lunes, 28 de abril de 2008
Los Alimentos: la nueva burbuja financiera
jueves, 17 de abril de 2008
Para los neoconservadores la baja tributación del capital es una bendición
“Con su lista de supuestos evasores fiscales en la mano, dice, Alemania se ha unido a otros países europeos en el requerimiento a Liechtenstein y a otros llamados paraísos fiscales (tax havens) para que suavicen su legislación sobre confidencialidad (privacy) de manera que los recaudadores tributarios extranjeros puedan seguir la pista –y hacer tributar– a los fondos invertidos en las jurisdicciones de baja fiscalidad”
Y la dura embestida alcanza a toda la Unión por su intento político de ampliar la llamada directiva europea sobre el ahorro particular para que el intercambio de información tributaria incluya a los dividendos y a los beneficios de los fondos invertidos en otros países. La condena afecta también al posible intento de la OCDE de que, aprovechando el escándalo europeo del fraude fiscal vía Liechtenstein, resucite su proyecto contra la competencia fiscal perjudicial, con su lista negra de paraísos fiscales, que la Administración de Bush logró empantanar desde que llegó al poder. Y que tuvo el valioso apoyo de las campañas en la prensa internacional contra del proyecto multilateral, promovidas por poderosos grupos de presión y think tanks neoconservadores como la Heritage Foundation y el Center for Freedom and Prosperity. De ahí el significado del referido articulo como reactivación de la oposición contra cualquier intento de regulación de la globalización financiera, porque el autor es un destacado miembro de The Institute Cato, influyente centro de estudios e investigación con sede en Washington e integrado en el poder neoconservador que domina el partido republicano y sostiene a Bush.
Por tanto, no puede tomarse como una boutade o una broma que el artículo se titule “por qué los paraísos fiscales son una bendición”, porque tras su argumentación se esconde la tesis claramente ideológica que fundamenta las rebajas fiscales como instrumento para el logro de un modelo de Estado mínimo, sin recursos, que se inhiba ante los mercados financieros y la economía. Es decir, se está promocionando la política neoliberal de recortes de impuestos para los ricos que inició Reagan y que la derecha española defiende como manifestó en la reciente sesión parlamentaria de investidura, incluido el nuevo partido de Rosa Díez.
El alegato en este artículo responde a la llamada “estrategia leninista” de Reagan-Bush de revestir con lenguaje y adornos populistas sus propósitos políticos de beneficiar a los ricos, afirmando que “todos somos beneficiarios de los paraísos fiscales en modos que no podríamos esperar”. “En primer lugar, si usted vive en un país desarrollado –dice el portavoz del Cato- sus impuestos probablemente son más bajos hoy que lo eran hace treinta años, gracias en parte a los paraísos fiscales”. Dicho de otro modo, además de despreciar la razón de ser de los impuestos, se reconoce que los paraísos fiscales desempeñan un papel político dentro de la globalización de los mercados financieros, porque “la competición fiscal está impulsando a la política fiscal en la dirección correcta y los paraísos fiscales desempeñan un papel clave en este proceso de liberalización”. Y para que quede más claro añade que “es la globalización –no la ideología, asegura- la que ha impulsado esta virtuosa "race to the bottom", o carrera hacia abajo en la disminución de la tributación del capital”.
En otras palabras, la liberalización de los movimientos transnacionales de fondos y la globalización financiera convierte a los paraísos fiscales offshore en instrumento de la presión para que los gobiernos apliquen políticas neoliberales que vayan más allá de la fiscalidad; o lo que es lo mismo, ejercen la función política de socavar las democracias contribuyendo al progreso del modelo de mercado sin Estado que propugnan los neoconservadores, como he documentado ampliamente en otro lugar. Y aunque la izquierda parece no haberse enterado, como en la UE los Estados miembros tienen prohibido restringir los movimientos de fondos con los demás países, sean o no comunitarios -comenzando por nuestros asociados como Andorra, Jersey, Suiza, Mónaco, etc., que aplican exenciones o impuestos más bajos- tenemos que competir reduciendo la fiscalidad de las empresas y del capital. De ahí que para superar la crisis o la desaceleración económica, la derecha española se haya apresurado en el nuevo Parlamento a proponer la reducción del impuesto de sociedades para mejorar la competitividad de los bancos y las grandes empresas.
