Este artículo cuestiona la tesis
ampliamente aceptada en círculos financieros y económicos del país que
el Estado español ha agotado las posibilidades de generar más recursos.
El artículo señala información del Sindicato de Técnicos del Ministerio
de Hacienda (Gestha) que muestra que el Estado podría recoger 89.000
millones de euros si tuviera voluntad de hacerlo.
El Sindicato de Técnicos del Ministerio
de Hacienda (Gestha) es una de las instituciones más valiosas que tiene
este país. De una manera metódica y rigurosa proveen información de una
gran importancia que documenta las enormes injusticias existentes en el
sistema fiscal español que se han acentuado todavía más con las
políticas públicas llevadas a cabo por los gobiernos Zapatero y Rajoy
(más este último que el primero) en respuesta a la crisis. En un
interesante artículo publicado en Tercera Información (02.05.12), Miguel
Ángel Mayo, coordinador en Catalunya de tal sindicato, provee gran
cantidad de datos sobre el fraude fiscal en España que, por desgracia no
han aparecido en los medios de mayor difusión. Veámoslos.
El fraude fiscal
representa una cifra, 89.000 millones de euros, muy elevada y que el
Estado deja de ingresar año tras año. Es uno de los fraudes fiscales más
elevados de la Unión Europea y también de la OCDE (el club de países
más ricos del mundo). Por otra parte, España es el país que tiene menos
inspectores de Hacienda en relación a la población tributaria. Hay un
inspector por cada 1.680 contribuyentes, tres veces inferior a la media
de los países de la OCDE y cinco veces inferior a Franca y Alemania.
El fraude es, pues, un
problema grave. Ahora bien, otro dato de gran relevancia es que tal
fraude fiscal se concentra en un sector muy pequeño de la población: las
grandes fortunas y las grandes empresas que facturan más de 150
millones de euros al año, fraude fiscal que se realiza a través de la
banca, la institución más importante que lo canaliza hacia los paraísos
fiscales, es decir, países donde prácticamente no se pagan impuestos. En
realidad, el Fondo Monetario Internacional calcula que una cuarta parte
(sí, leyó bien, una cuarta parte) de la riqueza del mundo está
depositada en tales paraísos fiscales. Según la OCDE, 600.000 millones
de dólares no se ingresan en las cuentas de los Estados de tal grupo de
países (incluido España), resultado del depósito de los súper ricos y
ricos de aquellos países en paraísos fiscales. España es uno de los
países que tiene mayor número de agujeros fiscales que disminuyen los
ingresos al Estado. En España uno de los instrumentos que más utiliza
tales paraísos fiscales son las 3.113 sociedades de inversión de capital
variable (conocidas como SICAV), que gestionan un patrimonio de 26.154
millones de euros.
De todos estos datos,
resulta que los ricos y súper ricos apenas pagan impuestos en España. El
sistema de tributación es profundamente injusto. El 44% de los ingresos
al Estado procede de los impuestos sobre la Renta de las Personas
Físicas (IRPF), de los cuales el 83% de la recaudación se basa sobre las
rentas del trabajo (es decir, la población que trabaja y está en
nómina). Y un 32% de los ingresos al Estado procede de los impuestos
sobre el Valor Añadido (conocido como IVA), que se basa en el consumo y
es profundamente regresivo, lo cual quiere decir que las clases
populares pagan mucho más que los ricos y los súper ricos. Es, pues, una
enorme frivolidad el argumento de que España ha alcanzado su límite en
cuanto a gastos, pues el país no da para más. Si en España la carga
impositiva total fuera (como porcentaje del PIB) como en Suecia, el
Estado español ingresaría 200.000 millones de euros (sí, lo ha leído
bien, 200.000 millones) más de los que ingresa. Ahí está el quid de la
cuestión: los que tendrían que pagar mucho más de lo que pagan no son el
ciudadano normal y corriente, sino el 10% de la población –los ricos y
los súper ricos- que tienen un enorme poder político y mediático en el
país. Así de claro.
Vicenç Navarro. Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University
vnavarro.org
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