En la tarde del 28 de Mayo se presentó al Presidente Zapatero y a la Vicepresidenta Elena Salgado en la Moncloa el informe de la Fundación Ideas dirigido por el premio Nóbel de Economía Joseph Stiglitz y en el que han colaborado Jeffrey Sachs y Stephany Griffith-Jones, de la Universidad de Columbia (EE UU), André Sapir, del Instituto Bruegel (Bélgica) y Nicholas Stern, ex asesor del Gobierno británico sobre cambio climático. Según información de prensa, aboga por resucitar una versión ampliada de la tasa Tobin. Y por complementarla donde sea necesario con impuestos sobre la banca y mayores recargos sobre las plusvalías de activos financieros. El estudio calcula que los tributos que se debaten podrían reportar 7.400 millones al año a las arcas españolas, y sólo la versión ampliada (ITF) de la tasa Tobín a otras transferencias financieras más allá de las divisas, aportaría, según el estudio, 2.200 millones de Euros.
Consideramos necesario dar a conocer públicamente la opinión y propuestas de ATTAC al respecto.
El debate actual tiene dos posibles posturas:
1.- La primera consistiría en aceptar un impuesto a las transacciones financieras como el propuesto en el Informe de la Fundación Ideas del 0,01% al 0′05%. Es una postura que aspira sencilla y fundamentalmente a recaudar fondos. Es aceptada por muchas ONG como nueva fuente de financiación de los programas de cooperación al desarrollo, viendo mucho más factible que los mercados financieros acepten un tipo bajo que un tipo alto, ya que Wall Street y la City no aceptarán fácilmente perder su cuota de negocio.
Hay intereses diferentes según sean los actores que promueven este impuesto. En el caso de las ONG y en función de su diversidad, el destino de la recaudación habría de trasladarse a la financiación de los Objetivos del Milenio y/o a la preservación de los denominados Bienes Públicos Mundiales. Sin embargo después de la última crisis financiera, que llevó en primer término a los bancos a la bancarrota y posteriormente a las arcas públicas de los Estados al haber optado sus gobernantes por “salvar” a los bancos privados, diversos actores económicos y gubernamentales pugnan para que la recaudación no vaya precisamente a la ayuda humanitaria al desarrollo o a cubrir los Objetivos del Milenio. Su interés es mucho más directo y una muestra de esto es que el estudio encomendado al FMI por el G 20 es el dotar un Fondo con destino al rescate futuro de los bancos privados “demasiado grandes para caer”, y no financiar programas de cooperación al desarrollo. O bien que algunos mandatarios piensen en incorporar al destino de lo recaudado, el paliar el déficit de sus estados.
Se plantean además importantes y necesarios temas, ante los que surgen razonables dudas: ¿Quién controlará y supervisará los movimientos financieros que se gravarán con el impuesto? ¿Quién va a imponer este impuesto a los mercados y que poder real tiene para hacerlo? ¿Significa este impuesto, si se pretende universal, levantar el velo de la opacidad en las transacciones financieras y en los paraísos fiscales? ¿Es una punta de lanza a los impuestos internacionales o un remiendo transitorio? ¿Si supone unos ingresos quién decide sobre el destino del gasto? ¿Con qué legitimidad y controles democráticos?
Las democracias occidentales nacieron con impuestos generales y con los respectivos Presupuestos nacionales y su control por los Parlamentos, quitando la prerrogativa a los Monarcas absolutos. ¿Vamos ahora a volver atrás creando unos nuevos Monarcas absolutos? o, por el contrario, nos planteamos la necesidad de un Gobierno democrático del mundo, como ha planteado Evo Morales a los embajadores del G 77+ China el pasado 7 de Mayo en la sede de la ONU al transmitirles las conclusiones de la Cumbre de los Pueblos por el cambio climático y en defensa de la Tierra celebrada en Cochabamba.
2.- La segunda postura implica preguntarse ¿Qué desean los ciudadanos y ciudadanas, que quien especule pague reduciéndose un poco la especulación, o bien eliminar completamente la especulación financiera cortoplacista que solamente crea inestabilidad y trastornos económicos a una mayoría? La ciudadanía representada en ATTAC responde a esta pregunta con una obviedad, hay que eliminar todo tipo de transacciones especulativas, y ello lleva a tipos impositivos a las transacciones auténticamente disuasorias como el 2% de Brasil.
ATTAC hasta ahora ha pedido del 0,1% al 0’5 %. Aplicando el 0’01, según el Informe de Stiglitz supondría sólo para España 2.200 millones de Euros. Es de suponer que la aplicación del 0’1% supondría una cantidad posiblemente mayor que todo el Plan de Ajuste aprobado por el Congreso el 27 de Mayo. Pero lo más necesario y correcto no es recaudar, sino resguardar nuestra moneda de los especuladores. Hasta ahora no estábamos aún ante la crisis más profunda desde 1929, no estábamos siendo atacados por la manada de lobos especuladores. En estos momentos de vulnerabilidad económica estos tipos impositivos no son suficientes para aplacar la voracidad de los lobos. Si queremos defender la zona euro y la soberanía popular, la democracia, la zona euro debe actuar del mismo modo que Brasil.