El segundo argumento del articulo atañe más directamente a los intereses de los EEUU porque “los Principados y Ducados europeos y las islas caribeñas no son los únicos lugares que acogen a los refugiados fiscales”, como admite el experto del Cato que reconoce que “por ejemplo, los EEUU pueden considerarse el mayor paraíso fiscal del mundo... Gracias en parte a sus políticas (fiscalmente) atractivas, los extranjeros hoy tienen más de 12 billones (trillion) de dólares invertidos en los EEUU”. Por lo que expresa su temor de que “si tienen éxito los esfuerzos de Merkel y se carga a todos los países con la obligación de contribuir a la aplicación de las leyes fiscales extranjeras, es muy probable que una parte sustancial de ese capital que crea empleos huya de los EEUU”
Todo un reconocimiento de la visión y la dimensión de la política imperial. Aunque de hecho - añadimos nosotros - ese temor de la huida financiera es mera fachada porque gran parte de esas inversiones en territorio estadounidense procede de bancos y corporaciones de esa nacionalidad domiciliadas en los paraísos fiscales británicos y holandeses caribeños, con las Caimán a la cabeza, que se benefician de las ayudas al desarrollo que distribuye la Unión Europea; además de prestarles su aval como centros financieros para no residentes, como se documenta en mi nuevo libro La Europa Opaca de las Finanzas publicado por Icaria, donde se abunda en las políticas europeas que amparan a los centros offshore.
Para finalizar el experto del Cato expone un pretendido “argumento moral para la defensa de los paraísos fiscales” porque “desempeñan un papel decisivo en la protección de gentes que están sujetas a la persecución religiosa, étnica, sexual, política o racial. La mayoría de la población mundial vive en regímenes que tienen una protección inadecuada de los derechos humanos y la gente con activos (financieros, claro) son a menudo el objeto de gobiernos opresores. La posibilidad de poner el dinero en un paraíso fiscal ofrece importantes protecciones para estas victimas potenciales”. Voilà, el argumento de los derechos humanos utilizado torticeramente en favor de las finanzas de Wall Street, sin aludir a que también esos países y territorios contribuyen a la violación de esos mismos derechos cuando ocultan el dinero sucio del comercio internacional de la nueva esclavitud de la prostitución y la inmigración ilegal y de las mafias internacionales y la corrupción inmobiliaria. Por no hablar de la protección que otorgan a todos los superricos “perseguidos” por el fisco o la justicia, que disponen sociedades offshore diseñadas adrede para hacer inviables las demandas de los tribunales del país de origen de los fondos.
miércoles, 16 de abril de 2008
Ha llegado el momento del control democrático de los mercados financieros
En la actualidad, estamos de nuevo en medio de una crisis. A pesar de que su final no está todavía a la vista, parece evidente, ya ahora, que será la mayor desde la Gran Depresión de 1928. En el corazón de esta crisis se sitúa el fuerte aumento de las hipotecas de alto riesgo o hipotecas “basura” -subprime- concedidas a propietarios de viviendas familiares en los EE.UU., y los correspondientes procedimientos de transformación de los préstamos en títulos valores (securitization) a otras instituciones financieras y a particulares, en los Estados Unidos y en todo el mundo. La ola de impagos de estos préstamos ha tenido agudas consecuencias sobre las entidades financieras: sobre los hedge funds (fondos de alto riesgo a menudo llamados “fondos buitre”), las corporaciones financieras y también sobre el sector no financiero.
A posteriori, parece claro que los procedimientos de “titulización” y sus correspondientes "vehículos" (las empresas en las que se realiza la “titulización”) juegan un papel central en la arquitectura financiera global. En realidad, estos mecanismos deben entenderse como sólo un componente de un conjunto más amplio de mecanismos como las Compras Apalancadas de Activos (LBOs o Leveraged Buyouts) o los Vehículos Estructurados de Inversión (SIV-Structures Investment Vehicles). Estos hechos apuntan a una forma extrema de “espuma” financiera. Sus efectos se manifestaron con el espectacular aumento de las ganancias del sector financiero después de 2002, pero también nos han llevado a la gran crisis financiera en la que está ahora inmersa la economía mundial.
Un aspecto crucial de la situación actual es que la economía de los EE.UU. está entrando en una recesión que podría ser más grave de lo que generalmente es el caso, mucho más grave si no se toman las medidas apropiadas. Pero es difícil ver cómo se estimulará la demanda, teniendo en cuenta que los préstamos hipotecarios han dejado de ser claramente una opción. Es probable que una recesión similar también se materialice en los principales países europeos. La contracción de la actividad económica significa el aumento del desempleo y una nueva vuelta de tuerca sobre los asalariados para conseguir más "flexibilidad en los mercados laborales", para disminuir el poder adquisitivo, para restringir la protección social, etc. La disminución de la demanda de los países industrializados también repercutirá en muchos países en vías de desarrollo.
