarios por 60% de su valor nominal, es decir, con un haircut de 40%. Aplicando una tasa de interés de 7%, la remuneración efectiva sería 11,67%, como explicado en la tabla abajo. El otro ejemplo es aún más grave y los dos de hecho ocurrieron recientemente.
Cuando un tenedor de bonos los vende con el llamado haircut, quien compra estos bonos obtiene un rendimiento efectivo (yield) mucho más grande, pues los intereses pagados por el país son siempre calculados sobre el valor nominal de emisión de los bonos. En la medida en que los precios de mercado bajan, el yield aumenta cada vez más, lo que representa un grande atractivo para la especulación. Así, cuando alguien sufrió un haircut por vender por debajo del valor nominal, quien compró tuvo un rendimiento extra debido al crecimiento del yield calculado sobre dichos bonos. Eso caracteriza una manipulación de mercado y un abuso contra Grecia.
Esta situación demuestra la urgencia de una auditoría que necesita ser integral, lo que significa que ella debe mirar no solo para los dados y la contabilidad de cada emisión de bono, sino que para todos los aspectos y circunstancias que involucran el país y lo llevan a una grave crisis de endeudamiento, por ejemplo:
1 ¿Cuánta deuda pública fue emitida para el salvaje bancario?
2 ¿Cuál es la responsabilidad del Banco Central Europeo y de la Comisión Europea en los países en proceso de endeudamiento?
3 ¿Cuál es la responsabilidad de las agencias de clasificación de riesgo por devaluar los bonos soberanos de un país, causando la elevación de las tasas de interés?
4 ¿Cuál es la responsabilidad de FMI y de UE por forzar a algunos gobiernos a implementar reformas contra los intereses de sus pueblos y en beneficio de los bancos?
5 ¿Cuál es la responsabilidad de los bancos por:
a Clavar más préstamos en los mercados?
b Especular sobre los bonos soberanos, subiendo las tasas de interés continuamente, forzando la intervención de FMI?
c Jugar con derivativos, “Credit Default Swaps” y otros activos tóxicos?
6 ¿Cuál es el origen de la deuda soberana registrada? ¿El país recibió toda la cantidad de dinero? ¿En que fue invertido el dinero? ¿Quiénes son los beneficiados con eses préstamos? ¿Con qué propósito?
7 ¿Qué deudas privadas fueron transformadas en deuda pública?¿Cuál es el impacto de esos débitos privados en el presupuesto de estado?
Cuando tengamos una visión clara sobre tales informaciones, podremos decir que parte de la deuda soberana es ilegal, sostenidos en muchos argumentos jurídicos, por ejemplo:
Todos los sistemas jurídicos incluyen el concepto de abuso de derecho. En general, las principales características que definen un acto abusivo están relacionados con actos que producen daños; cuando hay excesivo prejuicio a una parte; cuando hay evidencias de la intención de producir prejuicios u obtener excesivos beneficios; cuando el acto contradice a los derechos sociales y económicos o cuando el acto no es compatible con las máximas de razonabilidad en términos de intereses sociales, entre otros.
Durante la Auditoría de la Deuda de Ecuador, además de aplicarse la legislación del país, la Comisión de Auditoría (CAIC) también buscó principios del Derecho Internacional Público, pactos internacionales, como la Convención Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Se descubrió que la mayoría de las negociaciones de la deuda ecuatoriana han violado eses tratados.
La CAIC también utilizó algunos Principios Generales de Derecho que podrían ser útiles para Grecia y otros países:
La deuda griega alcanzó sus máximos cuando los líderes del país aceptaron las medidas de austeridad determinadas por el FMI y la Unión Europea, chispeando significantes luchas sociales todo el 2010. ¿Pero de dónde ha venido la deuda griega? En lo que respecta a la deuda contraída por el sector privado, el crecimiento ha sido reciente: comenzó con la integración de Grecia a la eurozona en 2001. Una segunda explosión fue provocada en 2007, cuando la ayuda financiera por el FED de los EEUU, los gobiernos europeos y el Banco Central europeo fue reciclada por los banqueros en Grecia y otros países como España y Portugal. En lo que respeta a la deuda pública, el crecimiento viene desde hace mucho tiempo. Además de la deuda originada por la dictadura de los coroneles, los préstamos desde los años 1990 sirvieron para completar el vacío creado en las financias públicas por una tasación más baja para las empresas y por los altos rendimientos. Además de eso, por décadas, muchos préstamos han financiado la compra de equipamientos militares, principalmente de Francia, Alemania y los Estados Unidos. Y no se puede olvidar la deuda colosal contraída por las autoridades públicas para la organización de los Juegos Olímpicos de 2004. La espiral de la deuda pública aún fue cargada por las fraudes de grandes transnacionales para que obtuvieran contratos, de lo que Siemens es un ejemplo. Por eso, la legitimidad y la legalidad de la deuda griega deberían estar sujetas a escrutinio rigoroso, siguiendo el ejemplo de la comisión ecuatoriana de 2007-2008. Deudas definidas como ilegítimas, odiosas o ilegales serían declaradas nulas, y Grecia podría recusar el repago y llevar a la justicia aquellos que hagan contraído esos débitos. Algunas señales motivadores desde Grecia indican que el desafío de la deuda se ha convertido en una cuestión central y la demanda por una comisión de auditoría está ganando terreno.
