Entrevista a Ignacio Ramonet director de la edición española de ‘Le
Monde Diplomatique’. Alerta del “golpe de estado financiero” que vive
Europa.
La mundialización financiera ha creado su propio Estado. Un poder sin
sociedad. Este rol es ejercido por los mercados (…). Las sociedades
realmente existentes son sociedades sin poder. Y todo esto no deja de
agravarse”. Este texto tiene 14 años. En diciembre de 1997, Le Monde Diplomatiquepublicaba el editoral del director de su versión en español, Ignacio Ramonet, Desarmad los mercados financieros.
Una alerta que sería germen del movimiento Attac, hoy presente en 40
países, que lucha por la creación de una tasa a las transac-ciones
financieras mundiales (inspirada en la Tasa Tobin) para ir echando
“granos de arena” en el engranaje de la especulación.
14 años después, dos países del Viejo Continente han visto cómo sus
gobiernos elegidos en las urnas eran sustituidos por unos gestores de
quiebras mientras el resto atribuye al mercado decisiones y recortes.
Podría decirse que Ramonet, que participó esta semana en el ForoBurgos
organizado por Banca Cívica, acertó.
¿Se cae Europa?
Es un momento extremadamente delicado. Da la sensación de que no hay a
la cabeza una generación política a la altura de la crisis apocalíptica
que estamos viviendo. Y no nos hemos sorprendido lo suficiente de que,
en los últimos meses, Alemania y Francia hayan asumido un poder que
nadie les ha dado. Hemos leído: Rajoy habla con Merkel’. ¿Lo primero que
hace el vencedor de unas elecciones con un resultado abrumador es
llamar al jefe? No estamos en un Estado federal. España no es Dakota ni
Berlín, Washington. Pero manda Merkel con Sarkozy de coartada.
Hay quien dice que Merkel asume el liderazgo porque no hay otro poder fuerte.
Si Merkel es quien está pilotando la crisis, el resultado es muy
malo. Grecia va cada vez peor. Su PIB es el 3% de la zona del euro.
Cuando estalló la crisis, se podía haber solucionado con un pequeño
esfuerzo económico. Ahora, la gangrena ha subido. Austria y Francia
tienen triple A (máxima calificación en su deuda) y las atacan. No se
sabe si el euro será capaz de resistir. A Portugal se le ha impuesto una
cura de caballo, se le ha impuesto la recesión y como resultado, le
acaban de volver a bajar el rating. Esto no funciona.
¿Tampoco para Alemania?
Los alemanes se van a despertar dentro de poco constatando que la
mayoría de los países europeos no compran. Y que ellos no exportan.
¿Por qué no lo ven?
No están a la altura. Están aplicando recortes de manual a
situaciones que no se corresponden. Están alentando a los mercados a
seguir ejerciendo presión. Los mercados están desbocados porque durante
años ha habido una desregulación que les dejó hacer lo que querían. Los
políticos prometieron cambiarla en el G-20. Sarkozy prometió la tasa a
las transacciones. Pero los mercados no quieren y no se adopta.
¿A qué nos enfrentamos?
Si seguimos así, la primera amenaza es que no estamos seguros de que
el euro vaya a resistir. Nadie puede afirmar que seguirá siendo lo que
es dentro de tres meses o de un año. Mucha gente apuesta por que
desaparecerá o quedará restringido al área de influencia de Alemania.
¿Europa se ha convertido en la primera ficha de un nuevo dominó?
La crisis de la deuda europea puede tener incidencia a escala global.
Muchos se han olvidado, entre ellos Alemania, de que la globalización
es la articulación de todos los mercados. Si la zona euro entra en
congelación por la austeridad, no se potenciará el consumo. Ya hay en
Europa 23 millones de desempleados cinco millones en España y 80
millones de pobres, personas que no consumen. El mundo funciona con dos
motores, dos grandes centros de consumo: EEUU y la Unión Europea, ambos
amenazados por la recesión. Si se paran, China va a fabricar menos. De
hecho, el ritmo de crecimiento chino ya ha bajado. Si China deja de
importar, dejará de comprar también materias primas, los minerales que
compra a Perú y Chile y los productos agrícolas que compra a Brasil y
Argentina. Esos países dejarán de crecer. Y en 2013 o 2014 podemos
encontrarnos con una recesión internacional.
¿Puede el mundo soportarlo?
La pregunta es, si la recesión se prolonga en Europa, hasta dónde
soportarán las sociedades europeas la purga a la que se está sometiendo a
la población. Cuánto va a crecer la extrema derecha, cuánto la protesta
social. La historia no se detiene y esto es un golpe de Estado
financiero. Los mercados han decidido tomar el poder. En Grecia e
Italia, la evidencia es total. Se han colocado personas que han
trabajado de uno u otro modo con Goldman Sachs, especialista en colocar a
su gente en puestos de poder, pero ahora al frente de países.
¿Qué se puede hacer?
La sociedad debe reflexionar para seguir defendiendo que otras
soluciones son posibles. Hay que volver a planteamientos keynesianos
(estimular el crecimiento económico inyectando dinero público). No lo
digo yo. Lo dicen (Paul) Krugman y (Joseph) Stiglitz. Hay que hacer
políticas anticíclicas, encontrar soluciones para salir de la situación.
Veo difícil que se adopten en el contexto actual pero, si los gobiernos
no se deciden, vamos a la catástrofe. Quizás si Francia pierde la
triple A, Alemania verá que se hunde la última barrera que los protege.
Los eurobonos podrían ser una solución a la crisis de la deuda, pero por
otro lado habría que prohibir los hedge funds (fondos de alto
riesgo), implantar la tasa a las transacciones, no operar con bancos que
utilicen paraísos fiscales. Quién lo va a hacer si no hay autoridad. El
euro es la única moneda que no está respaldada por una autoridad
política, no tiene Gobierno y los mercados se han dado cuenta, han visto
que se podían enriquecer fácilmente.
¿Por qué arrasa la derecha en Europa si trae recortes aún mayores que los que se han visto?
Es posible que una parte de la sociedad, teniendo en cuenta que
muchos medios de comunicación dominantes insisten en que la línea de la
ortodoxia es la única, acepten la idea de los recortes. El pánico a que
el euro desaparezca genera mucha disciplina. Se ha visto en Catalunya en
estas elecciones. Una parte del electorado piensa que es o recortes o
caos, y votan recortes. El problema es qué pasará cuando no pase nada.
Cuando los sacrificios no hayan puesto fin a la situación de crisis. Esa
es la preocu-pación.
¿Piden realmente los mercados ajustes y reformas, teniendo en cuenta que no funcionan?
Los mercados no saben lo que quieren. No hay un objetivo concreto.
Buscan ganar dinero. Pero es posible que la especulación acabe por
destruir el sistema.
Ignacio Ramonet
Público