Desde la perspectiva de Attac, el proceso de acumulación capitalista ha sufrido una profunda mutación en estos treinta años de globalización. En la actualidad se asienta sobre la creación de valor financiero, lo que implica que el sistema ha sustituido la centralidad del salario (y por tanto del trabajo y de su sujeto social transformador que es el trabajador asalariado), por la centralidad de la renta (y por lo tanto del cambio, quedando pendiente de identificar quién pasaría a ser el nuevo sujeto social transformador).
Esto es relevante porque de ello resulta que el capital ya no se nutre de la apropiación de valor creado por el trabajo, sino que el capital ha pasado a ser hoy la expresión del valor actualizado de un flujo de rentas, y se fundamenta en la creación de valor financiero a partir de la especulación con las cotizaciones bursátiles, con el cambio de divisas, con los créditos y las hipotecas, con los fondos de pensiones… y con las burbujas por venir.
En este planteamiento, la centralidad del sistema ya no es el salario sino el tipo de interés, que se ha convertido en la variable estratégica del capitalismo financiero. De forma muy esquemática podemos decir que cumple tres funciones simultáneas: a) donde interviene el tipo de interés logra crear un espacio financiero que permite medir y calcular; gracias a la gran liquidez de que se ha dotado el sistema, el tipo de interés interviene en cada vez mas ámbitos “no económicos” como las relaciones familiares y afectivas, por ejemplo; b) es el instrumento para elegir y para decidir en los proyectos de inversión de las empresas, a través de la comparación de la rentabilidad del dinero; y c) es un instrumento sancionador, pues a través del riesgo-país los mercados financieros castigan a las situaciones económicas que asumen excesivos “riesgos” (o se alejan de la norma neoliberal).
El capitalismo financiero global tiene una característica adicional: es totalizador; esto es, no quiere dejar nada fuera de su ámbito, lo que supone que todo, las cosas pero también las personas, tiene una existencia económica en tanto y en cuanto se conviertan en activos financieros. El tipo de interés como variable estratégica del sistema explica la importancia de la estabilidad monetaria y financiera en el sistema y establece que la inflación y la volatilidad son los grandes peligros que la amenazan. La gestión de esta estabilidad es tan relevante que se saca de “la política” y se le encarga a los bancos centrales, escamoteándosela a los ciudadanos, gracias a la pretendida independencia de aquellos respecto a los gobiernos, pero no de los mercados financieros.
En 2008 los mercados financieros han entrado en crisis y lo han hecho porque ha colapsado el tipo de interés y la liquidez, esto es los dos grandes instrumentos con los que el capitalismo financiero global funciona y se reproduce. Aunque Attac no es una formación con un proyecto político para administrar el capitalismo -y mucho menos para gestionar su profunda crisis- sí ofrece a la ciudadanía un conjunto de propuestas políticas, que se podrían estructurar en tres bloques:
1º.- Aunque la corrupción y la especulación sean sistémicas, hay que penalizar a los corruptos y a los especuladores financieros. Por tanto, un primer bloque de propuestas son las que de manera muy enérgica se dirigen a sancionar a los corruptos, esto es, a sustituir a las actuales elites financieras mundiales corruptas, persiguiendo judicialmente a los que hayan cometido delitos financieros.
Y cuando falten leyes que les penalicen, la propuesta es presionar socialmente para que se creen, de forma que el delito financiero sea un delito tanto o más grave que los de hurto o robo de bienes materiales de cualquier tipo. Además de acabar con la impunidad financiera que supone la libertad de movimiento de capitales y la ausencia de impuestos a las transacciones especulativas, dentro de este bloque se incluirían propuestas como la prohibición de aplicar de elevadas gratificaciones complementarias a los gestores financieros; el vincular el derecho de voto accionarial a un período mínimo de posesión de las acciones (5-10 años); o el incremento de la transparencia y del control de los lobbys y asesores financieros.
2º.- El segundo bloque se estructura en torno al concepto de control ciudadano de las finanzas. Las propuestas van encaminadas a crear mecanismos sociales, que no han de ser necesariamente estatales o nacionales, de gestión y de control del proceso financiero. Hay que ser conscientes que no le estamos pidiendo al Estado central, ni a los gobiernos autonómicos ni a los Ayuntamientos que gestionen los problemas que ha creado el capitalismo financiero. Aunque le pidamos a los poderes públicos que actúen en la emergencia y que apoyen a los más perjudicados por la debacle financiera, los mecanismos a largo plazo tienen que pasar por procesos sociales de gestión y control. Por tanto, el objetivo sería socializar la banca mas que nacionalizarla o estatizarla, conscientes de que se trata de un proceso largo encaminado a erradicar tanto la corrupción financiera en la banca privada como la enquistada en las instancias estatales y políticas.
Para ello, habría que proceder al cierre efectivo e inmediato de todos paraísos fiscales, la supresión del secreto bancario y profesional (en el caso de los abogados de bufetes financieros) y a un apoyo condicionado a la intermediación financiera de las Cajas de Ahorros, exigiendo que funcionen de otra manera, con otra rendición de cuentas no solo a los impositores sino al conjunto de la ciudadanía. El control social de las finanzas implica igualmente la prohibición de las stock options y de las ventas al descubierto; la fijación de un límite a los activos bajo control y de las operaciones bilaterales al margen del mercado (OTC); y la exigencia de negociar los derivados en mercados normalizados y autorizados entre otras propuestas.
3º.- Y el tercer bloque de propuestas tiene como objetivo la consolidación de un espacio social no financiero donde las decisiones se tomen conjugando criterios de eficacia económica con otros de justicia y de equidad. Lo que se persigue es sustraer a las finanzas aquellos asuntos que la ciudadanía decida mantener fuera del juego financiero.
Las propuestas parten de una defensa explícita y decidida de la fiscalidad directa y progresiva en cada estado, especialmente para financiar los bienes públicos y los servicios sociales, que se quieren sustraer del espacio de las finanzas; en concreto, educación y sanidad como servicios públicos, prevención social, pensiones, bienes públicos, etc.; la creación de un Fondo Especial para afrontar la crisis en cada país constituido a través de una contribución extraordinaria y puntual sobre todas las ganancias de capital superiores a 50.000 euros y con un impuesto extraordinario de un 1% sobre todos los beneficios empresariales del sector financiero; la reversión de los procesos de privatización de la educación, la sanidad, los fondos de pensiones, el agua, etc.; y la implantación progresiva de una renta básica de ciudadanía financiada con impuestos.
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