La Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS) acaba de anunciar que prevé una caída de la economía española del 3% para este año, y una tasa de paro del 17,2 %, o sea, 4,5 millones de desempleados. Para salir del atolladero, el panel de expertos del organismo aboga por subir impuestos y rebajar las cuotas de las empresas a la Seguridad Social.
Subir impuestos ¿a quién: a todos los contribuyentes o sólo a los más ricos, como acaba de hacer el presidente Barack Obama en EE UU? Ni lo uno ni lo otro, los expertos de FUNCAS proponen “incrementar el IVA, reducir el Impuesto sobre Sociedades e incrementar el tipo de medio del IRPF y bajar los marginales”. ¡Qué vivos, qué vivos, los ejecutivos! rezaba el eslogan publicitario de una marca de calcetines Ya sabemos que la misión de estos expertos formados en la escuela neoliberal no es la de trabajar por el bien del pueblo, sino en provecho del pesebre en el que comen su pienso. Pero en un momento tan delicado como el actual, convendría que rebajaran el nivel de cinismo con que emiten sus recomendaciones. El ambiente comienza a no estar para bromas.
Estos expertos que no vieron venir una crisis que seguramente fomentaron con sus consejos anteriores tienen ahora la caradura de pedir subida de impuestos a las rentas del trabajo y al consumo dejando que la banca se vaya de rositas. Ahora mismo, la banca acaba de ahorrarse más de 2.300 millones en impuestos. Según los cálculos realizados por el periódico Expansión, sólo entre las cajas y los principales bancos cotizados (los cinco grupos del Ibex más Pastor), el ahorro de impuestos en 2008 frente a 2007 superó los 2.300 millones.
El descenso de la carga fiscal para la banca se produce por varias causas. En primer lugar, desde 2006 el impuesto de sociedades ha bajado desde el 35% hasta el 30%. Pero, en la práctica, ninguna entidad llega a pagar ese porcentaje de sus beneficios a Hacienda, ya que intervienen deducciones de varios tipos. Entre las más importantes están las realizadas por reinversión de plusvalías. Otras deducciones se aplican por el gasto en Investigación y Desarrollo. Otra clave del descenso del gasto por impuestos son las provisiones. A medida que la crisis avanza y la morosidad sube, bancos y cajas han empezado a liberar provisiones genéricas, que tienen una mayor parte deducible fiscalmente.
La segunda idea luminosa de los expertos de la FUNCAS consiste en reducir las cuotas a la Seguridad Social de las empresas y aumentar la de los trabajadores, con el fin de “equilibrar” el sistema de aportaciones. Esta propuesta contiene una finalidad perversa, que no es otra que la de abaratar los salarios.
Derivado del paternalismo implícito en el sistema bismarkiano de protección social, las cotizaciones a la Seguridad Social se reparten entre el trabajador y la empresa de una forma aparentemente ‘desequilibrada’: el trabajador cotiza alrededor del 5% de su salario mientras que la empresa cotiza un 20%. Pero eso no es más que una fantasmagoría ideológica. Pues, a la hora de la verdad, cuando una empresa calcula el coste real de un empleado computa todos los componentes de gasto. Eso es algo que conocen bien los sindicalistas, que a la hora de negociar un convenio colectivo dialogan con las empresas en términos de masa salarial, no de suma de salarios netos. Y un trabajador a nivel individual, si se le ocurre pedir una semana de permiso sin sueldo, constatará que la deducción en su nómina por esa semana es muchísimo mayor que lo que le pagan por trabajarla.
José Antonio Pérez - Observatorio de Renta Básica de Ciudadanía de ATTAC Madrid
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