Según las estadísticas oficiales, la deuda del Estado español no
parece ser un gran problema. No obstante, la especulación en contra de
la deuda española no para. Si bien es verdad que el contexto europeo
facilita esta especulación, también es importante determinar cuál es la
carga de su deuda para el Estado español. Este artículo pretende sacar a
la luz esta carga, en un contexto europeo de campañas para auditar las
deudas públicas de varios estados.
Contexto europeo
La figura 1 presenta el volumen de deuda pública para cada estado de
la Unión Europea en función de su PIB (Producto Interior Bruto),
extraído de datos proporcionados por Eurostat respecto al año 2010, el
cual es el dato más reciente proporcionado. En este gráfica, España (en
naranja) aparece con una deuda pública ligeramente por encima de los
60%, límite fijado por el tratado de Maastricht, cuando este límite esta
alegremente sobrepasado por el conjunto de la Unión Europea y, de la
zona euro. Según datos más recientes del Banco de España, el
endeudamiento del Estado español estaría en torno al 70% de su PIB a
finales de 2011. No obstante, este nivel de endeudamiento está muy por
debajo de los niveles alcanzados por los pesos pesados de la Unión
Europea que son Alemania, Francia, Bélgica o Gran Bretaña, a pesar de
que la especulación en contra la deuda de estos países sea mucho menor
que en el caso del Estado español.
Figura 1. Deuda Pública 2010 en porcentaje del PIB.
En rojo los Estados que sobrepasan el límite impuesto por Maastricht, en
verde los que lo respetan. Fuente: Eurostat.
Mecanismos de endeudamiento
Para identificar la carga de la deuda en el presupuesto del Estado
español, es necesario entender primero los mecanismos de endeudamiento.
Si miramos el presupuesto general del Estado para 2011 (figura 2), vemos
que los gastos previstos para este año están en torno a los 150 mil
millones de euros, cuando los ingresos previstos apenas superan los 100
mil millones de euros. La diferencia entre ambos es el déficit del
Estado, el cual se financia por emisión de deuda.
Figura 2. Presupuestos generales del Estado español para 2011. Fuente: Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas.
La emisión de deuda se puede hacer bajo forma de Letras del Tesoro
(con vencimiento a 3, 8, 12 o 18 meses), de Bonos del Estado (a 3 o 5
años) o de Obligaciones del Estado (a 10, 15 o 30 años). Según datos
proporcionados por el Tesoro Público, el total de deuda en circulación a
finales de 2011 era de 90 mil millones de euros en Letras del Tesoro
(corto plazo), casi 150 mil millones de euros en Bonos del Estado (medio
plazo), y más de 340 mil millones de euros en Obligaciones del Estado
(largo plazo).
Para poder entender bien la deuda, resulta imprescindible diferenciar
lo que es la emisión de deuda por parte de un estado, de lo que es
contraer un préstamo por parte de un particular o una empresa. Cuando un
particular o una empresa contraen un préstamo por un cierto periodo de
tiempo, esta entidad recibe a la firma del préstamo el dinero acordado, y
durante todo el periodo de tiempo elegido, pagará los intereses
generados por el préstamo además del reembolso de la suma de dinero
acordado (capital). Es decir, cuando acaba el plazo no queda nada para
pagar ya que todo (intereses mas capital) ha sido reembolsado. En el
caso de emisión de deuda por parte de un Estado, solo se pagan los
intereses durante el periodo acordado, mientras que el capital se
reembolsa a final del periodo (vencimiento). En este caso, el Estado
emisor de deuda tiene que encontrar una suma equivalente al capital a la
fecha del vencimiento. Lo que suelen hacer los estados en este momento
es volver a emitir deuda, lo que les permite recibir nuevamente el
capital necesario, y aplazar el reembolso en el tiempo. Y puesto que la
emisión de deuda corresponde al vencimiento de las deudas antiguas, este
mecanismo permite hacer desaparecer estas cantidades de los
presupuestos del Estado, ya que el dinero recibido por la nueva emisión
de deuda es igual al dinero pagado por vencimiento de la anterior. Por
lo tanto, el capital de la deuda del Estado reembolsado cada año no
figura en los presupuestos del Estado, y la cantidad correspondiente al
apartado “Deuda Pública” en estos presupuestos solo se refiere al pago
de intereses (27400 millones de euros para 2011, o sea un 18% del
presupuesto total). Tampoco aparece la emisión de deuda como una fuente
de financiación.
Reembolso de capital
Si estudiamos los presupuestos generales del Estado español a partir
de los “libros amarillos”, accesibles desde la web del Ministerio de
Hacienda y Administraciones Públicas, es posible identificar los
reembolsos de capital asociados a la deuda del Estado español (ver tabla
1). Si sumamos intereses y capital reembolsados (o sea lo que
constituye el servicio de la deuda) últimamente, vemos que entre 2000 y 2010, el Estado español ha reembolsado más de 3 veces lo que debía en 2000, y sigue debiendo casi el doble.
Tabla 1. Características de la deuda del Estado
español en miles de millones de euros. Fuente: Ministerio de Hacienda y
Administraciones Públicas.
Si consideramos los presupuestos del año 2011, podemos ver la
repartición de gastos por sección según las cifras proporcionadas por el
Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas (figura 3). En este
presupuesto, la carga de la deuda (en este caso constituida solo por el
pago de intereses) corresponde a 18% del presupuesto, mientras se dedica
tan solo un 2% del presupuesto a sanidad o educación.