Se podría haber previsto mejor. Desafortunadamente, esta caída confirma las previsiones de expertos heterodoxos como el premio Nobel Stiglitz, de ATTAC, de los movimientos sociales y de otros críticos del proyecto neoliberal.
Ahora, bajo la presión de la crisis, incluso la corriente oficial de la comunidad financiera habla de reformas. Pero, como siempre en tales situaciones, las reformas serán controvertidas. Todo dependerá de qué intereses conformen las reformas. Si los banqueros piden la intervención estatal, lo que quieren decir es que se socialicen las pérdidas, mientras las ganancias se quedan en bolsillos privados. Si hablan de reforma, lo que quieren decir es una (re)regulación parcial y una gestión de la crisis a corto plazo, intentando salvar los elementos neoliberales básicos y volver a hacer negocio, como siempre, tras pasar cierto tiempo.
Pero lo que se necesita, en interés de la gran mayoría de la población, son cambios reales hacia otro paradigma, en el que el sistema financiero contribuya a la equidad social, la estabilidad económica y el desarrollo sostenible. No podemos permitir que el año que viene se vuelva a la situación anterior.
La crisis no es el resultado de algunas circunstancias desafortunadas, ni puede ser reducida a la falta de supervisión, a las agencias de calificación o a la mala conducta individual de los agentes. Tiene raíces sistémicas y, por ende, están en juego la estructura y los mecanismos del sistema en general. Habida cuenta de que los mercados financieros constituyen el centro y la fuerza impulsora de la globalización neoliberal en su conjunto, todo lo que sucede ahí -para bien y para mal- tiene una fuerte repercusión en los demás sectores de la economía.
Este predominio del sector financiero ha ido evolucionando desde la introducción de la libre flotación de los tipos de cambio entre las principales monedas en 1973, la abolición de los controles a los movimientos de capitales y la posterior liberalización y desregulación de los mercados financieros. Desde entonces, las instituciones y los mecanismos financieros han experimentado una fase de rápida expansión, con un crecimiento parejo de las masas de activos financieros y de las deudas; en general, el poder de los "intereses financieros" en la "verdadera" economía ha aumentado enormemente.
También es importante destacar la fuerte aceleración de este proceso, que se produjo a comienzos de 2000, cuando la economía de los EE.UU. se recuperó de la crisis de 2001 (la recesión y el colapso del mercado de valores), en particular con el espectacular aumento tanto de la deuda interna de los Estados Unidos (notablemente, la deuda de los hogares) como del creciente déficit exterior de este país, que pone de manifiesto la abultada contribución del resto del mundo a la financiación de la economía estadounidense.
En resumen, estas tendencias han llevado a la creación de un nuevo modelo económico, una nueva forma de capitalismo, que a menudo se llama globalización, que algunos llaman capitalismo financiero y que lleva a otros a hablar de un nuevo capitalismo accionarial. Como quiera que se llame al nuevo fenómeno, una cosa queda clara: mientras que en el pasado los mercados financieros tenían un papel subordinado e instrumental respecto de la economía real, esta relación se ha dado la vuelta. La lógica y la dinámica del máximo y solo beneficio de los mercados financieros está penetrando en todos los poros de la vida económica y social.
La perfecta movilidad de capital financiero, que es el resultado de las políticas neoliberales, desempeña un papel crucial en la economía mundial. Crea una competencia mundial, no sólo entre las empresas multinacionales, sino también entre los Estados (sus sistemas sociales y fiscales) y entre los trabajadores de diferentes partes del planeta. Mediante la creación de una relación de poder a favor de los capitalistas en relación con los trabajadores, la presente dominación del capital ha dado lugar al aumento de las desigualdades, con una disminución de la participación de las rentas del trabajo en el PIB, y con la transferencia del riesgo (inherente al papel del empresario) a los trabajadores.
El fracaso del modelo dominante nunca ha sido tan evidente como a día de hoy. Está totalmente desacreditado. Por ello, todos debemos sacar consecuencias claras.
Tenemos ante nosotros una oportunidad histórica. El que se logre un verdadero cambio de rumbo dependerá de la presión de la opinión pública.