Cuando se empieza a investigar la deuda pública de un país, el primer paso es saber el origen de esa deuda. En la CAIC de Ecuador y también en las investigaciones parlamentarias en la CPI de la Deuda Pública de Brasil |12|, con un detallado análisis de documentos y dados, se pudo probar, por ejemplo la práctica de Anatocismo (interés compuesto). Fueron encontradas evidencias de transformación de interés en capital. Eso ocurrió durante el Plan Brady – lo mismo adoptado por varios países en Latinoamérica. El plan transformó las deudas anteriores en nuevos bonos soberanos. Las deudas anteriores tenían una parte de capital y una grande parte de interés, los cuales eran tan altos que los países no podrían pagar. Algunos de los nuevos bonos emitidos bajo el Plan Brady fueron una transformación inequívoca de intereses acumulados en capital y fueron llamados bonos-interés.
El Plan Brady fue diseñado en el inicio de los años 1990. En aquel tiempo, todos los tipos de medios de comunicación y mismo algunos académicos creían que había sido un buen paso, pues fue presentado como un plan que llevaría los países de vuelta desde la insolvencia hacia las operaciones de mercado. Comúnmente se decía que la transformación “daba” a nuestros países un descuento. De hecho, una categoría de los nuevos bonos emitidos bajo Plan Brady fue llamada “bono-descuento”. Solamente cuando fueron hechas la auditoría en Ecuador y las investigaciones en el parlamento brasileño se tuvo acceso a los contratos y se pudo ver que la realidad era bien diferente de la propaganda.
Esos documentos probaron que había un “sistema de la deuda” que operaba bajo la refinanciación de deudas anteriores; un mecanismo de creación de nueva deuda para pagar débitos anteriores, de modo que un nuevo débito fuera siempre mucho más grande que el anterior. También se hacían grandes pagos de capital, interés, comisiones, tasas, impuestos y todo tipo de costos extra. La auditoría también ha probado que las negociaciones fueron llevadas a cabo en el exterior y, en muchas ocasiones – como el Plan Brady –, el dinero registrado como deuda en los contratos y emisión de bonos nunca han llegado efectivamente a los países, dado que la transformación de los débitos anteriores en nuevos bonos fueron hechos por los acreedores, en el mercado de activos de Luxemburgo, sin registro en SEC (Securities and Exchange Commission in UnitedStates of America) a pesar de la ley y de la jurisdicción estadounidense. Las tasas de interés, costos y cláusulas de los contractos eran completamente ilegales y abusivas. Para empeorar, la auditoría ha probado una completa desinformación sobre el real significado del Plan Brady para otros países. Esto fue posible gracias a la obtención de los documentos de las negociaciones: contractos, actas y resúmenes de reuniones, comunicaciones, procedimientos contables y todos los registros de cada operación, así como las estadísticas y dados disponibles.
Ese es solamente uno de los ejemplos de cómo nosotros probamos el anatocismo y la ilegalidad del proceso. La conclusión principal a la que se llegó de los 30 años auditados en Ecuador y de los 39 años investigados en Brasil es que el “sistema de la deuda” ha beneficiado unicamente a los grandes bancos internacionales, y no ha servido como un mecanismo de financiación de nuestros países, como la teoría económica define la deuda pública. El instrumento del endeudamiento público ha sido usurpado por el “mercado”. Nuestro esfuerzo debe ser revelar la verdad, obteniendo los documentos y evidencias que pueden mostrar las muchas mentiras que se han dicho sobre la deuda pública de los diversos países. Nosotros no podemos continuar pagando deudas ilegales con nuestros empleos y nuestras vidas. Necesitamos estar preparados para organizar comisiones que lleven a cabo auditorías con urgencia, en todo lugar, para desenmascarar el “sistema de la deuda”.
4. Conclusión
La actual crisis ha revelado la usurpación del instrumento de la deuda pública, usada como un mecanismo de transferencia de recursos públicos para encubrir un problema del sistema financiero privado, por medio de operaciones cuestionables con derivativos sin lastro. Los costos sociales de la crisis están creciendo, especialmente en Grecia. La experiencia de auditoría en Ecuador mostró el valor de esta herramienta para desvelar la verdad sobre el proceso de endeudamiento, pudiendo ayudar a implementar resultados efectivos. La iniciativa de una auditoría ciudadana en Brasil también muestra la importancia de este trabajo para una mirada histórica del proceso de formación de la deuda, una amplia comprensión de los recientes desarrollos relacionados con la crisis de la deuda, manteniendo el problema de la deuda pública en la agenda de debates nacionales e internacionales. Es esencial hacer una auditoría completa en los países afectados por la reciente crisis, provocada por un problema localizado en los mercados financieros, de modo que se garantice un proceso de toma de decisiones en favor de la justicia y la dignidad de la sociedad como un todo.
