Este artículo analiza las causas
de la crisis económica y financiera existente en la mayoría de países
de la OCDE incluyendo España, subrayando que el descenso muy marcado de
las rentas del trabajo y el crecimiento muy acentuado de las rentas del
capital han sido factores determinantes de tal crisis.
Desde hace años, algunos pocos hemos
estado señalando que una de las causas más importantes de la Gran
Recesión actual es el enorme crecimiento de las desigualdades sociales,
con una gran concentración de las rentas en los sectores más adinerados
de la población (cuyas rentas proceden primordialmente de las rentas del
capital) a costa de las rentas de la mayoría de la ciudadanía (cuyas
rentas proceden primordialmente del trabajo). Ello ha determinado un
descenso muy notable de la capacidad adquisitiva de la mayoría de la
población, forzándola a endeudarse. Ni que decir tiene que el sector que
se ha beneficiado más de esta necesidad de endeudarse ha sido el
capital financiero y muy en especial la banca. Éste es el origen del
enorme endeudamiento de las familias.
Por otra parte, el descenso de la
capacidad adquisitiva de la población ha determinado un problema de
escasa demanda de bienes y consumos, responsable de la ralentización de
la actividad económica. La gente no compra como compraba antes y,
además, está profundamente endeudada. Ello conlleva una baja
rentabilidad de lo que se llama capital productivo. Y el capital deja de
invertirse en la economía productiva para pasar a invertir en
actividades especulativas, siendo la penúltima la burbuja inmobiliaria, y
ahora la burbuja de la deuda pública.
De este análisis se deriva la necesidad
de revertir este crecimiento de las desigualdades, siguiendo políticas
casi opuestas a las que se están desarrollando por la mayoría de
gobiernos de la Unión Europea, tales como reformas fiscales progresivas,
aumento de los salarios y del gasto público social (que tiene un efecto
redistributivo), y reducción del sector financiero, gravando las
actividades especulativas, cuando no eliminándolas, tal como se hizo,
por cierto, para salir de la Gran Depresión a principios del siglo XX.
El hecho de que no se esté desarrollando ninguna de estas políticas
muestra el grado de dominio que las tesis neoliberales continúan
teniendo en los establishments políticos de los países desarrollados. Y a
los autores que continuamos subrayando que la raíz del problema es el
crecimiento de las desigualdades se nos margina, cuando no se nos
ignora.
Pero mira por donde, se ha publicado un
informe por el Gabinete de estudios de nada menos que uno de los
Vaticanos del pensamiento neoliberal, el Fondo Monetario Internacional,
que nos viene a dar la razón. El Informe, titulado “Inequality, Leverage
and Crises”, escrito por Michael Kumhof y Romain Rancière, no es un
documento oficial del FMI (como el informe rápida y claramente
puntualiza), y es más que probable que nunca se convierta en política
oficial del FMI. En realidad, a pesar de la enorme importancia del
estudio, sus contenidos apenas se han distribuido. Por cierto, sorprende
agradablemente el rigor del estudio que contrasta con la chapuza del
último informe del FMI sobre España (“Spain. July 2011, IMF County
Report. No. 11/215”). Este último informe, incluso por los bajos
estándares del staff del FMI, es un insulto al intelecto. Repiten
machaconamente las mismas recetas neoliberales, sin haberse tomado la
molestia de mirar los datos. Por ejemplo, recomiendan la disminución del
gasto público que cubre los salarios de los empleados públicos,
indicando que España se gasta demasiado en empleo público, cuando los
datos muestran precisamente lo contrario. España es uno de los países
con menor porcentaje de la población adulta trabajando en los servicios
públicos (véase “El empleo público en España no es excesivo. Los errores
del informe sobre el coste de la Administración, de la EAE Business
School”, de Vicenç Navarro, Marta Tur, Miquel Campa y Carlos Carrasco,
en www.vnavarro.org)
Pero el Centro de Estudios del FMI tiene
un mayor nivel intelectual, y el informe sobre las desigualdades es
excelente. Es un placer ver documentos cuyas propuestas están avaladas,
no por dogma, sino por datos creíbles tal como hace este estudio. Aunque
se centra en EEUU, el informe podría haber incluido también a los
países de la Unión Europea (incluyendo España). En parte, su
focalización en EEUU se debe a la centralidad de la economía
estadounidense a nivel mundial pero también a la disponibilidad de
datos, un elemento de gran importancia, pues en España, por ejemplo, es
dificilísimo encontrar datos creíbles sobre la distribución de la renta.
El informe muestra la evolución de las
rentas desde 1970 a 2005 en EEUU, señalando el enorme crecimiento de las
rentas de la decila superior y el descenso de todas las demás. Muestra
también como esta concentración de las rentas ha causado un gran
crecimiento del endeudamiento de la mayoría de la población, la cual, al
sufrir una disminución de su renta, tuvo que endeudarse para mantener
el nivel de vida al cual estaba acostumbrada, y con ello mantener
también la demanda doméstica. Los autores muestran que a mayor
crecimiento de la concentración de las rentas en la decila superior,
mayor endeudamiento del resto de la población, y mayor tamaño del sector
financiero en EEUU, una relación de una enorme importancia. El artículo
también señala como este endeudamiento, clave para continuar el nivel
de demanda, fue facilitado por la bajada de intereses. Y de ahí, la
génesis de la burbuja inmobiliaria tal como documentan los autores.
Éstos muestran también que el incremento de la financialización (es
decir, del sector financiero en la economía) significó una caída de las
inversiones en sus sectores productivos.
En realidad, si hubiera datos creíbles
podríamos ver que la situación es casi idéntica en España. Es un
indicador del enorme poder de las clases más adineradas que esta
realidad es ignorada en los mayores fórums mediáticos y políticos del
país.
Vicenç Navarro
Sistema Digital
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