Es la misma prima de riesgo que se calmaría cuando cambiásemos la
Constitución; la misma que tenía nombre y apellidos y se llamaba
Rodríguez Zapatero; la misma que bajaría en cuanto gobernase Rajoy, en
cuanto se aprobase el plan de rescate a la banca, en cuanto pasasen las
elecciones griegas… Es la misma prima de riesgo que continúa disparada,
agotando todas las excusas y coartadas, asfixiando nuestro presupuesto
público, hipotecando nuestro futuro. ¿Por qué sigue subiendo? ¿Por qué
subió ayer cuando se suponía que debería de bajar? Cuatro teorías –todas
basadas en las hipótesis de varios economistas informados con los que
he charlado hoy– para explicar el porqué. Probablemente la respuesta
correcta sea una mezcla de las cuatro en proporciones hoy difíciles de
calcular.
1. La prima sube porque es un buen negocio. El
mercado de la deuda soberana está hoy casi cerrado para España. Desde
que las agencias de calificación nos quitaron los galones, los
inversores más estables –fondos de pensiones y similares– ya no pueden
entrar porque, por norma, solo pueden comprar valores etiquetados como
seguros. Solo se están cubriendo las subastas de la deuda –hoy habrá
otra– gracias a los propios bancos españoles y poco más. El rescate de
la banca ha secado aún más la financiación privada. Apenas se mueve
dinero en el mercado secundario y todos estos ingredientes forman el
caldo de cultivo ideal para que los especuladores hagan un gran negocio
hundiendo al bono español mientras el BCE se niega a actuar.
2. La prima sube porque no se conocen los detalles del rescate.
“No se sabe de dónde va a salir el dinero, si va a ser del fondo
temporal, o del fondo permanente de rescate, o qué efecto tendrá sobre
la deuda pública española”, dijo ayer muy contundente el presidente del
Banco Mundial. Robert Zoellick lo explica muy clarito:
“Europa ha desaprovechado una bala”. “La ejecución de la iniciativa
fue extremadamente pobre”. “Es alucinante que estemos hablando de poner
100.000 millones encima de la mesa y el mercado lo tome como algo
negativo”. De todos los detalles por conocer, hay uno fundamental: si
Alemania permitirá, (como pide Obama, Francia y el FMI), que el fondo de
rescate preste directamente a los bancos sin pasar por los Estados y
evitar así que España se hunda, arrastrada por una deuda privada que se
convierte en deuda pública (como ya pasó con Irlanda). Hoy todo apunta a
que Merkel por ahí no va a pasar.
3. La prima sube porque el Gobierno no ha entregado prendas (y lo ha hecho fatal).
El FMI y Bruselas piden a Rajoy que suba el IVA, que acelere la reforma
de las pensiones, que rebaje los sueldos a los funcionarios y que
reduzca las prestaciones por desempleo (entre otras cositas más). En
lugar de eso Rajoy subió el IRPF (y al mismo tiempo lo bajó con la
deducción por vivienda), enredó con el copago y recortó las becas y la
inversión. “Está haciendo lo mismo que intentábamos nosotros”, explica
una persona del equipo económico de Zapatero: “Recortar poco y que
parezca que hace mucho, pero el mercado no se lo va a tragar”. Alemania
tampoco se lo traga, no ve avances sustanciales en la lucha contra el
déficit, no se fía de las cuentas públicas (y menos aún de las
autonomías) y por eso no va a dar ni agua a España hasta que vea medidas
drásticas. Por eso el BCE tampoco actúa: porque la prima de riesgo es
la medida de presión con la que Merkel quiere disciplinar a sus socios
del sur (incluso a riesgo de que la cuerda se pueda romper).
4. La prima sube porque puede que España no vaya a pagar. Es una profecía autocumplida: cuanto más sube la prima, más probable es un default (un impago), porque los interese aumentan y hacen más insostenible la situación. A esta tesis se sumó ayer Wolfgang Münchau,
uno de los columnistas más influyentes del Financial Times, a propósito
de la encrucijada de la eurozona y el permanente veto alemán a todo lo
que suene a unión bancaria o eurobonos: “¿Qué pasa si no hay un acuerdo?
En ese caso, creo que Italia y España tendrían que dejar la zona euro”
(…) “Si Italia y España abandonan el euro, es probable que también
recurran a un default en su deuda. Tal acto probablemente
provocaría el colapso del sistema financiero europeo, algo que en última
instancia también repercutiría en Italia y España. Pero, irónicamente,
una salida italiana o española del euro probablemente terminaría por
dañar a Francia y Alemania más que a Italia o España”. Se supone que
esto debería de ser una buena señal.
Ignacio Escolar
eldiario.es
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