Maria Lucia Fattorelli
La reciente crisis en los Estados Unidos, así como algunos nuevos hallazgos sobre los actuales problemas económicos en países europeos, han revelado cómo la deuda pública ha sido utilizada en beneficio del sistema financiero bancario.
Ante todo, es necesario clarificar que la deuda pública no es mala en sí. En verdad, debería ser un importante medio de financiación de las políticas del Estado. Con base en eso, los gobiernos son autorizados a contraer deudas, obviamente bajo ciertos límites y condiciones. Los préstamos, por lo tanto, deberían proporcionar el acceso a fondos, los cuales, en asociación con aquellos obtenidos por los impuestos, sirven para que el gobierno cumpla su rol de satisfacción de necesidades básicas de los ciudadanos.
En estudios, auditorías e investigaciones, todavía, se ha determinado que, al revés, además de que la deuda pública no contribuye para avanzar en la implementación de políticas públicas, significativas cuantías registradas como deudas del Estado no corresponden a recursos recibidos por los países. Además de eso, la más relevante parte de las deudas soberanas está siendo utilizada para pagar intereses y amortizaciones de deudas anteriores cuya contrapartida original no es públicamente conocida.
El problema esencial, como podría ser fácilmente detectado, es que el endeudamiento público se ha convertido en una manera de desfalco de recursos públicos en grandes cantidades. Debido a la ausencia de transparencia en esos procesos y de un excesivo número de privilegios – tanto legales cuanto financieros y con diversas ramificaciones – ese esquema puede ser caracterizado como un ”Sistema de la Deuda”, que funciona en beneficio de un sub-sector de la sociedad, localizado en los mercados financieros.
El “Sistema de la Deuda” es un negocio altamente rentable que beneficia al sector financiero privado - grandes corporaciones lideradas por bancos y poderosas agencias de riesgo - una red compleja de agentes que detiene una serie de privilegios de orden legal, política, financiera y económica.
En los Estados Unidos ese sistema ha operado recientemente para rescatar la banca del inminente riesgo de quiebra. La dimensión del rescate fue presentada por el senador Bernie Sander |1|, el cual presentó los resultados de una auditoría realizada por la Agencia de Contabilidad Gubernamental |2|. Ese informe evidenció que el Federal Reserve Bank (FED - el Banco Central de los Estados Unidos) destinó alrededor de 16 trillones de dólares para el salvataje bancario, suma que fue directamente transferida a los bancos y grandes corporaciones bajo interés cerca de cero, entre diciembre 2007 y junio 2010.
La revelación de ese informe de auditoría gubernamental debe ser ciertamente uno de los más relevantes ejemplos del privilegio del sector financiero: la crisis de ese sector fue el primer paso hacia la actual crisis de la deuda “soberana”, no sólo en los Estados Unidos, sino en muchos países de Europa. La suma de recursos desembolsada por el FED para el salvataje bancario fue más grande que el saldo total de deuda pública en los Estados Unidos (actualmente estimados en US$ 14.5 billones) y de su Producto Interno Bruto (US$ 14.3 billones en 2010).
Es necesario persistir en la auditoría de esa operación, que podrá mostrar que lo que ha ocurrido es la conversión de grandes deudas privadas en deudas públicas. Los principales beneficiarios del dinero entregado por el FED, como consta en el informe, pueden ser vistos abajo:
Citigroup: $2.5 billones ($2,500,000,000,000)
Morgan Stanley: $2.04 billones ($2,040,000,000,000)
Merrill Lynch: $1.949 billón ($1,949,000,000,000)
Bank of America: $1.344 billón ($1,344,000,000,000)
Barclays PLC (United Kingdom): $868 mil millones ($868,000,000,000)
Bear Sterns: $853 mil millones ($853,000,000,000)
Goldman Sachs: $814 mil millones ($814,000,000,000)
Royal Bank of Scotland (UK): $541 mil millones ($541,000,000,000)
JP Morgan Chase: $391 mil millones ($391,000,000,000)
Deutsche Bank (Germany): $354 mil millones ($354,000,000,000)
UBS (Switzerland): $287 mil millones ($287,000,000,000)
Credit Suisse (Switzerland): $262 mil millones ($262,000,000,000)
Lehman Brothers: $183 mil millones ($183,000,000,000)
Bank of Scotland (United Kingdom): $181 mil millones ($181,000,000,000)
BNP Paribas (France): $175 mil millones ($175,000,000,000)
Esas cantidades demuestran el privilegio del sector financiero que, además de estos sustanciales préstamos del FED, también recibió otros montos considerables del Tesoro Nacional, sea directamente o por otros planes de salvataje que han consumido una gran parte de los impuestos recaudados de los contribuyentes. Mientras tanto, los mismos contribuyentes sufren con el crecimiento del desempleo, restricciones en programas de salud pública y recortes en otros sectores de beneficios sociales que en su conjunto redibujan la estructura social y empeoran las condiciones de vida de la sociedad, con desigualdades ahora más grandes de lo que ocurría hace algunas décadas. Esa paradoja explica la razón por la cual manifestaciones como “Occupy Wall Street” ganan fuerza.
