Raro es el día que no escuchemos algo relacionado con los mercados:
Las preguntas ¿como fueron los mercados? ¿como están hoy? ¿que se espera
para mañana? resuenan con voz propia dentro del vendaval de información
y opinión .En general la ciudadanía asiste a este hecho, con una doble
percepción. Por un lado siguen viendo a los mercados como aquella vieja
creación humana situada en determinados lugares físicos, de ámbito
territorial diferente,-(local, regional, nacional o internacional)-, en
donde se intercambian diversos bienes y servicios que dan lugar a
múltiples operaciones que permiten engrasar la circulación económica y
para que esta sea segura y fluida históricamente se hallan sometidos a
unas reglas o condiciones que tienen que cumplir.
Pero la historia reciente muestra, frente a nuestra antigua
percepción, que los mercados, concretamente los mercados financieros
constituyen un haz oscuro derivado tanto de la jerga que utilizan en la
que incluyen conceptos difícilmente explicables para la mayoría,
-hablan de productos sintéticos potencialmente tóxicos, opciones y
futuros etc.,- solo accesible, como dicen los castizos, para
enterados. A su vez llama la atención su comportamiento, pues aunque los
movimientos de precios que se producen dentro de ellos puedan
derivarse de informaciones que puedan generar temores a los actuantes en
el mercado, por ejemplo la posibilidad o realidad de una mayor
debilidad en el crecimiento futuro o presente, o la quiebra total o
parcial de algún país etc.- existen , a veces, violentos movimientos de
alzas y bajas de cotización que parecen injustificables por no haber
nuevas informaciones que presagien los mismos. Por último preocupa a la
ciudadanía las señales que emiten que parecen desprender un “torrente
de lava” que de no controlarla pudieran convertirse en un fuego que
arrasara el edificio, o al menos parte de él, sobre el que se asienta
la estructura socio-económica vigente y su permanencia en el futuro en
los distintos países. Como buenos bomberos los Estados, a nivel
individual o coordinado con otros, corren a apagar, total o
parcialmente el incendio, con el fin, señala, de preservar el edificio
socio-económico que, con mayor menor a cierto o con mayor o menor
profundidad, se ha construido como cobijo de sus ciudadanos.
La pregunta que se plantea es ¿Cuál ha sido la dinámica que ha
llevado a dotar de un papel primordial a los mercados financieros en el
funcionamiento de la economía? Hacia su comprensión vamos a bucear a
continuación.
Sistema Económico y Mercados financieros
Los mercados, esa vieja creación humana, son un componente más del
sistema económico en el que se insertan cumpliendo dentro del mismo una
determinada labor. Funcionalmente los mercados financieros, en teoría,
deben prioritariamente responder a la movilización del
ahorro,-captándolo, canalizándolo y asignándolo- , es decir actuando
como lubricante del sistema económico facilitando a su vez el
comercio; e intermediar ahorro y riesgos económicos, esto es gestionar
la acumulación o excedentes, entre agentes a cambio de una
remuneración.
En la práctica una mirada a los datos nos pone de manifiesto que se
ha producido una deriva hacia la creación de riqueza financiera, el
dinero por el dinero, con el peligro de que las ineficiencias que se
produzcan en los mercados financieros, repercutan en la obtención de
recursos para el funcionamiento de la economía real como ha ocurrido
últimamente. Este peso excesivo de la economía financiera sobre la real
es la consecuencia del peligroso coctel que se ha producido como
consecuencia de las posibilidades de actuación en el campo de las
finanzas derivado de la interacción entre factores institucionales,
como la liberalización y desregulación financiera y la aplicación de las
nuevas tecnologías de información y comunicación a las finanzas.
Por otro lado la distorsión en favor de la función de creación de
riqueza financiera tiene su base operativa en el marco de una
creciente mundialización o globalización que no es más que la expresión
del nuevo mercado mundial que caracteriza el sistema económico actual.
En definitiva el funcionamiento del mercado globalizado supone una
posibilidad de intensas relaciones económico-financieras a las que
refuerzan y dan cobertura las nuevas tecnologías, medios informáticos
etc.
Institucionalmente el predominio ideológico de lo privado sobre lo
público, la creencia teórica de una mayor eficiencia de los mercados y
un mundo globalizado, se ha traducido operativamente en la búsqueda de
un mercado financiero mundial donde todos los agentes puedan
intercambiar todo tipo de títulos a cualquier tipo de plazo.
Produciéndose a su vez una renuncia explícita e implícita de los
gobiernos al control de las transacciones financieras y pasando a jugar
un papel decisivo las grandes instituciones privadas, bancarias o
fondos de inversión con una influencia cada vez mayor sobre las
entidades no incluidas en la red financiera.