OTRO SISTEMA FINANCIERO ES POSIBLE
La complejidad del actual sistema financiero hace imposible resolver los problemas con un solo instrumento. No existe un punto de Arquímedes sobre el que apoyar la palanca para mover todo el sistema. Va a hacer falta toda una caja completa de herramientas. Sin embargo, en vista de los cientos de propuestas singulares que surgirán en el futuro inmediato y de que todas serán polémicas, podemos definir algunos requisitos básicos que las propuestas singulares han de cumplir para que sean aceptables para producir reformas emancipatorias:
A. Cambios sistémicos en lugar de remiendos parciales
Todo el sistema financiero en su forma neoliberal ha demostrado ser ineficaz y económicamente inestable y nocivo para la igualdad, el bienestar general y la democracia. Por tanto son necesarios cambios sistémicos. Uno de nuestros principales objetivos es romper los pilares del neoliberalismo, en particular la movilidad mundial de los capitales. Por ello, son inaceptables las reformas de tipo cosmético o algunas medidas regulatorias cuyo objetivo no es más que proteger el dinero de los ricos o el tipo de acumulación derivada de [la especulación con] activos financieros.
B. Un nuevo Bretton Woods en vez de "fuerzas de mercado auto-correctoras"
La crisis demuestra que dejar a los mercados solos sin regulación política lleva a resultados desastrosos. Por lo tanto, se requiere control democrático así como cooperación internacional en lugar de la competencia anárquica entre economías nacionales. En la toma de decisiones económicas, se debe dar prioridad al desarrollo sostenible y los derechos humanos de las tres generaciones en convivencia.
- Se debe crear un marco institucional adecuado, bajo los auspicios de la ONU.
- Debe fortalecerse la supervisión nacional y la cooperación internacional entre los órganos reguladores. La calificación del riesgo -rating- debe hacerse bajo la supervisión pública.
- Deben fijarse límites a los incondicionales del libre comercio y de la libre movilidad de capitales en todo el mundo. La "apertura" general del comercio de bienes y de los flujos financieros entrantes y salientes debe ser sustituida por una nueva configuración de acuerdos negociados entre los distintos países y regiones del mundo, sobre la base del respeto mutuo de los derechos de las clases populares y la defensa de las conquistas históricas de los trabajadores, y como expresión de solidaridad con los países menos avanzados.
C. Romper el dominio de los mercados financieros
La orientación básica para un verdadero cambio debe orientarse a romper el dominio de los mercados financieros sobre la economía real. Algunos instrumentos adecuados para tal fin son:
- La tributación progresiva de las rentas del capital. Mientras que los beneficios de los negocios financieros sean mucho más elevados que los que se pueden lograr en la economía real, hay un incentivo claro para la especulación y para la asunción de riesgos excesivos. Por tanto, se debe acabar con ese estímulo al lucro excesivo.
- La tributación de todos los tipos de transferencias de capital, incluidas las transacciones monetarias, a fin de reducir la hipertrofia del sector financiero y de frenar la tendencia cada vez más acelerada al funcionamiento a corto plazo.
- Hay que detener, o hacer retroactivas allí donde ya hayan ocurrido, las privatizaciones de los sistemas sociales y de importantes infraestructuras como las energéticas y los ferrocarriles.
D. El principio de “quien contamina, paga"
La inestabilidad financiera es una característica inherente del capitalismo en general y del capitalismo neoliberal en particular. La intervención de los estados para hacer frente a situaciones de penuria financiera es incuestionablemente necesaria. Las políticas criminales del laissez-faire de los años 1930 no se deben repetir. También es evidente que la disciplina financiera no se conseguirá sin solucionar el problema de la responsabilidad por el riesgo asumido, es decir, el problema de la enorme, casi absoluta, libertad de acción de que disfrutan las instituciones financieras a sabiendas de que los estados (bancos centrales, hacienda…) siempre intervendrán para poner remedio a los daños causados al sector financiero por sus propios excesos.
Por lo tanto, los costes de gestión de las crisis deben ser asumidos por los que se han beneficiado hasta ese momento de ganancias fabulosas - similar al principio de “quien contamina, paga” en las políticas medioambientales.
Se debe crear un fondo de crisis para paliar las consecuencias de las crisis sobre la economía real. El fondo se alimentaría con una tasa extra que gravaría todas las rentas del capital por encima de los 50.000 euros y por un impuesto adicional del 1% sobre todos los beneficios de las empresas.
