En todo 2005, hubo en España
apenas cien actuaciones contra blanqueo de dinero. Las acciones policiales
contra ese delito aumentaron año tras año y, este 2011, antes de acabar el año,
ya son 175, en solo mueve meses. Se dispara el blanqueo que oculta miles de
millones. Para no pagar siquiera los disminuidos impuestos que hoy gravan
beneficios de grandes empresas (o no tan grandes), corporaciones, banca y
grandes fortunas.
Pero ese blanqueo no sería
posible sin paraísos fiscales donde se ocultan esos miles de millones.Paraísos
fiscales como Caimán, Bahamas, Barbados, Aruba, Bahrein, Panamá, Brunei,
Singapur..., pero también Liechtenstein, Luxemburgo, Suiza, Andorra, Gibraltar,
Mónaco... En Europa. Paraísos fiscales que garantizan anonimato total de
capitales y de movimientos de capital, que aseguran el más implacable secreto
bancario, la más negra opacidad financiera, así como la impunidad de
espectrales sociedades instrumentales (para cuya constitución solo se precisa
una dirección postal).
Y sin impuestos (o ridículamente
bajos) sobre beneficios. ¿Cuantas canalladas se pueden perpetrar con tanto
secreto?Por culpa de los paraísos fiscales, en los “países en desarrollo” deja
de pagarse entre un 30 y 40% de impuestos. Según Xavier Harel (La grande
évasion: le vrai scandale des paradis fiscaux), anualmente se evade un billón
de dólares. América Latina y Caribe dejan de cobrar anualmente 50.000 millones
de dólares por evasión de impuestos de empresas transnacionales en la región.
Y, según el cálculo más optimista,
la evasión de impuestos supone cuanto menos un 15% de pérdida de ingresos
fiscales en los países desarrollados. En Francia, solo 4 de las 40 mayores
empresas pagan impuesto de beneficios; en Reino Unido, 470 de las 700 grandes
corporaciones del país aportaron menos de 15 millones de dólares por beneficios entre 2005 y 2006 y
las 230 restantes, ni una libra.
Según Harel, la Unión Europea deja
de cobrar 200.000 millones de euros por impuestos y, el gobierno de Estados
Unidos, unos 100.000 millones de dólares. No sería posible sin paraísos
fiscales.Y, para empeorar las cosas, analistas e investigadores de todo el
mundo aseguran que la financiación del terrorismo y del crimen organizado son
inseparables de los paraísos fiscales. Según Loretta Napoleoni de la London School of
Economics, el terrorismo mueve en los paraísos fiscales 500.000 millones de
dólares anuales.
Y, según informes del FMI, ya en 1993 la
economía criminal global (como designó Manuel Castells acertadamente a los
movimientos económicos y financieros de las organizaciones criminales), movía
un billón de dólares (5% del PIB mundial entonces). Gracias a los paraísos
fiscales.
“El sistema financiero actual y
la criminalidad organizada se refuerzan mutuamente”, denunció hace años Jean de
Maillard.Pero pese al carácter destructor de toda estabilidad económica de los
paraísos fiscales, FMI, Banco Mundial, OCDE, Unión Europea, G20 y G7 no tienen
ninguna intención de hacerlos desaparecer.En febrero de 2009, en pleno pánico
de crisis financiera, los gobernantes europeos se conjuraron en Berlín para
erradicar los paraísos fiscales. Angela Merkel aseguró que habría una
implacable lista negra de paraísos y Sarkozy anunció severas sanciones.
Zapatero osó decir que era el
principio del fin de los paraísos fiscales. Mentira.Los paraísos fiscales que
quisieran dejar de aparecer como tales solo tenían que suscribir un mínimo de
12 acuerdos de intercambio de información fiscal y financiera con otros tantos
países. Muchos “paraísos” simularon cumplir tal condición. Con trampa. De los
35 paraísos fiscales que reconocía la cicatera OCDE (cuando eran y son más de
60) hoy solo figuran 4.
Porque los acuerdos de
transparencia suscritos para no estar en la lista de paraísos lo fueron
torticeramente por auténticos paraísos fiscales con países de escasa relevancia
económica o financiera o, en el colmo de la caradura, entre paraísos fiscales.
Un timo. Porque el secreto
bancario sigue contra viento y marea.Sigue habiendo muchos paraísos fiscales.
Financieramente opacos, económicamente oscuros, defensores a ultranza del
secreto bancario, con ninguno o muy bajos impuestos, muy accesibles a no
residentes, con facilidad pasmosa para constituir entidades y sucursales
financieras así como empresas pantalla por quien sea...
Y es así aunque las instituciones
económicas internacionales y los gobiernos de países ricos ya no los consideren
paraísos fiscales.El movimiento global ciudadano, sobre todo en Europa, ha de
incorporar otro objetivo a su lucha de recuperación de la democracia: la
desaparición real de los paraísos fiscales. Imprescindible para una fiscalidad
justa. Porque una fiscalidad justa es indispensable para una mínima justicia
social.
Xavier Caño Tamayo. Periodista y escritor
Analítica.com
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