Las grandes fortunas encuentran fórmulas dentro del propio
sistema fiscal para dejar casi a cero su factura con Hacienda. Sicav,
sociedades patrimoniales o fundaciones son algunos de los instrumentos que
emplean
El mundo que se consideraba más desarrollado
decidió un día dejar circular libremente el capital. Sin puertas que lo aten,
llamar al dinero se ha convertido en la obsesión de los gobiernos (en un mundo
donde enviarlo a un paraíso fiscal equivale a un clic en el ordenador), en
lugar de ponerse de acuerdo para domesticar al capital. Así, compiten entre sí
bajando impuestos.
Se hace para atraer empresas,
pero también rentas altas y grandes fortunas, que esgrimen la amenaza de irse a
un territorio donde las mimen más si les tocan los privilegios. Llega la crisis
y los ajustes, las imposiciones de reducción de los déficits, los recortes
sociales, las subidas de impuestos indirectos. ¿Todo cambia? No. Los más
favorecidos siguen con sus instrumentos para aportar lo menos posible al fondo
común. Público ha consultado con expertos en fiscalidad para conocer los más
utilizados.
01. capital o trabajo: Un IRPF dual
La primera clave de cómo se
benefician las rentas altas del sistema fiscal español está en el IRPF, un
impuesto que ya demuestra "que todo está diseñado para favorecer el
negocio financiero", según José María Mollinedo, secretario general del sindicato
de los técnicos de Hacienda, Gestha. Por la "dualidad del impuesto, que
existe en todos los países de la
OCDE", trabajar está más penalizado fiscalmente que, por
ejemplo, especular en Bolsa.
Las rentas del trabajo tributan
hasta un máximo del 45% (49% en algunas CCAA por la aplicación del tramo
autonómico). Pero la del capital (dividendos, plusvalías, intereses...) lo
hacen al 19%, o al 21% si superan los 6.000 euros.
"Si tengo el control de mi
empresa puedo manejar esa dualidad a mi antojo", comenta Luis del Amo,
gerente del Registro de Economistas y Asesores Fiscales (REAF). "Puedo
decidir tener rentas de capital (mediante dividendos, por ejemplo) en lugar de
un salario", añade.
02. Sicav: Lo más criticado
Las sociedades de inversión de
capital variable, conocidas comúnmente por su acrónimo sicav, son el más
criticado privilegio impositivo. Una sociedad anónima que sólo aporta a las
arcas públicas el 1% de su ganancia de valor frente al 30% (25% las pymes) que
pagan las demás por sus beneficios. Para ser constituida obliga a una inversión
mínima de 2,4 millones de euros, es decir, no apta para la mayoría de los
bolsillos. Pero, además, han falseado sus condiciones y requisitos, lo que es
un hecho no sólo generalizado sino conocido y permitido.
Primero: para constituir una
sicav es necesario tener, al menos, cien partícipes (socios). El propietario de
una gran fortuna acude a una gestora (banco de inversión, etc.) que le aporta
los datos, firmas, etc. de 99 personas para que llegue al mínimo de titulares
exigido. A esos 99 partícipes, que no se apellidan Koplowitz ni Almodóvar pero
aparecen junto a ellos como socios de una sicav, se les llama los mariachis.
Segundo: los fondos en los que
pueden invertir ciudadanos de a pie los lleva un gestor y los partícipes que
ponen dinero no intervienen en las decisiones de inversión. En las sicav el
propietario de la gran fortuna puede tener el 99,99% de la sociedad y los
demás, el 0,01%. El primero decide.
Tercero: se dice que una sicav es
un instrumento para diferir impuestos (retrasar en el tiempo su pago) porque
sólo se paga IRPF cuando se deshace parte de la inversión, es decir, se venden
títulos en los que se había invertido y se obtiene una ganancia (plusvalía). En
ese caso, tributaría como renta de capital, es decir, al 19% o 21% (aunque lo
normal es reinvertir y así no pagar). Hasta hace un año, los propietarios de
las sicav tenían un truco más para no pagar ni siquiera cuando convertían en
efectivo sus inversiones: reducían capital en la sociedad, en lugar de efectuar
una operación de reparto de beneficio, pues es una operación generalmente
exenta, con lo que esquivaban el pago en el IRPF. En septiembre de 2010, el
Gobierno modificó la normativa para cerrar esa vía de escape.
Las rentas del capital tributan a
un tipo inferior que las del trabajo
Cuarto: las sicav sólo pueden
invertir en activos financieros (acciones, deuda, etc). Expertos fiscalistas
comentan que, en la práctica, un millonario que quiere una mansión, un yate, un
avión privado, no lo compra directamente, sino mediante una sociedad, que
aparece como propietaria. Luego la sicav adquiere las acciones de esa sociedad,
ahorrándose el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales o el IVA.
Además, la normativa admite que
las sicav tengan "departamentos, que pueden ser hasta cinco en cada
una", explica José María Mollinedo. Cinco fortunas diferentes constituyen
una sicav, comparten mariachis, etc y sólo está obligada cada una a un mínimo
de 480.000 euros de inversión.