E. La reforma de la UE
Se debe prestar especial atención a la UE. Los aspectos financieros del Tratado de Lisboa y de otros tratados están configurados de acuerdo a los dogmas neoliberales. En particular, debe suprimirse el artículo 50 y debe modificarse el artículo 48.
Además, es necesario modificar el estatuto del BCE. El banco es la Bastilla del neoliberalismo en Europa. Su política monetaria y fiscal es completamente dependiente de los dogmas neoclásicos. Es necesario que tenga autonomía con respecto a la ideología monetarista al uso y se debe ejercer un control democrático de esta institución, cuyas políticas influyen y deciden dramáticamente sobre la vida de los ciudadanos.
En particular, este organismo debe cambiar el enfoque que tiene sobre la inflación. Debe aprender la lección derivada de esta crisis, a saber: que la inflación de los precios de los activos financieros es tan importante como la inflación de los precios al consumo. Asimismo, se deben añadir como objetivos del banco las políticas de desarrollo/crecimiento y de empleo, en igualdad de condiciones.
F. Reformas en las estructuras del sistema
A la luz de la crisis, algunos fundamentos básicos del actual sistema financiero requieren una atención especial, tales como:
a. Exigencias sobre el capital y prácticas prudentes en el sector bancario
Es preciso actualizar las exigencias y requisitos sobre el capital de los bancos. En ese sentido, Basilea II supuso un paso en la dirección equivocada. Por lo tanto, se necesita un Basilea III que refleje las consecuencias de la crisis. Los procedimientos de “titulización” deben limitarse a instituciones bajo estricto control de los gobiernos, como solía ser el caso en los Estados Unidos. Se deben prohibir los peores procedimientos de “titulización”, como las Obligaciones de Deuda Colateralizada [Collateralizad Debt Obligations] cuyo propósito era la reventa masiva de los préstamos basura [subprime]. La banca de inversión debe separarse de otros servicios financieros. Debe fortalecerse el sector de la banca pública y cooperativa.
b. Instituciones fuertemente “apalancadas”
¿Quién necesita Fondos de Riesgo -Hedge Funds- y cuál es su beneficio para el conjunto de la economía? Cuando en el G-8 de 2007 los alemanes pidieron algo más de transparencia para los Fondos de Riesgo, se afirmó que esos fondos tienen una función útil porque asumen riesgos que otros no están dispuestos a afrontar. En realidad, estos riesgos son los riesgos de la especulación al servicio únicamente de la máxima ganancia. No existe ningún beneficio para la economía en estas operaciones sino que, por el contrario, desestabilizan el sistema. Debido a las prácticas de “apalancamiento”, el riesgo se transfiere a los bancos. Esta es la razón por la que no deberían existir de ninguna forma. Declarar que los Fondos son un instrumento de prevención del riesgo es lo mismo que asignar a un pirómano la tarea de protección contra incendios. La supervisión tiene que evitar que los bancos hagan negocios con los Fondos de Cobertura. Nadie necesita Fondos de Cobertura, salvo las grandes fortunas y los inversores institucionales en búsqueda del máximo beneficio con alto riesgo.
c. Regulación de los derivados.
Mientras siga habiendo ciertos riesgos para la economía real en la economía mundial, como la volatilidad de los tipos de cambio, los derivados pueden desempeñar un papel positivo si sirven como un seguro contra estos riesgos. A tal fin, deben ser negociados en la bolsa de valores, normalizados y autorizados por la supervisión. Se debería prohibir su negociación extra-bursátil o extra-oficial -OTC Over the Counter Trade- y la supervisión no debería permitir que los bancos negocien estos productos.
d. Centros Extraterritoriales [offshore]
¿Quién necesita centros bancarios extraterritoriales (OFCs) y paraísos fiscales? Sólo las grandes fortunas y los inversores institucionales que quieren ocultar sus activos de las autoridades fiscales, además de la mafia, los terroristas, los comerciantes de armas y otras fuerzas criminales que quieren blanquear su dinero. No hay argumento económico razonable a favor de mantener el estatus económico de esos territorios. Por lo tanto, su función económica debe ser completamente clausurada.