Pero si integramos el reembolso de capital a este presupuesto (ver
figura 4), vemos como este corresponde a la mitad (50%) del presupuesto
total, al cual cabe añadir el pago de intereses (9%), mientras sanidad y
educación se quedan con casi nada (1% para cada ministerio). Por lo
tanto, la carga de la deuda del estado español corresponde al 59% del presupuesto total!
También se puede integrar la emisión de deuda dentro de los ingresos
del Estado (ver figura 5). En este caso, nos damos cuenta que entre la
financiación del déficit y el reembolso de los vencimientos de capital, la emisión de deuda corresponde al 62% de la financiación del Estado! En comparación, impuestos (directos e indirectos) y cotizaciones sociales solo corresponden al tercio de los ingresos (30%).
Estas cifras permiten ver la importancia que tiene la deuda pública
en los presupuestos del Estado. La figura 6 opone el reembolso de
capital de la deuda a los presupuestos para los años 1995 a 2011. Esta
comparación permite evidenciar el aumento drástico de los reembolsos
desde el principio de la crisis financiera, aunque los reembolsos de
capital hayan sido del orden de o mayores a la mitad del presupuesto de
gastos desde 1997 (primeras cifras disponibles).
Figura 3. Presupuestos generales de gastos del
Estado español por sección para 2011. Fuente: Ministerio de Hacienda y
Administraciones Públicas.
Figura 4. Presupuestos generales de gastos del
Estado español por sección para 2011, una vez integrado el reembolso del
capital de la deuda. Fuente: Ministerio de Hacienda y Administraciones
Públicas.
Figura 5. Presupuestos generales de ingresos del
Estado español por sección para 2011, una vez integrada la emisión de
deuda. Fuente: Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas.
Figura 6. Presupuestos generales de gastos del
Estado español homogeneizado por sección entre 1995 y 2011 y reembolso
de capital. Pago de intereses y reembolso de capital aparecen en rojo.
Fuente: Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas.
El futuro previsible
Si miramos hacia 2012, los reembolsos de capital ascienden a más de
130 mil millones de euros (figura 7), es decir, una cantidad de dinero
del orden de los que será el presupuesto total de gastos (una vez
aprobado). Además, los dos tercios de estos vencimientos corresponden a
la deuda a corto plazo, por lo que es muy probable que estos
vencimientos se repercutan para 2013 a través de la emisión de nueva
deuda a corto plazo para hacer frente a los vencimientos de 2012.
Figura 7. Perfil de vencimientos de deuda del Estado español entre 2012 y 2041. Fuente: Tesoro Público.
Además, si consideramos la tendencia actual a la socialización de las
deudas privadas, puesta en práctica por el antiguo gobierno y avaladas
por el actual, a través de garantías, avales, préstamos y ayudas a los
bancos, es muy probable que la deuda total del Estado español vaya a
aumentar en un futuro próximo, con un aumento paralelo de los reembolsos
de capital correspondientes. Y estas decisiones no tienen nada de
extraño, si nos fijamos en que los mercados financieros proporcionan
cerca de la mitad de los ingresos del Estado (casi dos tercios en 2011),
muy por delante de los ingresos proporcionados por la ciudadanía (menos
de un tercio en 2011). Y por lo tanto, tienen todo el poder de negar al
Estado una financiación si sus deseos no se ven cumplidos.
Un futuro alternativo
Ante esta situación de confiscación de las decisiones del gobierno de
turno por los mercados financieros a través de una deuda que nunca se
acaba de reembolsar, la ciudadanía puede reaccionar. Porque existen
instrumentos jurídicos para calificar si la deuda del Estado español es
legítima o no, y el derecho internacional permite, y aconseja, no pagar
deudas reconocidas como ilegítimas. Para ello, no hace falta más que
auditar la deuda del Estado, mirando las condiciones en las que se
emitió la deuda desde el Estado y a que sirvieron las sumas obtenidas.
Desde Patas Arriba, consideramos que tal auditoria debería ser
ciudadana, es decir, compuesta por ciudadanas y ciudadanos, y no
solamente personas expertas, por tres razones:
- Primero, permite a la ciudadanía empoderarse en cuestiones del Estado, en las que no suele participar, y como tal, contribuye al avance de una democracia participativa.
- Segundo, permite acostumbrar a las administraciones públicas a estar bajo la mirada de la ciudadanía, lo cual también ahonda en la cultura de la participación ciudadana.
- Tercero, permite recuperar parcelas enteras de la democracia que se han dejado en mano de las finanzas, aunque para conseguirlo de manera duradera, harían falta otras medidas económicas como impuestos a las transacciones financieras, la supresión de los paraísos fiscales, y la creación de banca pública (lista no exhaustiva).
Por otra parte, también es necesario valorar el carácter ético de
pagar una deuda cuando este pago se hace en detrimento de la población, a
través de recortes en servicios públicos por ejemplo (educación,
sanidad, etc.), ya que según el derecho internacional el bienestar de la
población de un Estado es prioritario a cualquier otra necesidad,
incluso el pago de deuda.
Para poder conseguir todo esto, no hace falta más (ni menos) que un
apoyo contundente de la ciudadanía a la auditoria de la deuda del Estado
español. Desde varios colectivos, están naciendo en todo el Estado
iniciativas para llevarla a cabo, complementadas por las voluntades de
auditar las administraciones locales y autónomas. Juntas, podemos!
Yves Julien
PATAS ARRIBA – Valencia
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