La misma situación puede ser vista en Europa, cuyos países enfrentan serias crisis “de la deuda” y manifestaciones sociales de millones de ciudadanos en las calles. Es importante recordar que en 2008 no existía la denominada crisis de “endeudamiento”, pero sí la crisis de los grandes bancos. En aquel momento las autoridades decidieron salvar aquellas instituciones, a pesar de conocer los grandes riesgos que aquella alternativa representaba para sus presupuestos, y aún siendo conocido el “súper-endeudamiento” de todos los países, como muestra la noticia de Febrero 2009:
A pesar de saber del gran riesgo de ruina económica, bajo documentos secretos, una atmósfera de miedo y reuniones de emergencia, la Unión Europea llevó sus países a una serie de operaciones de salvataje bancario, para rescatar instituciones financieras. Como los países no tenían fundos para cumplir esa operación, grandes parcelas de títulos soberanos fueron emitidas.
Es importante resaltar que el fundamento para la decisión fue un “documento secreto de diecisiete páginas” que necesita ser revelado por una completa auditoría de ese proceso.
El origen de la crisis financiera está relacionado con la ausencia de regulación en este sector. Algunos controles existentes bajo la Securities and Exchange Commission - SEC |3| – que desde el 1929 era responsable por el control de “calidad y autenticidad” del comercio de bonos en los mercados – fueron revocados o simplemente incumplidos por las instituciones financieras.
La ausencia de regulación abrió espacio para la creación de una incontable cantidad de activos – como derivativos y otros tipos de productos financieros que pueden ser considerados como simples apuestas – con ningún valor o respaldo real. Los así llamados activos tóxicos cargaron con “basura” el marcado financiero.
La cantidad de esos activos tóxicos fue tan expresiva que algunas instituciones fueron especialmente designadas para recibirlos – los bad Banks - creados para aliviar la banca de parte de la “basura”, como ha divulgado Financial Times.
Crucialmente, las instituciones que emitieron eses activos tóxicos fueron las más destacadas del sector financiero, o sea, las que tenían la “credibilidad” suficiente para que sus activos fueran aceptados y comercializados en el mercado financiero. Sin embargo, pese el riesgo de quiebra, solamente algunas pocas de esas importantes instituciones llegaron a la bancarrota – LehmanBrothers, por ejemplo. Como se ha dicho anteriormente, muchas medidas fueron rápidamente tomadas para salvarlas y sacarlas de la bancarrota.
En cuanto a las naciones, tuvieron un destino diferente. Como ya era previsto, los planes de salvataje llevaron la zona del euro a una profunda crisis: una depresión económica en una escala que no era vista desde la Segunda Guerra Mundial.
A pesar de toda la información sobre la crisis europea en los medios de comunicación sobre el problema del endeudamiento público, muy poco se ha publicado sobre su origen, localizado sobre todo en la crisis bancaria, y no en los masivos gastos públicos, como se dice comúnmente.
Para una análisis más profundo, es también necesario comprender los mecanismos usados por el sistema financiero, la “creatividad” de los mercados financieros y productos, como los derivativos y otros activos sin rastro, que permiten a los inversores “lucrarse con los cambios en los precios de las reservas, índices, materias primas y otros activos existentes” |4|.
Los derivativos se han esparcido en los mercados financieros y fueron transferidos para fondos de pensión, fondos soberanos u otros tipos de inversiones alrededor del mundo. Como los precios no siguieron las expectativas, un gran volumen de seguros fueron activados, llevando a los bancos a una serie de crisis financieras. Es importante destacar que, en aquel tiempo, “la media de los seguros estaba nivelada en 27 por 1, i.e. habían prestado 27 veces su capital” |5|.
Muchas soluciones están siendo construidas para arreglar la situación, como los dichos bad banks. En Irlanda, la Agencia Nacional para Administración de Activos (NAMA) fue creada en 2009 como una tentativa de salvación del sistema financiero, nacionalizando deudas privadas a cambio de bonos públicos (sobre los cuales los bancos ejercen todo tipo de especulación). Estos procedimientos causan la “socialización” de las pérdidas bancarias, con graves efectos en las vidas de los ciudadanos pagadores de impuestos |6|.