Mientras esto no sea posible, debido a que algunos grandes países industrializados mantienen OFCs ellos mismos y protegen a otros, se pueden utilizar una serie de medidas unilaterales, que van desde obligar a los bancos bajo su soberanía que mantienen sucursales en paraísos fiscales a cerrarlas bajo amenaza de levantar el secreto bancario, hasta gravar con un alto impuesto las transacciones con OFCs.
e. Regulación de los Fondos de Capital Riesgo [Private Equity Funds]
Los Fondos de Capital Riesgo pueden mejorar la eficiencia de la economía real y proporcionar capital para emprendimientos, si se regulan adecuadamente. Es preciso mejorar los requisitos del capital. El “apalancamiento” se debe limitar a un nivel sostenible. Son necesarias reformas en la gobernanza de las empresas, como los derechos de voto triple para los accionistas a largo plazo. Los sindicatos, los consumidores y otras partes interesadas deben tener participación obligatoria en la toma de decisiones de las empresas.
f. Regulación del endeudamiento de los hogares
Se deben fijar límites regulatorios a la deuda, en primer lugar la de los hogares, imponiendo topes máximos, en todos los países, a la proporción de intereses y amortizaciones respecto de los ingresos. La vivienda de estratos sociales con menor poder adquisitivo, y su acceso a la propiedad de una vivienda, es uno de los componentes de los programas sociales de los gobiernos. No debe convertirse en el privilegio de los peores sectores de las instituciones financieras privadas.
domingo, 6 de abril de 2008
Capitalismo de pánico
Dos cifras bastan para dar una idea de ese "dolor": En sólo sesenta días, las mil principales empresas del planeta han perdido 158.000 millones de euros, es decir, más que el Producto Interior Bruto (PIB) anual de países como la República Checa o Colombia. Y el valor bursátil de esas mismas mil grandes corporaciones, en los últimos ocho meses, ha disminuido en unos tres billones de euros, o sea más que la suma de los PIB anuales de Alemania y Brasil (2).
España no está a salvo. La crisis de los sectores ligados al "ladrillo" (léase, p. 3, el artículo de Aleksandro Palomo Garrido) empieza a trasladarse a las entidades financieras. Según el Banco de España, al cierre de 2007, las Cajas de Ahorro acumulan ya 1.600 millones de euros en créditos dudosos concedidos a constructoras e inmobiliarias.
Y todo parece acelerarse. El verano pasado, cuando estalló la burbuja de las hipotecas basura, la Reserva Federal estimaba que las pérdidas de los bancos se elevarían a unos 100.000 millones de euros. Hoy se calcula que se sitúan entre 200.000 y 300.000 millones aunque diversos analistas consideran que alcanzan, en realidad, los 600.000 millones. Y algunos expertos hasta sostienen que el volumen real de las pérdidas no es inferior a los dos billones de euros... (3).Tan dispares apreciaciones -¡del uno al veinte!- de la verdadera dimensión de la crisis, contribuyen a agravarla. Traducen nerviosismo, ignorancia. Nadie parece saber nada, lo cual enloquece más al sistema. Y deja perplejos a los ciudadanos. Algunos analistas señalan lo siguiente: comparadas con un presupuesto familiar ordinario, las cifras citadas pueden parecer oceánicas y demenciales. Sin embargo, referidas a la vida ordinaria de la Bolsa, son por así decirlo normales y banales. Por ejemplo, si tomamos la cifra más generalmente admitida de 300.000 millones de euros de pérdidas, y si la comparamos con el volumen del mercado financiero, representa apenas una caída del 1% del mercado de acciones estadounidense (4). Algo que se produce habitualmente en Wall Street. Sin que nadie se preocupe. Y que banqueros y agentes de bolsa absorben de modo rutinario.
¿Por qué entonces ese granito de arena ha podido engendrar semejante crisis? Porque ha habido tanta especulación y tanto engaño, que ahora domina la desconfianza. Se extienden como regueros de pólvora los rumores. Y toca el sálvese quien pueda.
Lo cual no impide, en medio de lo que empieza a parecer un naufragio, que los carroñeros financieros sigan al acecho. Conducidos por su instinto depredador, sin importarles el destino de un sistema que se tambalea. Ellos son los culpables de la espectacular caída de Bear Stearns, el quinto banco de inversión del mundo.
Detalladamente, el New York Times (5) ha relatado cómo una jauría de especuladores que el diario califica de "Gang de Wall Street" y del cual formaban parte "algunas de las personas más poderosas de Wall Street y de Washington", organizó, en apenas tres días, la caída de Bear Stearns. Y, con la complicidad de la Reserva Federal, favoreció su compra -que el periódico llama "latrocinio"- en favor de JPMorgan Chase.