Por su parte los avances tecnológicos han posibilitado la
confluencia de la comunicación en el ámbito temporal y territorial. La
aplicación de las posibilidades tecnológicas se ha convertido en un
elemento decisivo en los mercados financieros hasta el punto de hay
numerosos autores señalan que las maquinas han tomado el poder. Desde
luego si uno piensa que la Bolsa de Paris, asociada conla de Nueva York,
tiene instalados ordenadores en Basildon, una ciudad a50 kilómetrosde
Londres, y que los mismos los alquila a unas cuarenta sociedades que
practican el negocio de alta frecuencia nos podemos dar idea del poder
que la tecnología en el campo de los mercados financieros.
No podemos también olvidar que uniendo tecnología y desregulación
aparece la fórmula ideal para dar cobertura a la opacidad de muchas de
las operaciones que se desarrollan desde los paraísos fiscales. Cada vez
es más difícil saber quién está detrás de la órdenes que se reciben
desde los mismos esto es si proceden de fondos de pensiones americanos,
fondos soberanos del medio-oriente o gestores de las grandes fortunas
suizas etc.
Nuevos instrumentos financieros y nuevos agentes
El marco reseñado ha influenciado al conjunto de componentes del
sistema financiero que han experimentado profundos y notables cambios.
Si pasamos revista a los diferentes instrumentos financieros que se
intercambian en los mercados nos encontramos que frente a los títulos de deuda-
bien líquidos (dinero y divisas emitidas por los Estados), de corto
plazo (pagarés etc.) Y a medio plazo (bonos, cédulas etc.)- y de propiedad-bien acciones o participaciones- han experimentado un espectacular desarrollo los denominados títulos derivados, llamados
así porque su valor proviene de los activos financieros que soportan
dichos títulos y que operativamente se utilizan tanto como protección
ante posibles impagos pero que tienen a su vez una gran potencialidad
para obtener altas ganancias y grandes pérdidas mediante operaciones
especulativas. Quizás la frase del millonario Warren Buffet: “los
derivados son armas de destrucción masiva” resuma su actual potencial
pero debemos pensar que un arma no se dispara sola y son precisamente
los sujetos que la utilizan especulativamente los que marcan su
actividad.
A su vez las trasformaciones derivadas de las reformas legales como
por los nuevos avances tecnológicos y los nuevos instrumentos
financieros vienen incorporando a nuevos agentes que a su vez han visto
reforzado su papel por la apelación a la financiación vía mercados
frente a la financiación vías entidades financieras. Así junto a los
grandes bancos, comerciales y de inversión, hoy el ámbito de los
inversores institucionales acoge a Fondos de Inversión, Fondos de
Pensiones; Fondos Soberanos; Fondos de inversión libre(Hegs Found);
Fondos de Capital Riesgo ( Privaty Equity) y Aseguradoras como
decisivos actuantes tanto en el ámbito doméstico como internacional.
La lógica del control del riesgo debería de estar en todas y cada
una de las actuaciones con los instrumentos y por los distintos agentes
sin embargo su naturaleza y uso han desencadenado diversas crisis de la
que la actual es su exponente más significativo.
Necesidades de financiación públicas y mercados financieros
Una de las cuestiones que más preocupan a los ciudadanos relaciona
las necesidades de financiación pública y los mercados financieros. El
cambio que supuso para las administraciones públicas el paso de la
disponibilidad de monetizar el déficit público,- popularmente darle a la
maquinita-, a tener que financiar sus déficits mediante la emisión de
deuda ha supuesto la necesidad de apelar a los mercados pasando estos a
cumplir un papel decisivo en relación a la independencia fiscal de los
países. Los mercados financieros, en definitiva, presionan y bajo su
manto se han hecho y se han justificado muchas actuaciones.
Son muchos los países que emiten deuda pública y de forma general
realizan la venta de sus títulos mediante el sistema de subastas en la
que se reflejan los precios y la rentabilidad… Posteriormente a su
emisión pasan a ser negociados en los mercado secundarios en donde los
agentes operadores buscan obtener la máxima rentabilidad y no dudan
realizar operaciones especulativas que favorezcan sus intereses lo que
puede afectar de forma negativa a los precios e intereses asociados a
la deuda que se emite.
Mirando al futuro.
Las diferentes crisis financieras a lo largo del siglo pasado
pusieron a la estabilidad financiera como uno de los objetivos
prioritarios en los organismos reguladores de las finanzas, tanto bancos
centrales como instituciones financiaras internacionales, pero la
realidad es que la crisis actual ha puesto en el tapete la necesidad de
rearmarnos y de potenciar a nuestros gendarmes frente a los señores del
mundo de hoy: los mercados financieros.
(Documento publicado en la revista “Temas para el debate” nº 206)
Presidente de Green Cross España y miembro de ATTAC Madrid Fuente: Attac Madrid http://www.attacmadrid.org/?p=6239
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