A pesar de todas las consecuencias para las economías nacionales y los inmensos costes sociales de las medidas adoptadas por los gobiernos para rescatar al sector financiero, las mismas instituciones financieras no aceptan cualquier especie de restricción legal, de modo que su actividad continúa desregulada. A diferencia de otros activos, que están sujetos a muchas limitaciones jurídicas, los derivativos no tienen casi ningún control y ningún coste de transacción. Bancos y otras corporaciones aún pueden emitir imprudentemente nuevos activos y especular sobre ellos.
2. La usurpación de la deuda pública
Para ayudar a los bancos a sustituir parte de la grande burbuja de “activos tóxicos”, las naciones emitieron moneda (como los Estados Unidos, conforme revelado por la auditoria realizada por el Departamento de Contabilidad Gubernamental que probó que US$ 16 trillones fueron repasados a los bancos por el FED), o crearon deuda pública mediante la emisión de bonos soberanos, entre otros instrumentos.
Una parte significativa de los bonos soberanos de eses países no corresponden efectivamente a una deuda “pública” real, i.e. bonos emitidos para obtener recursos para el país, sino simplemente una usurpación, un uso equivocado del mecanismo de endeudamiento, para garantizar fondos para instituciones financieras.
Además, la desregulación del mercado financiero permite que bonos soberanos sean usados como si fueran tarjetas o fichas de apuestas jugadas en un casino. Uno de los principales privilegios del sector financiero es la libertad para moverse a donde quiera, especialmente a paraísos fiscales, bajo secreto bancario, y negociar bonos soberanos en mercados secundarios. Generalmente siquiera sin el conocimiento del país que ha emitido aquellos bonos en primer lugar. Eso, sin embargo, no es nuevo; ya ha representado una grande dificultad para Latinoamérica desde los años 1970, cuando los bancos internacionales solían vender partes de los contratos de endeudamiento en los mercados secundarios.
¿Por cuánto tiempo la sociedad llevará el fardo de las pérdidas derivadas de operaciones tan irresponsables e inmorales, que están sacando dinero de servicios esenciales como Salud, Educación, Asistencia Social etc., resultando en miles de pérdidas de empleo, mientras, al mismo tiempo, aseguran grandes lucros y ganancias para el sector financiero?
Además de eso, ¿puede el resultado de esas operaciones ser considerado como “deuda pública”? Los libros de economía explican que deuda pública es un instrumento que puede ser usado para financiar las necesidades de los Estados y complementar los fondos requeridos por los servicios públicos en beneficio de la sociedad. Los bonos emitidos para salvar las instituciones bancarias sin cualquier criterio no deberían ser considerados deuda “pública”, sino que deberían ser tratados como un préstamo separado a ser pagado por la misma banca, y no por toda la sociedad.
Las instituciones financieras que fueron salvadas después de la crisis de 2008 han comprado bonos del Tesoro con el dinero prestado por los gobiernos, transfirieron liquidez – por cuenta de las bajas tasas de interés cobradas por los estados – para sucursales especulativas (por hedgefunds, formas desreguladas de inversión) cuyo objetivo era ganar más dinero “invirtiendo” en la deuda pública mediante la emisión de más y más derivativos, los cuales cargan en sí todos los problemas ya mencionados.
A pesar de todo eso, los gobiernos continúan ayudando a las instituciones bancarias, ejecutando las reformas sociales demandadas por las políticas neoliberales. La percepción obvia es que los países están cambiando la democracia por lucros bancarios, como resultado de un sistema político en el cual la toma de decisiones no está basada en la deliberación pública, sino que toma parte en mesas de negociación entre “tecnócratas” que insisten en que no están haciendo política.
3. La necesidad de una auditoria – métodos, transparencia, monitorización ciudadana y el rol de las instituciones internacionales
El instrumento de endeudamiento “público” está siendo utilizado ahora en Europa como lo fue en Latinoamérica desde los años 1970. Las experiencias de auditoría de deudas – la auditoría oficial en Ecuador |7| y la iniciativa ciudadana en Brasil |8|– han demostrado que en los últimos 40 años los únicos beneficiarios de la deuda comercial externa fueron los grandes bancos internacionales. En lugar de funcionar como un instrumento de financiación del Estado, este tipo de deuda en bonos fue un mecanismo de transferencia de recursos hacia el sector financiero privado.
Las auditorías de la deuda también han demostrado que la crisis financiera en la que Latinoamérica entró en 1982 fue causada por los mismos bancos privados acreedores |9|, que unilateralmente levantaron las tasas de interés de 5 a 20.5% al año. Aquella crisis posibilitó que el FMI tuviera una oportunidad de interferir en nuestras economías con planes de ajuste fiscal – exactamente como ahora ocurre en Europa – que han costado por lo menos dos décadas de gran sacrificio social (las cuales llamamos décadas perdidas), de forma a garantizar lucros al sector financiero.