Estos instrumentos son los únicos
que no pueden ser controlados por la Inspección de Hacienda. Así lo decidió el
Ministerio de Economía, siendo titular Pedro Solbes, que otorgó la competencia
a la CNMV
después de que los inspectores les había levantado centenares de actas de
inspección. El cambio tuvo carácter retroactivo, y las actas se anularon.
03. Fundaciones: Fuente de opacidad
Francisco de la Torre, secretario general de
la Organización
de los Inspectores de Hacienda, explica que las fundaciones tenían más interés
cuando se aplicaba el Impuesto sobre Sucesiones, que ahora está bonificado
entre el 96% y el 99% en la mayoría de las autonomías. Para eludir el pago del
impuesto en las herencias, se transferían a estas sociedades los bienes
familiares sin afrontar un pago que podía llegar a equivaler al 82% del valor
del activo.
La sicav es el instrumento más
utilizado por las grandes fortunas
Ahora, las fundaciones se
utilizan, según los expertos, para evitar que se conozca quién está detrás de
una fortuna. Se pueden constituir en paraísos fiscales como Liechtenstein. No
puede realizar actividad con ánimo de lucro, pero no paga impuestos por las
aportaciones que le hacen.
04. Patrimoniales: Refugio de inmuebles
Son, como su nombre indica,
sociedades tenedoras de activos, generalmente inmuebles. Con el Impuesto de
Patrimonio ahora restituido, cobran más relevancia estos instrumentos para
esquivar al fisco.
Al ser Patrimonio un impuesto
personal (lo pagan personas por los bienes de los que son titulares), se puede
crear una sociedad y hacer una aportación no dineraria de varios inmuebles, por
ejemplo, a la misma. "Aunque en Patrimonio haya que informar de la
titularidad de las acciones, al propietario no le afectará la revalorización de
los valores catastrales", explica Mollinedo. "Las plusvalías quedan
latentes hasta que se vendan los activos". Esta fórmula no sólo sirve para
esquivar el pago del impuesto, "además deja a salvo el patrimonio familiar
de responsabilidades frente a reclamaciones judiciales por gestión de otras
empresas, etc.", añade.
La fórmula, ya de por sí
fraudulenta porque se crean estructuras con una aparente actividad económica,
va más allá cuando la sociedad tiene sede, por ejemplo, en Gibraltar, que no
tiene convenio de doble imposición con España. "El cambio de manos de las
acciones no se ve", explica Mollinedo, y "quien compra no paga el
Impuesto de Transmisiones a la
CCAA" y quien vende "no paga por la
plusvalía".
05. Empresas: El origen
Cuando se consulta a los expertos
sobre qué fórmulas utilizan las grandes fortunas para minimizar su aportación
al fisco, recuerdan que muchas grandes fortunas proceden de los reducidos impuestos
que pagaron las empresas que gestionaban o de las que eran propietarios (en
España, el tipo efectivo para las grandes compañías es de apenas el 10%).
Cuanto más crece una empresa, más
se beneficia de "la competencia fiscal entre estados", comenta De la Torre. "Que una gran
empresa se instale en un país con una tributación baja es perfectamente legal;
y es la causa del llamado milagro irlandés", añade. Irlanda tiene un
Impuesto de Sociedades del 12,5%.
06. Paraísos fiscales: Ni pagan ni informan
El fiscal Anticorrupción Luis
Pastor dijo: "Los paraísos fiscales están en el paseo de la Castellana". Se
refería a cómo grandes bancos, cuyas sedes están en la columna vertebral de Madrid,
ofrecen a sus clientes de rentas más altas cauces para enviar su dinero a
lugares que no saben de impuestos y, lo más grave, ocultan al resto de países
la información sobre los capitales que albergan.
"Cuando pides información
sobre estos movimientos, la banca te deriva a sus filiales en paraísos, que no
te la da. Una de las cosas que hemos pedido siempre es que o se prohíba el uso
de paraísos o se obligue a la banca a dar la misma información sobre esas
filiales que la que da de sus negocios en España", comenta De la Torre.
Un conocido uso de paraísos
fiscales se estructura a través de Holanda. Allí se constituyen holdings cuyos
dividendos, gracias a los convenios de doble imposición de este país con
territorios como Aruba, Antillas Holandesas y Barbados, llegan al paraíso sin
pagar impuestos. A esto lo llaman el sandwich holandés.
07. Deslocalizados: Fingir otra residencia
Otra manera de no pagar impuestos
en España es aparentar que no se vive aquí. La Agencia Tributaria
incluye en sus actuaciones anuales un Plan de Deslocalizados: una vía de
investigación para detectar personas que dicen tener su residencia en países
con tributación baja, como Andorra, cuando en realidad viven la mayor parte del
año en España y tienen aquí su centro económico. Algunos deportistas están
entre los primeros detectados por el plan, pero también hay empresarios.
Ana Flores
Público
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