Parece ser que la
economía de Estados Unidos está atrapada en un proceso de estancamiento
secular. Muchos economistas coinciden con este diagnóstico. Se
pronostican por lo menos 15 años de lento crecimiento y alto desempleo.
¿Cómo se puede romper esa inercia?
Para empezar, una aclaración. El desempleo en Estados Unidos
disminuyó de 7 a 6.7 por ciento entre noviembre y diciembre del año
pasado. ¿No contradice eso el pronóstico sobre el largo periodo de
estancamiento en Estados Unidos? El desempleo se redujo porque un número
elevado de desempleados abandonó o no inició la búsqueda de empleo. Por
definición el desistimiento implica una reducción en el número de
desempleados. La reducción del desempleo se explica por la desesperanza
de los desempleados y no por una economía en expansión.
El espectro del estancamiento secular preocupa a economistas como
Larry Summers (ex jefe de asesores de la Casa Blanca con Obama) y Paul
Krugman (premio Nobel de economía). Summers ha alertado sobre el peligro
de ver a la economía estadunidense (y de Europa) entrar en un proceso
de estancamiento similar al de Japón a partir de 1991.
Summers piensa que en el futuro la economía de Estados Unidos podría
no crecer sin la ayuda de burbujas o episodios inflacionarios en los
precios de distintos tipos de activos. Su análisis utiliza la noción de
una
tasa natural de interés, especie de tasa de interés de largo plazo para la época dorada del capitalismo (y una idea vieja cuyos orígenes se remontan a la obra de Wicksell). Según Summers, las tasas de interés de la Reserva Federal en la última década no han podido aproximarse a la tasa natural: esto significa que aún con tasas bajas, la economía no ha podido crecer y lo único que permite la expansión son las burbujas que son un incentivo para aumentar la tasa de inversión.
Esta línea de análisis es sorprendente. ¿Cómo pueden ser las burbujas algo bueno para la economía?
Las burbujas son episodios en los que de manera persistente el precio
de un activo excede de manera significativa el valor neto de los
beneficios que puede generar. Las burbujas se forman cuando la compra de
un activo se realiza no con base en la tasa de ganancia asociada con
dicho activo, sino porque se anticipan mayores precios futuros de dicho
activo (y se espera encontrar alguien a quien vender el activo). La
formación de burbujas implica una retroalimentación positiva
(expectativas de aumentos de precios conducen a aumentos de precios).
Cuando el precio de esos activos se reduce abruptamente, la burbuja ha
reventado.
Durante la gestión de Greenspan en la Reserva Federal se
adoptó la visión de que mientras no se presentaran riesgos para la
economía, la Fed reduciría las presiones inflacionarias (regla de
Taylor). En un contexto de riesgos financieros severos la Fed podría
desviarse de la regla de Taylor: así sucedió con la crisis en Asia
(1997), Rusia (1998), del Nasdaq (2001) y la burbuja de bienes raíces
(2007). Hoy se acepta que la presencia de burbujas en los precios de
activos importantes (bienes raíces o títulos financieros) entrañan
serios problemas a escala macroeconómica.
La Fed mantiene una postura asimétrica frente a la presencia de
burbujas. Durante la fase de expansión de una burbuja la Fed ha decidido
no aumentar la tasa de referencia para desinflar la burbuja (la razón
es que las burbujas pueden tardar años en formación y un instrumento
como la tasa de interés carece de la precisión para dirigirse a los
sectores afectados). En cambio, al reventar la burbuja la Fed piensa que
debe responder inmediatamente y reducir la tasa de interés para mitigar
el impacto adverso en la economía.
Pero ahora lo que dice Summers es que las burbujas son indispensables
para crecer en presencia de tasas de interés cercanas a cero. Sólo que
las burbujas entrañan varios problemas. El más importante (no el único)
es que las burbujas tienen efectos regresivos en la distribución del
ingreso. El crecimiento entre 2002-2007 estuvo basado en una gran
burbuja que solamente benefició a los súper ricos.
Summers y Krugman consideran que el estancamiento secular en Estados
Unidos puede deberse a factores demográficos (envejecimiento de la
población), a un ritmo más lento de cambio tecnológico (lo que es una
circularidad), a un dólar sobrevaluado o al déficit comercial (y a la
manipulación cambiaria de China). Pero nunca mencionan la brutal
desigualdad del ingreso y el estancamiento en los salarios (Krugman se
acerca al mencionar tímidamente la necesidad de contar con más redes
sociales, pero no le alcanza el aliento para hablar de salarios).
Lo que necesita una economía capitalista madura para crecer es un
proceso redistributivo que permita sustentar la demanda agregada de
manera duradera. Eso se puede lograr con un proceso redistributivo que
reduzca drásticamente la desigualdad y un programa de largo plazo de
gasto público que modernice la infraestructura y conserve el medio
ambiente. La palabra salarios está fuera del alcance de Summers y
Krugman. Preferible hablar de burbujas.
Alejandro Nadal
La Jornada
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