Es muy importante que los países europeos – los cuales no están bajo dictaduras militares como estábamos en los años 1980 en Latinoamérica – organicen comisiones de auditorías oficiales, como ha hecho Ecuador en 2007. También es esencial que la sociedad civil empiece auditorías ciudadanas - como nuestra organización en Brasil - para rescatar documentos, fomentar investigaciones populares, estudios, movilización social y elucidación sobre ese proceso de endeudamiento tan pronto como sea posible.
La auditoría de la deuda es una oportunidad de obtener documentos y evidencias de la real naturaleza de la llamada deuda “pública”. Los resultados de esa auditoría pueden estimular acciones concretas en todos los campos: popular, parlamentario, legal, entre otros en el campo político.
3.1 El caso de Grecia y las experiencias de las auditorías en Ecuador y Brasil
La usurpación de la deuda pública necesita ser desenmascarada. En Grecia, por ejemplo, la manipulación de la prima de riesgo por agencias de clasificación – las cuales bajan la clasificación de los papeles del país pocos días antes del vencimiento de algunas obligaciones – llevó al gobierno a aceptar acuerdos con el FMI y la Unión Europea. Eso posibilita analizar cómo funciona el mecanismo. Montada la estructura, instituciones financieras internacionales y grandes corporaciones pueden invadir el país, imponiendo sus intereses – los cuales incluyen el desmantelamiento de los derechos sociales, la protección de instituciones financieras y la venta del aparato estatal, sobre todo con la privatización de lucrativas empresas públicas.
Ese mecanismo de presión de la “Troika” (mercados, FMI y el Banco Central Europeo) contra los países – que a su vez tienen que negociar de manera aislada - demuestra una gran asimetría entre las partes, un claro indicio de ilegitimidad. El FMI es una agencia especializada de la ONU, como OIT o FAO, y de esa manera “debe actuar en colaboración con las agencias de la ONU y otras instituciones especializadas, para atingir los objetivos de la Carta de ONU y de la Declaración Universal de los Derechos Humanos” |10|. No obstante, con el paso de los años, el FMI se ha alejado de esas metas iniciales y ahora evidentemente defiende el mercado financiero. Aún así todavía se espera que la ONU, a través de la UNCTAD, repudie este comportamiento del FMI.
Pero lo más crucial es el modo en que ocurre el proceso de venta del Estado. Los bonos públicos son utilizados para capitalizar negocios privados, llevando las economías nacionales aún más abajo. Debido a la desregulación del sector financiero, los bonos pueden ser vendidos en mercados secundarios, donde sea que ellos operen.
Es importante recordar que cuanto más bajo es el precio del bono en el mercado secundario, más alto será el rendimiento efectivo (yield), lo que funciona como un interesante atractivo para los especuladores. En Grecia, por ejemplo, se calculó que en mayo los bonos soberanos fueron vendidos en los mercados secundarios por 60% de su valor nominal, es decir, con un haircut de 40%. Aplicando una tasa de interés de 7%, la remuneración efectiva sería 11,67%, como explicado en la tabla abajo. El otro ejemplo es aún más grave y los dos de hecho ocurrieron recientemente.
Valor Nominal | Precio de Mercado | Tasa de Interés | Interés | Rendimiento Efectivo yield | Cálculo | |||||
Ejemplo 1 | €1.000 | 60% = €600 | 7% | €70 | 11.67% | 70x100 / 600 = 11.67% | ||||
Ejemplo 2 | €1.000 | €167 | 6.25% | €62.50 | 37.43% | 62.50x100/167= 37.43% |
Cuando un tenedor de bonos los vende con el llamado haircut, quien compra estos bonos obtiene un rendimiento efectivo (yield) mucho más grande, pues los intereses pagados por el país son siempre calculados sobre el valor nominal de emisión de los bonos. En la medida en que los precios de mercado bajan, el yield aumenta cada vez más, lo que representa un grande atractivo para la especulación. Así, cuando alguien sufrió un haircut por vender por debajo del valor nominal, quien compró tuvo un rendimiento extra debido al crecimiento del yield calculado sobre dichos bonos. Eso caracteriza una manipulación de mercado y un abuso contra Grecia.
Esta situación demuestra la urgencia de una auditoría que necesita ser integral, lo que significa que ella debe mirar no solo para los dados y la contabilidad de cada emisión de bono, sino que para todos los aspectos y circunstancias que involucran el país y lo llevan a una grave crisis de endeudamiento, por ejemplo:
1 ¿Cuánta deuda pública fue emitida para el salvaje bancario?
2 ¿Cuál es la responsabilidad del Banco Central Europeo y de la Comisión Europea en los países en proceso de endeudamiento?
