Frente a crisis del mercado, remedios del mercado, y a través de los actores en el mercado. El FMI, Bruselas y todos los banqueros alaban las medidas y el “coraje” para adoptar decisiones impopulares pero imprescindibles. Zapatero se doblega y quiere aplacar a la “bestia” de los especuladores sacrificando a la ciudadanía. ¡¡Se equivoca!!
Desde el momento en que se renuncia a regular y controlar los mercados financieros desde los Gobiernos y a frenar la especulación por ley se desencadena la espiral de la miseria: hay que pedir préstamos para pagar la deuda; reducir el déficit para pedir préstamos; recortar el gasto público para reducir el déficit; bajar los salarios, las prestaciones sociales y “reformar” las jubilaciones para reducir el gasto público. Otras tantas medidas que empobrecen los hogares, reducen las perspectivas de actividad económica productiva generadora de empleo y, consiguientemente, los futuros ingresos públicos que, a su vez, incitaran a las agencias de calificación a degradar los títulos de la deuda soberana provocando nuevas crisis bursátiles, con sus pánicos mediáticos y de nuevo la necesidad de otros ajustes y planes de austeridad. Nunca serán medidas eficientes.
El recorte de gastos sociales, y no otros, es una imposición de la UE y del FMI que nunca ayudan gratuitamente, pues tienen un empeño especial en la defensa del modelo económico neoliberal que han impuesto. Es la misma política seguida en América Latina durante la década de los noventa. El FMI y la UE quieren un Estado débil para poder imponer sus políticas, y los gobiernos han claudicado. ¿Cuánto han dejado de pagar los ricos y se ha dejado de ingresar en la Hacienda Pública por la bajada del tramo más alto del IRPF? ¿Por qué no se restablece el Impuesto sobre Patrimonio si se acepta que fue un error suprimirlo, un 0,2% del PIB? ¿Por qué no suprimir las SICAV que permiten a Emilio Botín del Banco Santander, Francisco González del BBVA, Amancio Ortega y Rosario Mera de INDITEX, las hermanas Koplowitz, la Duquesa de Alba, Florentino Pérez, etc. pagar el IRPF al 1%? ¿Por qué no se suprime el FROB, bajando el déficit un 0,9%, y suprimimos el riesgo de un incremento del déficit futuro de hasta el 10% (99.000 millones de euros) que tan sólo sirven para regalarles más dinero a la banca privada? ¿Por qué no establecer un impuesto en toda la zona euro a los especuladores con deudas soberanas como el de Brasil o sólo en España? ¿Por qué no eliminar la Declaración Conjunta en el IRPF? Son casi 2.000 millones de euros al año. La Declaración conjunta es una desgravación para las rentas medias y altas (y es creciente con el nivel de renta). Es un gasto antieconómico, antisocial, regresivo y discriminatorio para las mujeres (desincentiva su pertenencia a la economía regular). ¿Por qué no se revisan las pensiones de viudedad para eliminar su derecho para las personas viudas con un patrimonio superior al millón de euros o con otras rentas patrimoniales superiores a los 50.000€/año? No sólo se renuncia a regular y controlar los mercados financieros y a frenar la especulación, sino también a implantar sistemas o modelos fiscales nacionales justos, progresivos, del estilo de los países del norte de Europa. Estos modelos al aumentar los ingresos nacionales contribuyen a que dependamos menos de la deuda pública internacional y refuerzan la soberanía y la democracia del país. No son medidas imprescindibles las adoptadas, son posibles otras. No pagamos todos, no son medidas equitativas.
En el verano de 2007 los hogares estadounidenses se vieron incapaces de devolver los préstamos inmobiliarios concedidos sin ninguna garantía por los bancos ávidos de dinero; burbuja especulativa promovida desde la propia Reserva Federal dirigida por Alan Greenspan. En septiembre de 2008 la crisis de las subprimes degeneró en una crisis bancaria. Lehman Brothers se hundió. Los bancos dejaron de conceder préstamos y la economía cayó al borde de la asfixia. En vez de nacionalizar el sector financiero en bancarrota, los gobiernos aceptaron reflotarlo dejándolo con la misma desregulación, sin condiciones de ningún tipo. Los Estados se endeudaron fuera de toda lógica para salvar a los bancos privados y reactivar la economía. Pero tras veinte años de neoliberalismo y descenso continuado de la fiscalidad directa, los ingresos públicos se desplomaron. La deuda pública se dispara y, con ella, aparece la crisis social. En los países occidentales se dispara el desempleo, y con él la deslegitimación de los gobiernos democráticos y la desafección de la ciudadanía con sus gobernantes.
