Según
el economista Juan Torres López, esta crisis es una sucesión de
estafas: Hipotecas-basura; agencias de rating que las calificaron como
buenas; bancos centrales que no supervisaron; dinero para bancos
intoxicados con tales hipotecas; reformas financieras que nada reforman;
contrarreformas que empobrecen a los asalariados; deuda de bancos
convertida en deuda de todos...
En
Ecuador, cuatro poderosos bancos envían un correo electrónico a sus
clientes afirmando que “la economía del país funciona porque los bancos
cuidamos escrupulosamente cada centavo que nuestros clientes nos
confían. Pero se arriesga cuando se pretende que los bancos no se
manejen con criterio técnico sino político”. “Manejo político” para los
bancos es la Ley de Redistribución del Gasto Social, debatida en el
parlamento, para regular finanzas ecuatorianas y evitar crisis. El
investigador de fraudes bancarios William Black considera
“irresponsable” esa carta por su texto insidioso que insinúa riesgos
inexistentes porque el gobierno regula las finanzas, como es su deber.
Según Black, los banqueros buscan conseguir “caldo de cultivo para sus
fraudes financieros”.
En
España, los banqueros creen que las reformas de la Ley Hipotecaria para
luchar contra los desahucios “serían perjudiciales”, porque
"dificultarían el acceso a la vivienda, encareciendo la financiación y
limitando el crédito". Suena a chantaje para impedir la reforma de una
ley hipotecaria injusta y obsoleta. Según Wolfgang Münchau, coeditor del
Financial Times, “el boom inmobiliario de España dejó pequeña cualquier
burbuja, incluida la burbuja hipotecaria de EEUU”. Y es que el
endeudamiento privado de bancos españoles llegó al 235% del PIB.
Endeudamiento
no resuelto en la eurozona (incluidas Alemania y Francia), cuyos
gobiernos mantienen abierto el grifo de ayudas a bancos, camuflando el
volumen de tales ayudas. Entre recapitalizaciones, garantías, avales,
limpiar activos tóxicos e inyecciones de dinero, el gobierno de España
comprometió 337.000 millones de euros en ayudas a bancos hasta
septiembre de 2011. Ayudas que en Alemania alcanzan los 620.000
millones. La fantasía gubernamental que pretende justificar la desatada
ayuda a la banca es que la economía real se recuperará si los bancos
resuelven sus problemas. Pero la economía real se hunde y mejor no
hablar de como están los bancos. Eduardo Garzón, de ATTAC, recuerda que
los gobiernos pretenden no dejar quebrar bancos para evitar un colapso
financiero que perjudicaría a todos. No hay colapso que valga, pero sí
vamos hacia una recesión crónica porque, entre otras razones, los
gobiernos han dado y continúan dando millonadas a los bancos, en vez de
utilizar ese dinero para estimular la economía real. Como se hizo en los
años cuarenta del siglo XX. Eso y controlar la banca.
Si
quebraran bancos, sus pérdidas afectarían a accionistas e inversores
que eligieron riesgos financieros (para ganar mucho más), pero no a
clientes con cuentas corrientes y depósitos de escaso riesgo y bajo
interés, que recuperarían sus ahorros por mandato legal. En España, el
cálculo más pesimista indica que las pérdidas de sus bancos suman
300.000 millones. Pero Independent Advisors y otras empresas de
asesoramiento financiero consideran que accionistas e inversores
arriesgados de bancos españoles (grandes fondos de inversión y empresas)
podrían asumir hasta 700.000 millones en pérdidas. Dejar quebrar a
bancos con problemas es más barato para la mayoría ciudadana que darles
dinero público para tapar agujeros. Además, en todas partes se liquidan
bancos a menudo, pero el mundo no se detiene. Lo que ocurre es que los
bancos tienen recursos para comprar políticos, periódicos, radios,
televisiones, editoriales, productoras de cine y de televisión y
mantener así la falsa idea de que perdemos todos cuando ellos pierden.
En
Europa, la crisis de deuda pública se da en gran medida porque el Banco
Central Europeo no financia directamente a estados de la Unión Europea
por imposición estatutaria. Si el BCE hubiera comprado deuda de España
al 1% (interés de préstamos a bancos privados), la deuda pública
española sería solo 14% del PIB. Pero, al financiarse privadamente, era
casi 70% del PIB a final de 2011. Parte de la diferencia son los
cuantiosos intereses pagados a bancos e inversores privados. Porque la
banca privada europea quería para sí el negocio de comprar deuda
pública. No permitiría que el BCE comprara deuda directamente a los
estados. Y así, el BCE presta dinero a los bancos al 1%, éstos compran
deuda pública y los estados pagan 5 o 6 % de intereses. Cuatro o cinco
por ciento de beneficio para la banca. Y recortes presupuestarios para
la mayoría para pagar la deuda.
¿Comprenden por qué los enemigos principales de la ciudadanía son los bancos?
- Xavier Caño Tamayo es Periodista y escritor
Alainet
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