3 ¿Cuál es la responsabilidad de las agencias de clasificación de riesgo por devaluar los bonos soberanos de un país, causando la elevación de las tasas de interés?
4 ¿Cuál es la responsabilidad de FMI y de UE por forzar a algunos gobiernos a implementar reformas contra los intereses de sus pueblos y en beneficio de los bancos?
5 ¿Cuál es la responsabilidad de los bancos por:
a Clavar más préstamos en los mercados?
b Especular sobre los bonos soberanos, subiendo las tasas de interés continuamente, forzando la intervención de FMI?
c Jugar con derivativos, “Credit Default Swaps” y otros activos tóxicos?
6 ¿Cuál es el origen de la deuda soberana registrada? ¿El país recibió toda la cantidad de dinero? ¿En que fue invertido el dinero? ¿Quiénes son los beneficiados con eses préstamos? ¿Con qué propósito?
7 ¿Qué deudas privadas fueron transformadas en deuda pública?¿Cuál es el impacto de esos débitos privados en el presupuesto de estado?
Cuando tengamos una visión clara sobre tales informaciones, podremos decir que parte de la deuda soberana es ilegal, sostenidos en muchos argumentos jurídicos, por ejemplo:
- Co-responsabilidad de los acreedores e instituciones financieras internacionales;
- Asimetría entre las partes;
- Violación de principios generales: razonabilidad, rebus sic stantibus;
- Derecho al desarrollo;
- Derecho a la soberanía;
- Violación de derechos humanos;
Todos los sistemas jurídicos incluyen el concepto de abuso de derecho. En general, las principales características que definen un acto abusivo están relacionados con actos que producen daños; cuando hay excesivo prejuicio a una parte; cuando hay evidencias de la intención de producir prejuicios u obtener excesivos beneficios; cuando el acto contradice a los derechos sociales y económicos o cuando el acto no es compatible con las máximas de razonabilidad en términos de intereses sociales, entre otros.
Durante la Auditoría de la Deuda de Ecuador, además de aplicarse la legislación del país, la Comisión de Auditoría (CAIC) también buscó principios del Derecho Internacional Público, pactos internacionales, como la Convención Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Se descubrió que la mayoría de las negociaciones de la deuda ecuatoriana han violado eses tratados.
La CAIC también utilizó algunos Principios Generales de Derecho que podrían ser útiles para Grecia y otros países:
- Enriquecimiento sin causa;
- Contractus qui habenttractum succesivium et dependientium de futuro rebus sic stantibus, que determina que una obligación debe ser revisada y las partes no están vinculadas si las circunstancias han sido sustancialmente modificadas (tasas de interés, por ejemplo);
- Usura, conocida como la práctica de precios excesivos, no razonables, o tasas de interés ilegales;
- Prohibición de interés compuesto;
- Vicios de manifestación de voluntad;
- Buena fe (como se expresa en la Convención de las Naciones Unidas);
- Equidad (prohibición del abuso);
- Solidaridad y Cooperación;
- Interés público.
La deuda griega alcanzó sus máximos cuando los líderes del país aceptaron las medidas de austeridad determinadas por el FMI y la Unión Europea, chispeando significantes luchas sociales todo el 2010. ¿Pero de dónde ha venido la deuda griega? En lo que respecta a la deuda contraída por el sector privado, el crecimiento ha sido reciente: comenzó con la integración de Grecia a la eurozona en 2001. Una segunda explosión fue provocada en 2007, cuando la ayuda financiera por el FED de los EEUU, los gobiernos europeos y el Banco Central europeo fue reciclada por los banqueros en Grecia y otros países como España y Portugal. En lo que respeta a la deuda pública, el crecimiento viene desde hace mucho tiempo. Además de la deuda originada por la dictadura de los coroneles, los préstamos desde los años 1990 sirvieron para completar el vacío creado en las financias públicas por una tasación más baja para las empresas y por los altos rendimientos. Además de eso, por décadas, muchos préstamos han financiado la compra de equipamientos militares, principalmente de Francia, Alemania y los Estados Unidos. Y no se puede olvidar la deuda colosal contraída por las autoridades públicas para la organización de los Juegos Olímpicos de 2004. La espiral de la deuda pública aún fue cargada por las fraudes de grandes transnacionales para que obtuvieran contratos, de lo que Siemens es un ejemplo. Por eso, la legitimidad y la legalidad de la deuda griega deberían estar sujetas a escrutinio rigoroso, siguiendo el ejemplo de la comisión ecuatoriana de 2007-2008. Deudas definidas como ilegítimas, odiosas o ilegales serían declaradas nulas, y Grecia podría recusar el repago y llevar a la justicia aquellos que hagan contraído esos débitos. Algunas señales motivadores desde Grecia indican que el desafío de la deuda se ha convertido en una cuestión central y la demanda por una comisión de auditoría está ganando terreno.