Metódicamente, desde la sede de este banco se lanzó una campaña de rumores, insistiendo en una pretendida falta de liquidez de Bear Stearns. Con llamadas telefónicas personales a grandes inversores, aterrorizándoles y empujándoles a retirar de inmediato sus fondos. En menos de cien horas, el precio de la acción se hundió de 70 a 2 dólares. El presidente de Bear Stearns, Alan Schwartz trató de lanzar una contraofensiva, demostrando, con documentos y pruebas, la falsedad de los rumores. No lo consiguió.
El propio Secretario del Tesoro (equivalente a ministro de Finanzas), Henry Paulson Jr, ex director ejecutivo del banco Goldman Sachs y que algunos sospechan que forma parte de la conspiración, intervino cerca del presidente de Bear Streans para darle el golpe de gracia. Dice el New York Times : "Le puso el cañón de la pistola en la sien: ‘o aceptas un acuerdo con JPMorgan, o abrimos expediente de bancarrota".
Da pánico. Al borde del volcán, estos especuladores aún aprovechan la inquietud reinante para obtener ganancias, a costa de quien sea. Encarnan la versión más infernal del capitalismo. Y lo peor es que hacen escuela. Ahora, muchos quieren cometer el mismo crimen: conseguir que el valor de un establecimiento bancario, en sólo tres días, se divida por 15. Y pueda ser adquirido a precio de ganga.
Desde entonces, a base de campañas de rumores, el valor del banco hipotecario Halifax Bank of Scotland (HBOS), por ejemplo, se ha desplomado un 18%. El del Lehman Brothers ha perdido un 20%. Y Union des Banques Suisses (UBS), atacado también por la especulación, ha tenido que desmentir que esté a punto de ser comprado por el Crédit Suisse.
Los especuladores saben que arriesgan poco. Están ahora seguros -es la otra lección del asunto Bear Streans- de que, en caso de dificultad, los Estados intervendrán. Porque los Gobiernos le tienen pánico a la posibilidad de que el derrumbe de un banco, por efecto dominó, sea capaz de hundir el sistema.
Hace unas semanas, renegando de su fe absoluta en el mercado, el Gobierno británico se vio obligado a nacionalizar el banco Northern Rock. Y en muchos países de sesgo neoliberal, donde no se ha cesado de repetir el sagrado mandamiento neocon según el cual "aún hay demasiado intervencionismo del Estado", hemos asistido a una multiplicación de intervenciones estatales: paquetes de medidas fiscales, reducción de tipos de interés, inyecciones de liquidez, y hasta nacionalizaciones. Medidas ruidosamente aprobadas ahora por los críticos de antaño. Y todas ellas -suprema inmoralidad- financiadas por los contribuyentes.
De nuevo se socializan hoy o se mutualizan las pérdidas, mientras ayer se privatizaban las ganancias y los beneficios. Y una vez más queda demostrado que el mercado, por sí solo, es incapaz de autorregularse. ¿Qué espera el Estado para poner límites por fin a este capitalismo de pánico?
Notas:
(1) Financial Times , Londres, 17 de marzo de 2008.
(2) L'Expansion , París, marzo de 2008.
(3) Ibid.
(4) Jacques Cremer y Christian Gollier, "La faute à l'incertitude", Les Échos , París, 20 de marzo de 2008.
(5) International Herald Tribune , 19 de marzo de 2008.
miércoles, 2 de abril de 2008
Historia de la Crisis 2007-2008
1. Durante años, los tipos de interés vigentes en los mercados financieros internacionales han sido excepcionalmente bajos.
2. Esto ha hecho que los Bancos hayan visto que el negocio se les hacía más pequeño:
a. Daban préstamos a un bajo interés
b. Pagaban algo por los depósitos de los clientes (cero si el depósito está en cuenta corriente y, si además, cobran Comisión de Mantenimiento, pagaban “menos algo”).
c. Pero, con todo, el Margen de Intermediación (“a” menos “b”) decrecía.
3. A alguien, entonces, en América, se le ocurrió que los Bancos tenían que hacer dos cosas:
a. Dar préstamos más arriesgados, por los que podrían cobrar más intereses
b. Compensar el bajo Margen aumentando el número de operaciones (1000 x poco es más que 100 x poco).