Nuestro objetivo es que no haya casino, no que el casino tenga impuestos. Hay que descubrirse ante la postura valiente de Lula, como ante la del diputado Daniel Cohn Bendit defendiendo una postura similar en el Parlamento Europeo.
La especulación causa mucha más pobreza y desventura social de la que cualquier recaudación impositiva puede remediar y queremos plantear alternativas valientes: Por la transparencia y contra la especulación. Su crisis, nuestra oportunidad para profundizar en la democracia y la felicidad de las personas.
Cuando pasamos de un 0′01 a un 0′1, esto no supone necesariamente multiplicar la recaudación por 10. Existe un cierto aumento en los tipos impositivos que llevaría a un mayor incremento de la recaudación en los mercados, pero a partir de un determinado tipo habría una meseta recaudatoria que luego decrecería, esto es así porque a partir de un tipo impositivo los especuladores no correrían riesgos operando, es un tema de barrera psicológica sobre el riesgo asumido. Pero esta meseta se sitúa en tipos más altos de los que maneja el estudio y los economistas brasileños lo han comprendido, lo importante no es recaudar sino dotar de estabilidad a la moneda propia y preservar como Estado el gobierno de lo económico.
La posición de Brasil es tajante y estudiada. Igualmente la Fundación Ideas haría bien en reflexionar sobre el impuesto necesario a nuestra realidad europea. En este asunto de recaudación impositiva los estudios son aventurados y sesgados más que en ningún otro. Sin embargo si la Eurozona, en el tema del ataque al euro, adoptara la alícuota superior propuesta por Paul Bernd Spahn (véase en “Documentación” Tabla impuestos a las transacciones financieras) y la ampliara a todas las transacciones financieras como Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF), consideramos hubiera sido lo apropiado. Ante ataques especulativos que pueden ser mortíferos estaría admitido un impuesto de hasta el 50% o el 80 %, el euro estaría a buen recaudo y los políticos tendrían asegurado el gobierno de lo económico. Hemos de decir que la llamada Tasa Tobin-Spahn recogía la Tasa Tobin y la dotaba de una doble imposición, baja para lo que pide ATTAC en periodos de estabilidad financiera, pero muy alta y adecuada en periodos de inestabilidad especulativa.
Pero es patente que la Europa que tenemos hoy no es la adecuada. No es sino un conjunto de naciones que sólo buscan el beneficio propio a costa del prójimo como ha demostrado claramente Daniel Cohn Bendit en su reciente y corta intervención en el Parlamento Europeo, pidiendo iniciativas parlamentarias valientes y cambios necesarios en unos tratados que mantienen a Europa maniatada y sin capacidad de reacción. Todo en esta Europa sometida al exclusivo régimen de la competencia es una gran amenaza. Es patente la hipocresía de una Europa de nacionalismos auto-interesados y de instituciones sometidas a los lobby de Bruselas y que por no ser ni una potencia política ni social, tampoco lo puede ser económica. La construcción europea que nos han impuesto nuestros líderes es el gran problema.
Por otra parte, tenemos en la UE a Gran Bretaña, que sin embargo no pertenece a la eurozona y que por lo tanto tiene autonomía con su moneda y que para defender su City se dedica a dinamitar cualquier cambio necesario para Europa a nivel financiero, esto porque una buena parte de su PIB está alimentado por la especulación y figura en listas solventes como el segundo mayor Paraíso Fiscal o centro offshore extraterritorial del Mundo. También se estima que desde la City de Londres se gestiona en este momento un 80% de los Hedge Founds existentes en el Mundo, siendo que bastantes de ellos han estado apostando contra el euro manifiestamente estos dias, aunque su ubicación se encuentre en otros centros offshore. La eurozona ha de buscar formas de poder actuar autónomamente, alguien con quien no se comparte una moneda no debería poder influir en las decisiones de la UE, y por lo tanto de la eurozona, en este momento.
Al mismo tiempo tenemos en Europa una serie de micro-estados, que funcionan como centros offshore extraterritoriales en la zona euro, que gozan de la zona de “estabilidad monetaria” y de tratados comerciales preferenciales con la UE, y de ventajas fiscales y financieras significativas y a los que Europa deja ostentar una posición de competencia desleal. Esto es así porque la construcción europea se ha hecho en beneficio de las élites económicas que hoy “hacen su agosto” con la especulación, la evasión y el fraude fiscal que proporcionan estos territorios, opacos a los poderes jurídicos y/o supervisores y de baja o nula tributación.
También tenemos que bregar con un Tratado de Lisboa que, legitimado por los 27 gobiernos de Europa, entroniza la competencia libre y no falseada y la libertad absoluta de los mercados de capitales. Estamos con Cohn Bendit que ha denunciado la gran hipocresía de Europa y pedido en su intervención en el Parlamento Europeo reformas en los tratados “constitucionales”. Reconstruir una Europa descompuesta, en el Mundo, es nuestro reto, la Fundación Ideas haría bien en tenerlo en cuenta.