La afluencia de dinero público y el retorno a la especulación en las Bolsas da nuevos bríos a los bancos privados. Estimulados por los tipos de interés casi nulos, bancos y fondos de inversión reanudan su actividad especuladora. Durante la tormenta bursátil muchos trasladaron sus activos del mercado de acciones hacia el de las deudas públicas provocando una nueva burbuja financiera que sólo proporciona una pequeña tasa de interés. Hay que hacerla crecer, y comienzan los ataques especulativos a las deudas soberanas de los países periféricos de Europa con el pretexto del maquillaje del déficit griego efectuado con la ayuda del banco de negocios Goldman Sachs. La factura enviada por los bancos para pagar el precio de su propia incompetencia cae sobre su destinatario final, la ciudadanía trabajadora y pensionista, los gastos sociales del Estado. Las medidas aprobadas no atacan la raíz del problema, y no solucionaran nada.
Las discusiones para aprobar el Fondo de los/as ministros europeos para defender al euro y la necesaria intervención del FMI y de Obama reflejan la desunión europea y la pérdida de soberanía dentro de la zona euro. Estamos ante un verdadero ataque a la democracia y a la soberanía de los pueblos.
Consecuencia del miedo y la resignación frente a las imposiciones de los especuladores, la reacción de los Estados, de la UE y del FMI se caracteriza por limitarse a imponer la coacción de los mercados mientras juran que resistirán a estos. Esta política dominada por el miedo y la claudicación a la dictadura de la minoría que se denomina a sí misma como “los mercados financieros” incita a los países miembros a desmarcarse unos de otros con la esperanza de salvarse de las apuestas a la baja de los especuladores. Una vez colocados los diferentes Estados europeos en situación de competencia entre sí, se trata de quién exhibirá el plan de austeridad más drástico. En Lisboa, Atenas, Dublín, Madrid, Berlín, París, etc. se llama a “apaciguar los mercados” Nadie se acuerda que hace un año los dirigentes del G20 prometieron a la ciudadanía del mundo domarlos.
ATTAC España cree necesario que la ciudadanía sea la que se movilice y se rebele por la defensa de la democracia, porque de eso se trata, y se manifieste en contra de la “dictadura del mercado” y de los que son sus dirigentes: esta UE construida de espalda a la ciudadanía europea, el FMI y las entidades financieras. Se impone pues que la ciudadanía española, y toda la europea sea la que se levante para exigir a sus gobernantes que adopten otro tipo de medidas en defensa de la soberanía, la dignidad y la democracia de los pueblos.
1 comentario:
Estoy totalmente de acuerdo, el análisis es certero y la llamada al levantamiento de la ciudadanía, razonable. Pero, en el caso de que exista tal "cidadanía" como sujeto político (cosa discutible), quién lo haría y cómo se llavaría a cabo. Obviamente, los sindicatos no están muy por la labor, ponerse en marcha precisamente ahora que flaquean las fuerzas del supuesto gobierno "amigo". Se movilizan poco, mal y tarde.
Muchos ven claro que las medidas del gobierno son injustas (todos a los que les van a afectar); algunos se dan cuenta de que, además, no sirven para lo que dicen que han de servir; unos pocos, sólo unos pocos, saben que no son sus intereses los que cuentan en este juego. ¿Cómo se alcanza a tener consiencia de esto último?.
Creo que las cosas deberán empeorar aún mucho para que el acúmulo de ira sea el suficiente como para movilizar a la "ciudadanía", y aún así, no contemos con movilizaciones de fuerte calado popular y mantenidas firmemente en el tiempo.
¿Y mientras?. Mientras, comunicación, fortalecimiento del sentido revolucionario y, en nuestra praxis diaria, añadir carne y sangre al triste esqueleto de la utopía.
Salud, conciencia y compromiso, compañeros.
Juanfra.
Publicar un comentario