4. En cuanto a lo primero (créditos más arriesgados), decidieron:
a. Ofrecer hipotecas a un tipo de clientes, los “ninja” (no income, no job, no assets; o sea, personas sin ingresos fijos, sin empleo fijo, sin propiedades)
b. Cobrarles más intereses, porque había más riesgo
c. Aprovechar el boom inmobiliario que había en el mercado norteamericano
d. Además, llenos de entusiasmo, decidieron conceder créditos hipotecarios por un valor superior al valor de la casa que compraba el ninja, porque, con el citado boom inmobiliario, esa casa, en pocos meses, valdría más que la cantidad dada en préstamo.
e. A este tipo de hipotecas, les llamaron “hipotecas subprime”
i. Se llaman “hipotecas prime” las que tienen poco riesgo de impago. En una escala de clasificación entre 300 y 850 puntos, las hipotecas prime están valoradas entre 850 puntos las mejores y 620 las menos buenas.
ii. Se llaman “hipotecas subprime” las que tienen más riesgo de impago y están valoradas entre 620 las menos buenas y 300, las malas.
f. Además, como la economía americana iba muy bien, el deudor hoy insolvente podría encontrar trabajo y pagar la deuda sin problemas.
g. Este planteamiento fue bien durante algunos años. En esos años, los ninja iban pagando los plazos de la hipoteca y, además, como les habían dado más dinero del que valía su casa, se habían comprado un coche, habían hecho reformas en la casa y se habían ido de vacaciones con la familia. Todo ello, seguramente, a plazos, con el dinero de más que habían cobrado y, en algún caso, con lo que les pagaban en algún empleo o chapuza que habían conseguido.
5. 1er. comentario: creo que, hasta aquí, todo está muy claro y también está claro que cualquier persona con sentido común, aunque no sea un especialista financiero, puede pensar que, si algo falla, el batacazo puede ser importante.
6. En cuanto a lo segundo (aumento del número de operaciones):
a. Como los Bancos iban dando muchos préstamos hipotecarios, se les acababa el dinero. La solución fue muy fácil: acudir a Bancos extranjeros para que les prestasen dinero, porque para algo está la globalización. Con ello, el dinero que yo, hoy por la mañana, he ingresado en la Oficina Central de la Caja de Ahorros de San Quirico de Safaja puede estar esa misma tarde en Illinois, porque allí hay un Banco al que mi Caja de Ahorros le ha prestado mi dinero para que se lo preste a un ninja. Por supuesto, el de Illinois no sabe que el dinero le llega desde mi pueblo, y yo no sé que mi dinero, depositado en una entidad seria como es mi Caja de Ahorros, empieza a estar en un cierto riesgo. Tampoco lo sabe el Director de la Oficina de mi Caja, que sabe ‐y presume‐ de que trabaja en una Institución seria. Tampoco lo sabe el Presidente de la Caja de Ahorros, que sólo sabe que tiene invertida una parte del dinero de sus inversores en un Banco importante de Estados Unidos.
7. 2º comentario: la globalización tiene sus ventajas, pero también sus inconvenientes, y sus peligros. La gente de San Quirico no sabe que está corriendo un riesgo en Estados Unidos y cuando empieza a leer que allí se dan hipotecas subprime, piensa: “¡Qué locuras hacen estos americanos!”.....
Texto completo en: http://www.attacmadrid.org/d/9/080401123448_php/F1.pdf
martes, 1 de abril de 2008
Entrevista a Juan Torres López. El papel de los bancos centrales en la crisis financiera
¿Que a quién ha beneficiado? Me temo que siempre ganan los mismos: los bancos tienen siempre el colchón de las autoridades monetarias. Los bancos centrales han dejado hacer para que los agentes financieros ganen y ganen dinero y cuando les sale mal la jugada les resuelven el problema. Están al servicio de los grandes financieros. Eso es todo. Son su instrumento político.
Cada vez que el banco central sube un poquito el tipo de interés lo que sucede es que miles de millones de euros pasan directamente del bolsillo de familias que pagan hipotecas, por ejemplo, al bolsillo de los banqueros. No digo, por supuesto, que no haya que subir los tipos en alguna ocasión, pero es evidente que se trata de una medida que afecta a la riqueza de todos y lo que es incomprensible es que se acepte que eso lo haga una institución sin control social. Bueno, es perfectamente comprensible si se plantea como un problema de poder, del diferente poder que tenemos los distintos grupos sociales.
Las sociedades offshore de Gescartera, un instrumento para la estafa
Juan Hdez. Vigueras. Comité de apoyo de Attac.