Cuando se empieza a investigar la deuda pública de un país, el primer paso es saber el origen de esa deuda. En la CAIC de Ecuador y también en las investigaciones parlamentarias en la CPI de la Deuda Pública de Brasil |12|, con un detallado análisis de documentos y dados, se pudo probar, por ejemplo la práctica de Anatocismo (interés compuesto). Fueron encontradas evidencias de transformación de interés en capital. Eso ocurrió durante el Plan Brady – lo mismo adoptado por varios países en Latinoamérica. El plan transformó las deudas anteriores en nuevos bonos soberanos. Las deudas anteriores tenían una parte de capital y una grande parte de interés, los cuales eran tan altos que los países no podrían pagar. Algunos de los nuevos bonos emitidos bajo el Plan Brady fueron una transformación inequívoca de intereses acumulados en capital y fueron llamados bonos-interés.
El Plan Brady fue diseñado en el inicio de los años 1990. En aquel tiempo, todos los tipos de medios de comunicación y mismo algunos académicos creían que había sido un buen paso, pues fue presentado como un plan que llevaría los países de vuelta desde la insolvencia hacia las operaciones de mercado. Comúnmente se decía que la transformación “daba” a nuestros países un descuento. De hecho, una categoría de los nuevos bonos emitidos bajo Plan Brady fue llamada “bono-descuento”. Solamente cuando fueron hechas la auditoría en Ecuador y las investigaciones en el parlamento brasileño se tuvo acceso a los contratos y se pudo ver que la realidad era bien diferente de la propaganda.
Esos documentos probaron que había un “sistema de la deuda” que operaba bajo la refinanciación de deudas anteriores; un mecanismo de creación de nueva deuda para pagar débitos anteriores, de modo que un nuevo débito fuera siempre mucho más grande que el anterior. También se hacían grandes pagos de capital, interés, comisiones, tasas, impuestos y todo tipo de costos extra. La auditoría también ha probado que las negociaciones fueron llevadas a cabo en el exterior y, en muchas ocasiones – como el Plan Brady –, el dinero registrado como deuda en los contratos y emisión de bonos nunca han llegado efectivamente a los países, dado que la transformación de los débitos anteriores en nuevos bonos fueron hechos por los acreedores, en el mercado de activos de Luxemburgo, sin registro en SEC (Securities and Exchange Commission in UnitedStates of America) a pesar de la ley y de la jurisdicción estadounidense. Las tasas de interés, costos y cláusulas de los contractos eran completamente ilegales y abusivas. Para empeorar, la auditoría ha probado una completa desinformación sobre el real significado del Plan Brady para otros países. Esto fue posible gracias a la obtención de los documentos de las negociaciones: contractos, actas y resúmenes de reuniones, comunicaciones, procedimientos contables y todos los registros de cada operación, así como las estadísticas y dados disponibles.
Ese es solamente uno de los ejemplos de cómo nosotros probamos el anatocismo y la ilegalidad del proceso. La conclusión principal a la que se llegó de los 30 años auditados en Ecuador y de los 39 años investigados en Brasil es que el “sistema de la deuda” ha beneficiado unicamente a los grandes bancos internacionales, y no ha servido como un mecanismo de financiación de nuestros países, como la teoría económica define la deuda pública. El instrumento del endeudamiento público ha sido usurpado por el “mercado”. Nuestro esfuerzo debe ser revelar la verdad, obteniendo los documentos y evidencias que pueden mostrar las muchas mentiras que se han dicho sobre la deuda pública de los diversos países. Nosotros no podemos continuar pagando deudas ilegales con nuestros empleos y nuestras vidas. Necesitamos estar preparados para organizar comisiones que lleven a cabo auditorías con urgencia, en todo lugar, para desenmascarar el “sistema de la deuda”.
4. Conclusión
La actual crisis ha revelado la usurpación del instrumento de la deuda pública, usada como un mecanismo de transferencia de recursos públicos para encubrir un problema del sistema financiero privado, por medio de operaciones cuestionables con derivativos sin lastro. Los costos sociales de la crisis están creciendo, especialmente en Grecia. La experiencia de auditoría en Ecuador mostró el valor de esta herramienta para desvelar la verdad sobre el proceso de endeudamiento, pudiendo ayudar a implementar resultados efectivos. La iniciativa de una auditoría ciudadana en Brasil también muestra la importancia de este trabajo para una mirada histórica del proceso de formación de la deuda, una amplia comprensión de los recientes desarrollos relacionados con la crisis de la deuda, manteniendo el problema de la deuda pública en la agenda de debates nacionales e internacionales. Es esencial hacer una auditoría completa en los países afectados por la reciente crisis, provocada por un problema localizado en los mercados financieros, de modo que se garantice un proceso de toma de decisiones en favor de la justicia y la dignidad de la sociedad como un todo.
Maria Lucia Fattorelli
CADTM
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