Recientemente un bufete de
abogados neoyorkinos, el Labaton Sucharow, reveló, tras un sondeo a 500 altos
ejecutivos de Wall Street y de la bolsa de valores londinense, que el 30% de
ellos admitía que los elevados salarios y los bonos les empujaban a violar los
códigos éticos de la profesión; el 24% de los sondeados reconocía que con la finalidad
de ganar no dudarían en adoptar métodos deshonestos y en recurrir a prácticas
ilegales, y un 16% admitía, también, que no vacilaría en cometer un delito
bursatil para obtener beneficios, siempre que sus actuaciones no terminaran
enfrentándoles a la justicia.
30%, 24%, 16%, ¿unas pocas
manzanas podridas en el cesto financiero?
Seguramente muchas más de lo que refleja
estas cifras. Algo huele a podrido y no precisamente en Dinamarca.
¿Donde están las pruebas?
Últimamente se acumulan por
doquier. Tomemos un par de casos.
El HSBC, el mayor banco
británico, no tuvo el menor reparo,
durante ocho años, en blanquear más de 15.000 millones de dólares de organizaciones
vinculadas al tráfico de drogas y al terrorismo, según ha puesto de relieve una
investigación dirigida por el senador estadounidense Carl Levin.
¿Cual ha sido la respuesta de la
corrupta entidad bancaria británica al resultado de la investigación
del político norteamericano?
El 17 de julio pasado el HSBC
emitió un comunicado en el que señalaba que, " Hubo ocasiones en que el
banco no pudo cumplir con los estándares que esperan los reguladores y los
clientes. Reconocemos estos errores, respondemos por nuestras acciones y nos
comprometemos a solucionar lo que no funcionó bien."
Eso es todo. Para los directivos
del primer banco británico blanquear más de 15.000 millones de dólares de
dinero procedente de narcotraficantes y de terroristas fue, simplemente un
" error", con lo que también cabe sospechar que para ellos
"solucionar lo que no funcionó bien" signifique evitar que la próxima
vez les vuelvan a pillar.
En fin, preguntémonos, ¿qué
precio debería pagar por esta fechoría el máximo responsable del corrupto HSBC,
el honorable señor Stephen Green? ¿La cárcel, no? Pues no, este
honesto caballero ha sido premiado con la cartera ministerial de Inversión y
Comercio en el Gobierno de coalición del primer ministro británico David
Cameron. Sin comentarios.
Pero aún es más escandaloso si
cabe, como muestra de la deshonestidad reinante en el mundo financiero, el
segundo caso. Esta vez no se trata de la acción aislada de una entidad
bancaria, una sóla manzana podrida, se trata de la confabulación, durante años,
de al menos una docena de bancos británicos, estadounidenses, alemanes,
franceses y suizos,la casi totalidad del
cesto, para manipular en su provecho la llamada tasa LIBOR, tasa fijada por la Asociación de Banqueros Británicos y que constituye el
principal punto de referencia a corto plazo de los tipos de interés a nivel
internacional.
Pues bien esta manipulación de la
tasa reportó multimillonarias ganancias ilegítimas a los bancos, a la vez que
se convirtió, en palabras del economista Marco Antonio Moreno, en " la
mayor estafa financiera de la historia para millones de consumidores".
¿Qué ocurrirá ahora?
Si el Departamento de Justicia de
Estados Unidos sigue adelante con la causa criminal emprendida contra los
bancos responsables de la manipulación de la tasa LIBOR, éstos podrían tener
que pagar cientos de miles de millones de dolares en concepto de
indemnizaciones y multas.
Bonito panorama el de la
industria bancaria internacional. No tiene nada de extraño que se aplique el
término banksterismo para caracterizar su " irreprochable"
trayectoria profesional.
Concluyendo, ¿qué hacer frente a
estos banksters,las entidades bancarias corruptas y los paraísos fiscales,
destino y complemento final de tanta corrupción y delito?
No hay la menor duda, encarcelar
a los banksters, nacionalizar laindustria bancaria internacional y clausurar
los paraísos fiscales.
Una vez más seamos realistas,
pidamos lo imposible hasta hacer que deje de serlo.
Francisco Morote Costa
Attac Canarias
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